FUENTE:
Francisco Javier Campo

Presidente de AECOC

En el entorno del euro, los países que quieran mejorar su calidad de vida están obligados a mejorar su competitividad. Eso exige estabilidad política, institucional y regulatoria para poder hacer las reformas que se necesitan. Además, el crecimiento potencial de España está en torno al 1%, como el de Italia, y será el que tengamos, salvo que hagamos las reformas estructurales necesarias, coherentes y consistentes en el tiempo. Así lo aseguró Francisco Javier Campo, presidente de AECOC, en el Congreso AECOC’18.

moneda

España e Italia tienen una cierta proximidad geográfica y cultural. Cuando entramos en el euro en el año 2000, España tenía un PIB de 646.250 millones de euros, una población de 40,47 millones de personas y una renta per cápita cercana a los 16.000 euros. En el mismo año, Italia tenía un PIB (1.241.280 millones de euros) que casi doblaba el de España, una población de 57 millones de personas y una renta per cápita de casi 22.000 euros, es decir, un 37% por encima de la renta per cápita española. Sobre estas bases España e Italia empezaron su aventura en el euro junto a todos los demás países que se lanzaron al proyecto de la moneda única. Los retos que tenían por delante eran dos:

  • Mejorar la productividad. Alemania fue el país que mejor entendió cómo iba a funcionar este viaje común europeo. El país germánico comprendió que, si no iba a haber más devaluaciones competitivas de la moneda, la única manera de ganar competitividad y cuota de mercado era incrementando la productividad. De esta manera, los alemanes durante los primeros nueve años de vida del euro incrementaron su productividad en un 9%. La media de la UEM lo hizo en un 7%. En España, que en aquellos años estábamos despistados con la burbuja inmobiliaria, incrementamos nuestra productividad un 3%. Y en Italia la productividad no solo no evolucionó en esos nueve años, sino que incluso decreció ligeramente en ese periodo. En 2009 llegó la gran crisis económica y financiera. Esta provocó un cambio en la forma de trabajar de los españoles. Y permitió que hoy nuestra productividad sea un 15% superior a la del año 2000, casi toda conseguida en los últimos nueve años. Mientras tanto, la productividad de Alemania en estos dieciocho años ha crecido un 12%, menos que la española, si bien es cierto que tiene bases mucho más elevadas. La media de la UEM ha crecido un 9%. Y en Italia la productividad ha decrecido un 5% en estos últimos dieciocho años.
  • Los costes laborales unitarios (los salarios)1. En los primeros nueve años de vida del euro los costes laborales unitarios en España e Italia crecieron un 40%, mientras que la media de crecimiento en la UEM fue del 25%. En cambio, Alemania, el país que mejor interpretó las circunstancias, incrementó sus salarios un 15%. Años más tarde, cuando llega la crisis económica y financiera, los dos países de nuestra historia experimentan comportamientos completamente divergentes. En España nos pusimos las pilas y empezamos a hacer el ajuste de precios y salarios que era necesario, de tal manera que hoy nuestros salarios se han incrementado algo menos que la media de la UEM (con base en el año 2000). En Italia siguieron incrementando sus salarios durante toda la crisis. Y en estos momentos sus salarios son un 48% superiores a los que tenían en el año 2000. Mientras, en la media de la UEM se han incrementado un 33%; en España un 31%, y en Alemania un 27%.

