Rosa Galende, C84
Nº 256 – ABRIL 2023
Dice Ángel Bonet que los directivos de las empresas se enfrentan a tres revoluciones: la tecnológica, la social y la medioambiental. Y aquellas compañías que no aborden un cambio radical que tengan en cuenta estos tres factores “lo van a pasar mal o regular”.
Ángel Bonet lleva en la sangre el ADN emprendedor. De espíritu inquieto, lo suyo ha sido siempre “organizar y montar cosas”. Nacido en una familia de empresarios de Barcelona, cuando tenía 12 años vivió un acontecimiento que marcó su vida para siempre. Tras regresar el colegio, veía su serie de favorita en la tele mientras merendaba tranquilamente. De repente, unos señores irrumpieron en su casa para llevarse el sofá en el que estaba sentado, la tele que estaba mirando y el resto de muebles de su casa. Así se enteró de que su padre, propietario de una empresa de muebles, se había arruinado y que tendría que abandonar su hogar. Lo que para muchos sería un trauma, Bonet lo entiende como “un regalo de mi vida”. El fracaso del padre no mató su gen emprendedor. Por el contrario, el recuerdo de esa vi-vencia activó en él “unos genes de supervivencia” que le han acompañado siempre. En sus palabras, “pasar de tener a no tener te hace estar siempre atento a las señales que envía la vida”.
Ángel Bonet, Experto en growth e impacto social
Con 17 años un joven Bonet estudiaba imagen y sonido y soñaba con ser director de cine. Para ir haciendo camino montó ABC Producciones –ABC, por Ángel Bonet Codina– y los fines de semana se dedicaba a grabar en vídeo y editar acontecimientos familiares como bodas, bautizos y comuniones. Esa primera empresa le permitió autofinanciarse desde muy joven, y eso, sin duda, imprime carácter.
Nuestro protagonista dice haber estado siempre rodeado de mentores o “ángeles de la guarda” que le han ayudado a avanzar. Uno de ellos le hizo ver que tenía más capacidad para estar delante de la cámara –en la parte comercial– que detrás. Estudió entonces un master en business y tuvo la oportunidad de incorporarse al Grupo A en Madrid, una empresa de servicios de nueva creación propiedad de la familia Antoñanzas. Esa fue una etapa clave en su desarrollo. Posteriormente, junto con varios socios montó Daemon, una consultoría especializada en marketing intelligence –preludio de la inteligencia artificial de hoy día–, donde convivían consultores con analistas y especialistas en machine learning. “Daemon Quest –dice Bonet– fue un bombazo”. A principios de los 2000, la digitalización y el dato empezaban a cobrar importancia. Estaban en el lugar adecuado, con el producto y el servicio también idóneos. Crecieron muy rápido, con aperturas en Europa y Latinoamérica hasta tal punto que, por juventud, inexperiencia u otros factores, murieron de éxito al no ser capaces de gestionar la velocidad de crecimiento. La historia, no obstante, acabó bien. Vendieron la compañía a Deloitte y hoy es Deloitte Digital.
Posteriormente se incorporó a Indra, como socio de Europraxis, para crear Minsait, la división de consultoría y tecnologías avanzadas, liderando el desarrollo comercial, marketing y miembro del Comité de Sostenibilidad global del grupo. Allí vivió de nuevo un auténtico fre-nesí y desarrolló una visión “muy planetaria”, porque en una década la compañía pasó de no existir a tener proyección en Europa y Latinoamérica, facturar 2.500 millones de euros y contar con 33.000 empleados.
En la actualidad Bonet es fundador y presidente de ImpactCompany, una firma que ofrece un servicio de asesoría personalizado para empresarios, inversores y altos ejecutivo, y de Unltd Spain Foundation, la primera aceleradora de empresas con impacto social, quizás por-que el recuerdo de los malos tiempos alimentó, casi sin el saberlo, su faceta más solidaria.
Combinando su amor por la tecnología y su deseo de aportar algo bueno al mundo ha escrito varios libros, entre ellos El tsunami tecnológico y Empresas que crecen con alma. En esta entrevista nos cuenta lo aprendido en la larga trayectoria profesional.
LA VISIÓN DE ÁNGEL BONET
“La humanidad tiene dos retos: la desigualdad social, que además se está amplificando, y la degradación del medio ambiente. Ante estos retos las empresas tenemos que redefinir nuestro modelo de éxito empresarial”.
“IA, robótica, impresión 3D, biotecnología y nanotecnología, IoT, el phygital… Estos conceptos son una pesadilla para los directivos analógicos, y analógico es aquel que tenga más de 45 años”.
“Vamos a vivir una o dos décadas muy sofisticadas. Los que no tengan la inquietud de entender las nuevas tecnologías van a tener más dificultades, porque el consumidor que nos viene, el que hoy tiene de menos de 25 años, ya está en ese mundo”.
“Un consejo de administración en el que no haya algunas personas de menos de 35 años es un error”.
“El mundo de la alimentación y de la salud están condenados a entenderse. La industria necesita dar un salto de innovación y enfocarse en la oportunidad”.
“¡Por fin se está creando en este país un gran ecosistema de startups!”.
“Podemos vivir sin un iPhone, pero no podemos vivir sin océanos, oxígeno, alimentos, ni planeta”.
“Muhammad Yunus es uno de los grandes referentes mundiales. Él detectó que mucha gente en la India no tenía acceso bancario y creó microcréditos. Su objetivo no era hacerse millonario sino ayudar la gente, y ayudando a la gente se hizo rico. Incluso le dieron el Nobel de la Paz”.
“España no va a ser la fábrica del mundo ni el mayor centro de innovación tecnológica, pero podemos liderar la economía del propósito.
Rosa Galende
C84
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