C84 | Ignacio González. Liderando la recuperación

Redacción C84 – Nº 242 – DICIEMBRE AECOC

El gran consumo, un sector que ESTÁ

Somos un sector que siempre hemos estado ahí, acompañando a 47 millones de españoles, ofreciéndoles seguridad, calidad en nuestros productos, un precio razonable, marcas y tiendas cercanas emocionalmente. Durante la pandemia, fuimos un sector esencial con un comportamiento absolutamente ejemplar. Fuimos fiables, robustos y comprometidos y el consumidor así lo ha reconocido, lo que ha mejorado nuestra repu­tación. Y ahora, como sector queremos protagonizar la recuperación. Somos un sector fundamental para la recuperación de España y tenemos que incrementar nuestro liderazgo, nuestra marca como sector. Porque somos un motor de la economía española:

• El 20% del PIB del país corresponde al gran consumo.
• Todos los días 17 millones de hogares tienen contacto con nosotros a través de nuestras marcas, productos y servicios. Estamos a su lado.
• Proporcionamos 4,5 millones de empleos directos. Somos un sector que atrae y seduce al talento. Y, además, somos sostenibles desde el punto de vista medioambiental, pero también desde el punto de vista económico y social, puesto que con­tribuimos a llenar la ‘España vaciada’.

El entorno en el que nos toca operar

El escenario económico sigue siendo bastante incierto. Si se cumplen las previsiones de crecimiento anual del PIB cerraremos el año con un incremento que estará entre el 5% y el 6,4%. Lo que es cierto es que la caída radical del PIB durante la pandemia ha venido acompañada de una recuperación rápida. No obstante, no alcanzaremos el nivel del 2019 hasta finales del año 2022 o quizá principios del 2023. El Centro de Estudios de CaixaBank proyecta un crecimiento del 1%, lo que no es suficiente para crecer y crear empleo. Por tanto, lo prioritario para la economía española será ganar productividad.

El contexto que vivimos tiene numerosos condicionantes:

• El paro. Todavía hay 3,2 millones de personas desempleadas, medio millón menos que hace un año, pero no estamos al nivel de 2019. Lo más grave para la economía española es que el nivel de desempleo en menores de 25 años es del 33%; y es un drama social ante el que, como empresarios, no podemos permanecer impasibles.
• La tasa de ahorro de los hogares alcanza un récord histórico: el 14,8% sobre el PIB, cifra que no se había producido en los últimos 15 años. Se calcula que la diferencia entre el ahorro que hay ahora y la media de los últimos años es de 120.000 millones de euros: un 55% es ahorro precautorio y un 45% corresponde a que el consumidor no ha podido gastar durante la pandemia.
• Los nuevos invitados a la fiesta complican la situación. La explosión de los costes energéticos, los cambios en el precio y disponibilidad de los elementos de envasado (plástico, cartón…), la disponibilidad y fiabilidad del transporte, no solo la inflación, y la subida de las materias primas, que en lo que va de año acumulan un incremento del 22,4%, según el Commodity Index de Bloomberg.

Esta coyuntura es un desafío enorme para un sector como el nuestro, que es muy competitivo y tiene los márgenes muy ajustados. Por ello, sólo hay dos soluciones: a corto plazo, que aflore ese ahorro de los hogares, para lo que hay que generar un ambiente de confianza, y a medio plazo, ganar productividad y competitividad.