10 medidas para mejorar el crecimiento potencial

  • 1. Incrementar la población activa. Retrasando la edad de jubilación.
  • 2. Mejorar la tasa de natalidad. Poner recursos para ayudar a los jóvenes, que tienen contratos precarios, salarios bajos y difícil acceso a la vivienda, a tener hijos.
  • 3. Necesitamos inmigración. Vamos a necesitar inmigración para paliar el desierto demográfico en el que vamos a convertirnos.
  • 4. Incrementar la tasa de actividad. Reduciendo el alto nivel de desempleo entre los 700.000 ‘ninis’, los desempleados de más de 50 años y la inmigración con baja cualificación.
  • 5. Reducir la temporalidad del mercado laboral. Quien está permanentemente entrando y saliendo del mercado laboral no puede ser productivo.
  • 6. Incrementar la innovación y la implantación de nuevas tecnologías. España es el trigésimo quinto país del mundo en implantación de nuevas tecnologías.
  • 7. Aumentar el tamaño de las empresas. La media de las empresas británicas y alemanas son 2,5 veces mayores que las nuestras.
  • 8. Preservar el mercado único interior. La forma de recuperar, reciclar y reutilizar los residuos no se puede definir en cada comunidad autónoma.
  • 9. Reducir los costes de residencia. Los costes por operar desde España (impuestos, coste de energía eléctrica…) condicionan la competitividad.
  • 10. Reducir el déficit público. Reduciendo el gasto público y no subiendo los impuestos.

Los principales motores del PIB

  • Las exportaciones. La mejora de la productividad y de los costes laborales unitarios son dos factores que condicionan la competitividad. Por eso la competitividad de la economía y de las empresas italianas se ha visto fuertemente penalizada. Entre otras consecuencias, su cuota de mercado en las exportaciones mundiales de mercancías se ha resentido e Italia ha reducido cuota de mercado sobre las exportaciones mundiales un 23%. Esto ha ocurrido durante los últimos dieciocho años, en un entorno donde se ha vivido el apogeo de la globalización y las exportaciones mundiales de mercancías han crecido enormemente. Por su parte, en España hemos multiplicado las exportaciones por 2,6 desde el 2000 hasta hoy. Gracias a esto, nuestra cuota de mercado ha crecido levemente. Alemania, un país muy exportador y con una cuota de mercado mucho más alta que la española, ha tenido dificultades para mantener cuota de mercado sobre las exportaciones mundiales de mercancía, y las ha reducido ligeramente.

Nuestra productividad. Incrementarla es la única manera de poder aumentar los salarios y el consumo sin perjudicar el empleo, y mejorar el crecimiento potencial.

  • El consumo privado. Cuando el sector exterior va mal es muy difícil que el consumo interno vaya bien. La única manera de que el sector exterior vaya mal y el consumo interno vaya bien es endeudándose. Y los españoles ya hemos aprendido que ésta es una mala receta. En estos dieciocho años, el consumo privado en España ha sido muy volátil. En los primeros nueve años hubo un crecimiento desorbitante. Y después hubo una caída muy acusada como consecuencia de la crisis. Sin embargo, en el conjunto de este periodo el consumo privado en España ha crecido un 27%; en la media de la UEM, un 20%; en Alemania, un 18%, y en Italia sólo ha crecido un 5%. Dos de los grandes motores del PIB son las exportaciones y el consumo privado. Por lo tanto, el PIB ha evolucionado con arreglo a estas magnitudes. En los últimos dieciocho años el Producto Interior Bruto (PIB) en España ha crecido un 38%; en la media de la UEM y en Alemania este índice ha aumentado un 25%, y en Italia el PIB solo ha crecido un 4%. Si tenemos en cuenta las variaciones de la población, en Alemania el crecimiento de la renta per cápita es de un 20%; en España y en la UEM de media hemos crecido un 14%, y en Italia la renta per cápita ha decrecido un 4%. Esto significa que realmente hoy los italianos son más pobres que hace dieciocho años, cuando se integraron en el euro. Estos malos resultados económicos son los que han hecho que los italianos hayan perdido la confianza en la política tradicional e incluso en Europa y en el euro. De esta manera, en el mes de junio se formó un gobierno de coalición de dos partidos populistas y euroescépticos como la Liga Norte y el Movimiento Cinco Estrellas, que llevan en su programa la salida del euro como uno de sus puntos importantes. Sin embargo, el problema de Italia no es ni Europa ni el euro. El problema de Italia ha sido su incapacidad para gobernarse durante estos dieciocho años. Durante este tiempo ha tenido cerca de una decena de primeros ministros, cuatro presidentes de la República y gobiernos que de media han durado menos de dos años, por tanto, han tenido serias dificultades para hacer reformas de calado. Éste es el verdadero problema que ha tenido Italia.
  • billete

    El consumo privado europeo ha recuperado los niveles de antes de la crisis. La excepción es Italia, donde se ha estancado en los últimos 20 años.

