C84 | Ignacio González – AECOC. “El gran consumo es el motor de la recuperación económica y social del país”

Nuria de Pedraza: Como nuevo presidente de AECOC, ¿cuáles son sus prioridades?

Ignacio González: Desde mi nueva posición como presidente de AECOC mi prioridad es dar continuidad al plan estratégico que puso en marcha mi antecesor, Javier Campo, para ayudar a las más de 30.000 empresas asociadas a afrontar con éxito un escenario de gran transformación económica, social y empresarial. No obstante, estamos afrontando un trabajo de fine-running del plan, ya que muchas de las tendencias que identificábamos cuando en su momento lo elaboramos se han acelerado a consecuencia de la pandemia. Los ejes básicos siguen estando vigentes, pero es necesario reflexionar para poner más foco en aquellos aspectos que han adquirido mayor relevancia dado el cambio de escenario.

Desde su punto de vista, ¿Cuáles son los factores críticos para la recuperación postcovid?

Además de seguir trabajando en la contención de la crisis sanitaria para evitar el impacto de nuevas olas del virus es fundamental seguir apoyando a los sectores y actividades que más han sufrido los efectos del COVID 19. En ese sentido, era imprescindible, como así se ha confirmado, seguir manteniendo los ERTES como medida para paliar la destrucción de empleo. Una medida especialmente necesaria para recuperar sectores como la hostelería y el turismo, cuyos resultados distan aún mucho de ser los que tenían antes de la pandemia.

De igual modo, hay que crear el clima de seguridad y tranquilidad necesario para que el consumidor pierda el miedo a gastar ese dinero que ha ahorrado durante esta crisis porque es imprescindible dinamizar el consumo para que la rueda de la economía y del empleo vuelva a girar a mayor ritmo.

Agilidad. “Debemos ser muy rápidos en la identificación de riesgos. Lo que pasa en la otra parte del planeta nos puede impactar a nosotros en cuestión de días, incluso de horas o minutos”.

¿Qué papel juega el gran consumo en dicha recuperación? ¿Y en concreto las pymes?

El gran consumo está llamado a jugar un papel determinante en la recuperación económica y social del país. Nuestro sector aporta más del 20% del PIB a la economía nacional, es un claro motor de empleo y, por tanto, tiene como pocos la capacidad y también la voluntad de liderar un proceso de recuperación que hay que acelerar.

AECOC es un fiel reflejo de la composición del tejido empresarial del país, ya que el 85% de nuestras empresas asociadas son pymes. Por ello, tenemos muy claro que hay que trabajar para ayudar a las pymes a afrontar los retos que van a marcar el futuro de los negocios (digitalización, sostenibilidad…–) para evitar que estas empresas se queden descolgadas de este proceso de recuperación y de la reactivación futura

Fondos Next Generation. ¿Qué pueden o deben aportar al sector, en especial a esas pymes a las que usted hace referencia?

Sin duda, los Fondos Next Generation ofrecen al sector una oportunidad única para avanzar especialmente en proyectos vinculados a la transformación digital o la sostenibilidad y, tal y como decía con anterioridad, es imprescindible ayudar a esas empresas de menor tamaño a no quedarse fuera del acceso a los fondos por falta de información o desconocimiento sobre cómo hay que presentar los proyectos. Justamente por ello en AECOC hemos puesto en marcha una Oficina de Proyectos desde la que queremos ayudar al mayor número posible de compañías, sobre todo pymes, a aprovechar estos fondos.

Reinvención. “Si algo nos ha demostrado la pandemia es que tenemos que tener la máxima agilidad y capacidad de repuesta para reinventarnos de la noche a la mañana”.

¿Cómo puede afectar en las empresas la gran actividad regulatoria en la que estamos inmersos?

La verdad es que estamos viviendo un período de gran intensidad regulatoria y de gran impacto para el conjunto del sector que, en ocasiones, se presenta e implanta de forma bastante precipitada. Es importante, por ello, fomentar un modelo de colaboración con las administraciones que permita avanzar hacia una regulación más “pausada”, más reflexiva y también más conocedora del funcionamiento real de los negocios y de los plazos necesarios para la adopción de determinadas medidas. También sería imprescindible avanzar hacia un modelo armonizado que impida que las empresas tengan de cumplir normativas diferentes (con los ajustes que ello conlleva) en distintas comunidades autónomas, ciudades etc…Esta falta de unidad de mercado tiene unos elevados costes en materia de recursos humanos y económicos que acaba restando competitividad a las empresas y al conjunto de la economía

¿Qué cambios experimentados por el mercado y el consumidor están teniendo o van tener mayor impacto en las empresas?

El Covid-19 ha sido un acelerador de tendencias que ya habíamos identificado (digitalización, sostenibilidad, salud, impulso de una cadena de valor más transparente…) pero también ha ido acompañado de cambios en nuestras formas de relacionarnos o trabajar cuyo impacto no habíamos sido capaces de calibrar al inicio de la crisis.