Cambios en el consumidor

El consumidor no es que haya cambiado, sino que nunca ha dejado de cambiar. Lo que ha ocurrido ahora es que ha cambiado a toda velocidad. ¿Y qué tendremos que hacer las empresas? Atrapar ese retraso y evolucionar rápidamente para adaptarnos a todas las tendencias que se consolidan como:

• El e-commerce. Es el gran ganador. El consumidor ha perdido el miedo a comprar productos de alimentación por internet. En los primeros meses de la pandemia, el e-commerce ha crecido lo previsto para 5 años.
• El teletrabajo. Ha impactado en la alimentación dentro del hogar –según datos de AECOC ShopperView, el 72% de la gente cocina más en casa– y en la hostelería de manera dramática, haciendo que aflore el delivery, que ha llegado para quedarse.
• La paradoja de los envases. El consumidor ha redescubierto que el envase es bueno para proteger su salud y para evitar el desperdicio alimentario. Pero, según ShopperView, el 82% de los consumidores pide a las empresas reducir el plástico y el 48% ha empezado a comprar a granel.
• La preocupación por la salud y por el planeta se mantiene. Un 32% de los consumidores compra más productos ecológicos y un 59% más productos frescos. Lo interesante: cada vez más fresco y más cercano. Por otro lado, ya 8 de cada 10 consumidores piden a las empresas que se comprometan con el planeta.

Presión regulatoria

Vivimos un período de presión regulatoria que está marcando el escenario de trabajo en dos aspectos fundamentales: la sostenibilidad y la salud. En este contexto, las empresas estamos fomentando la colaboración público-privada para que se nos escuche con voz alta y clara, porque necesitamos un marco regulatorio que garantice dos cosas:

1.  Una fiscalidad que no penalice la competitividad de nuestras empresas por la vía impositiva.
2. Una unidad de mercado en el ámbito legislativo. Las divergencias y duplicidades crean confusión y multiplican los trámites y los costes, lo que supone un gran lastre para la competitividad empresarial y del conjunto del país.

Y si queremos ser escuchados hemos de adquirir compromisos comunes como industria.

Financiación. Será verde o no será. El acceso a ella estará ligado a la sostenibilidad.

Los 4 ejes del cambio

1. La sostenibilidad.

Es el gran eje de cambio y transformación de nuestro sector, un camino sin retorno por 3 motivos: porque el consumidor lo demanda, porque tiene una enorme actividad regulatoria a nivel global, nacional y autonómico, y porque la financiación, el acceso a recursos, será verde o no será. Hay muchos frentes abiertos: los plásticos de un solo uso, la deforestación, la logística y el transporte sostenible, la transformación energética, la reducción de residuos, el uso de recursos naturales…. Este cambio es necesario, pero la transición tiene costes elevados. Por tanto, sí a los beneficios de la solución, pero ¡ojo a los costes de la transición que tenemos que manejar! Necesitamos pactar propuestas que no condicionen la recuperación económica.

2. La digitalización.

Es la segunda área de trabajo que más determinará el futuro del sector. Tiene que ver con la interacción entre los diferentes eslabones de la cadena, con el e-commerce, la omnicanalidad… Y en esta nueva carrera es imprescindible acelerar la digitalización del sector y especialmente de las pymes. Hay que aprovechar la oportunidad que brindan los fondos Next Generation para que ninguna empresa quede excluida de este proceso de cambio.

3. El futuro del empleo y la gestión del talento.

Todos estos nuevos retos requieren nuevo talento y nuevas competencias. Hoy necesitamos soft skills –creatividad, flexibilidad, resiliencia, pensamiento crítico…– y más en diversidad (de género, intergeneracional, multicultural…). Asimismo, necesitamos mejorar la experiencia del empleado porque hoy ese nuevo talento busca un proyecto con propósito.

4. El liderazgo del sector.

Queremos liderar la recuperación económica y social del país, pero necesitamos:

• Un clima de seguridad institucional y jurídica que facilite la labor del tejido empresarial.
• Una regulación “competitiva” que evite duplicidades, y que no sea un freno para la actividad económica y no conlleve sobrecostes.
• Una fiscalidad estable y reflexiva (sin improvisación y no como “herramienta” para cambiar hábitos de consumo).
• Reformas y medidas reflexionadas y dialogadas (SMI, reforma laboral…).

Tenemos que reivindicar nuestro liderazgo, que está sostenido por nuestras cifras y nuestro compromiso con el crecimiento económico y con el bienestar.