    Los aprendizajes

    A mí me gustaría sacar algunas conclusiones de esta pequeña historia:

    1. Una economía no puede funcionar independientemente de su acción de gobierno. Habitualmente oímos esta frase: “los italianos son capaces de funcionar con o sin gobierno”, pero me temo que no es verdad. O por lo menos los datos no permiten aseverarlo.

    2. La italianización de la política española. El comportamiento de una economía depende en gran medida de la capacidad de su gobierno para hacer reformas estructurales que mejoren su competitividad. Eso es lo que los italianos han sido incapaces de hacer. Por eso, cuando se formó el último gobierno de coalición euroescéptico, se acuñó la frase “España no es Italia”, una especie de mantra que repetíamos todos con frecuencia para evitar el contagio. Y es verdad. España no es Italia por todo lo que acabo de comentar. Pero habría que terminar la frase: España no es Italia, pero lo podría llegar a ser:

    En primer lugar, porque cuando acabe la actual legislatura llevaremos cinco años sin gobierno o con gobiernos en minoría que han sido incapaces de hacer reformas. Las últimas reformas que se han hecho en este país son del año 2012. Si hoy se convocaran elecciones y saliera un panorama parecido al actual, estaríamos más de diez años en una situación de gobiernos débiles sin capacidad para hacer las reformas necesarias. Es por eso que creo que estamos asistiendo a una italianización de la política española.

    En segundo lugar, porque el crecimiento potencial de España sigue siendo muy bajo: en torno al 1%, muy similar al de Italia. Ése es el crecimiento al que iremos convergiendo si no hacemos los cambios y reformas necesarias para modificar la situación. El crecimiento potencial de una economía es aquel que se puede conseguir sin generar inflación y sin tener tensiones inflacionistas. Dicho de otra manera, en condiciones de presión y temperatura constantes, el 1% es el crecimiento del PIB al que vamos a ir convergiendo a medio plazo.

    La economía española. Ha recuperado competitividad desde el inicio de la crisis gracias a las reformas y al esfuerzo colectivo, reactivándose las exportaciones.

    El crecimiento potencial de la economía española

    Durante la crisis la economía española creció por debajo de su potencial, porque tuvimos que absorber un enorme stock de deuda que teníamos acumulado. Después de la crisis la economía ha crecido por encima del potencial por dos razones: por las reformas del 2012, que han funcionado mucho mejor de lo esperado, y por los vientos de cola (el petróleo barato, los tipos de interés a cero, un turismo récord…).

    A pesar de ello, todo esto se va a ir acabando y vamos a ir convergiendo a nuestro crecimiento potencial. En 2018, por primera vez en los últimos cinco años, se han revisado a la baja las expectativas de crecimiento. Probablemente, el año que viene estaremos en el 2,2%; en el 2020 incluso por debajo del 2%, y las previsiones del 2021 son del 1,5%. Es decir, vamos a ir convergiendo hacia nuestro crecimiento potencial porque los factores que condicionan el crecimiento potencial tienen una fuerte inercia.

    Hay varios factores que condicionan el crecimiento potencial. La forma en que evolucionen estos factores determina el crecimiento potencial. Principalmente son tres:

    • 1. La evolución de la población activa.

    Desde el punto de vista de la población activa en los próximos años no vamos a tener buenas noticias para el crecimiento potencial. La población española entre 16 y 64 años –en edad de trabajar– está en casi 31 millones de personas y se estima que esta cifra se va a ir reduciendo paulatinamente en los próximos ocho años. Después el descenso va a ser mucho más brusco. En un plazo de 20-25 años vamos a estar en torno a los 24 millones de personas en España. La población dependiente de más de 64 años (los pensionistas) hoy son alrededor de 9 millones de personas. Este grupo se va a ir incrementando en los próximos 20 años hasta casi duplicarse y estar entre 17 y 18 millones de personas. Eso significa que el sistema de pensiones va a estar completamente contra las cuerdas. En los próximos ocho o diez años, con ajustes, arreglos y subidas de impuestos se podrá ir gestionando mal que bien. Sin embargo, dentro de ocho o diez años se rebelará, en toda su crudeza, que es insostenible tal como está hoy.