El teletrabajo, por ejemplo, es uno de los cambios que más ha condicionado y va a marcar la evolución y convivencia entre la alimentación dentro y fuera del hogar y el futuro del delivery. Habrá, por tanto, que seguir muy de cerca qué modelo de trabajo acaban adoptando las empresas, ya que el teletrabajo total o las propuestas mixtas tienen una gran incidencia en el “menú diario” de la restauración, por sólo poner un ejemplo.

¿Cuáles son hoy las prioridades de las empresas a corto y a largo plazo?

En un contexto de la máxima incertidumbre como el que vivimos todas las empresas están revisando sus estrategias para responder y seguir aportando valor a un consumidor que también está en pleno proceso de cambio. En términos generales, la digitalización, la información y comunicación con el consumidor, la mejora de la experiencia de compra y consumo y el impulso de proyectos y servicios más sostenibles figuran entre las prioridades de casi todas las compañías puesto que son los ejes que más van a marcar el futuro del sector.

Además, los nuevos desafíos precisan de equipos altamente cualificados y capacitados para afrontarlos con éxito, por lo que la captación y retención de talento es otro de los grandes ejes de trabajo de las compañías.

Ante el gigantesco reto de frenar el cambio climático se habla mucho de reinventar la economía. ¿Cuáles son las líneas principales de trabajo para hacerlo?

Los desastres naturales que estamos viviendo últimamente son un claro ejemplo de la importancia de frenar el cambio climático y de hacerlo además cuanto antes. El sector del gran consumo es plenamente consciente de ello y trabaja desde hace años en los desafíos que le son más propios y en los que, por tanto, debe centrar sus esfuerzos. Las empresas participan en proyectos colectivos para la reducción de las emisiones de CO2 en la cadena de suministro –a través de la iniciativa Lean&Green– o el desperdicio alimentario, con “La Alimentación no tiene desperdicio, ” pero además tienen también ambiciosos planes individuales para la reducción del uso de envases –especialmente los plásticos–, gestión de residuos alimentarios y no alimentarios, eficiencia energética o la optimización del uso de los recursos naturales, entre otros.

Tras vivir algo tan sorprendente e inesperado como una pandemia, ¿Cuáles son a su modo de ver los principales riesgos/adversidades que podrían lastrar la recuperación

La recuperación está claramente marcada por dos variables: la evolución de la crisis sanitaria y las medidas económicas que se tomen en un escenario que mejora pero que aún es muy incierto.

Lógicamente lo que más complicaría la situación es que se registren nuevas oleadas que obliguen nuevamente a aplicar restricciones pero también que se impulsen medidas que impacten negativamente en el consumo o bien que resten capacidad inversora a las empresas en un momento en que la prioridad sigue siendo preservar y, a ser posible, generar empleo.

¿Lo imprevisto o lo improbable ha pasado a formar parte de los planes de contingencia de las empresas?

Sin duda, esta pandemia nos ha mostrado la debilidad de nuestros planes de contingencia o de gestión del riesgo porque ningún plan, por completo y ambicioso que fuera, contemplaba una crisis sanitaria mundial que nos encerrase en nuestros hogares, nos impidiese acudir a nuestros puestos de trabajo y obligase a cerrar la mayoría de negocios.

El gran aprendizaje es, por tanto, que debemos ser muy rápidos en la identificación de riesgos –por improbables que parezcan– y también grandes observadores globales porque, en la actualidad, lo que pasa en la otra parte del planeta nos puede estar impactando no ya en cuestión de días sino de horas o incluso minutos.

¿Tiene el sector el talento necesario para abordar los cambios que se avecinan?

Esa es también, sin duda, otra de las áreas en las que hay que trabajar porque si algo nos ha demostrado la pandemia es que tenemos que tener la máxima agilidad y capacidad de repuesta para reinventarnos de la noche a la mañana. Indudablemente nuestras empresas tienen encima de la mesa importantes desafíos, retos en los que nos jugamos la pervivencia de los negocios y necesitamos el talento adecuado para afrontar con éxito todos esos cambios. El sector es consciente de ello y la mayoría de empresas están trabajando ya en proyectos de captación de ese talento o bien de capacitación y formación continua a sus equipos para que ningún proyecto esencial se quede aparcado por falta de capital humano para desarrollarlo.

¿Qué tipo de liderazgo necesitamos para afrontar los actuales desafíos?

Los desafíos actuales y también los que vamos a tener en el futuro exigen un liderazgo inspirador y también integrador. Es decir, el rol fundamental del líder va a consistir, desde mi punto de vista, en identificar el talento para crear equipos muy plurales (multidisciplinares, intergeneracionales y, en muchos casos, multiculturales) que permitan contar con visiones distintas y la capacidad analítica suficiente para encontrar respuestas adecuadas a esta realidad tan cambiante que tene­mos.

Un motivo de preocupación

La gran actividad regulatoria que se avecina y la falta de armonización entre medidas de gran impacto para el conjunto de nuestras empresas.

Un motivo para el optimismo

La recuperación de la confianza del consumidor y, con ella, de sectores que han sufrido mucho como la hostelería y toda la industria de alimentación y bebidas que depende de ella.