    • 2. La evolución de la tasa de actividad.

    Entre los que están en edad de trabajar, ¿cuántas personas realmente trabajan? En Alemania trabaja el 78% de la población activa y en Europa el 70%. En España, la cifra es del 63%. La razón fundamental de esa diferencia está en la tasa de desempleo estructural, que en Alemania está por debajo del 4% y en España está en el 11%. Eso quiere decir que en la medida que el desempleo se acerque al 12%-12,5%, vamos a tener dificultades para encontrar personal cualificado para gestionar nuestros negocios.

    • 3. La productividad (euros producidos por hora trabajada).

    Como ya he dicho anteriormente, la productividad en España ha crecido bien desde el año 2000, pero todavía es muy baja. Es un 32% inferior a la media de la UEM y un 40% inferior a la de Alemania. Nuestra economía es más de servicios que de industria y es verdad que la industria es más productiva. Aun así, nuestra productividad sigue siendo excesivamente baja. Aquí tenemos un enorme potencial de mejora. Si lo hacemos bien nos debería permitir paliar parte de los problemas que tenemos y mejorar el crecimiento potencial.

    El crecimiento potencial de la economía es escaso debido al envejecimiento de la población, el desempleo estructural y el déficit de capital humano.

    Las conclusiones

    Para concluir, destacaría cuatro ideas:

    • 1. En el entorno del euro. Para mejorar su calidad de vida, los países necesitan mejorar la competitividad, y eso implica estabilidad política, institucional y regulatoria.
    • 2. Nuestro potencial de crecimiento actual es muy bajo. Solamente es del 1%. Necesitamos reformas estructurales para mejorar la población activa, la tasa de actividad y la productividad.
    • 3. Nuestra productividad hoy sigue siendo muy baja. Incrementarla es la única manera de poder aumentar los salarios y el consumo sin perjudicar el empleo, y mejorar el crecimiento potencial.
    • 4. Mejorar la productividad es tarea de todos. Pero es la clase política la que tiene que realizar las reformas necesarias, que sean coherentes y se mantengan de forma consistente, para asegurar el crecimiento potencial, el consumo y la actividad de nuestras empresas a medio plazo. Pero, sobre todo, porque, eso es lo que permitirá mejorar la calidad de vida para todos los españoles.

    Las prioridades de AECOC para el sector del Gran Consumo

    Bajo el plan estratégico de AECOC 2017-2019 trabajamos tres grandes prioridades: mejorar la competitividad del sector del gran consumo, mejorar su sostenibilidad desde el punto de vista medioambiental, social y económico, y facilitar la digitalización y la omnicanalidad con la implantación de nuevas tecnologías. En este sentido hay tres proyectos transversales que están en la base de todo:

    • Innovation Hub. Desde AECOC hemos creado un espacio físico en Madrid que analiza todas las implantaciones de nueva tecnología en el sector de gran consumo mundial y su impacto (impresoras 3D, robótica, inteligencia artifi cial, big data…).
    • Calidad de los datos. Si no se tiene una buena calidad de datos es imposible que se haga una buena multicanalidad o que se pongan en marcha nuevas tecnologías.
    • Las smart cities. Tras la irrupción del e-commerce vamos a tener que hacer el diseño de la última milla con mucha inteligencia, apostando por la colaboración.



    1. Fuente: Thomson Reuters y Bankia Estudios. 2. Fuente: OMC y Bankia Estudios. 3. Fuente: Thomson Reuters y Bankia Estudios. 4. Fuente: INE y Bankia Estudios. 5. Fuente: Eurostat y Bankia Estudios. 6. Fuente: OCDE.

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