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Jordi Cuatrecases

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Judith Viader
CEO de Frit Ravich

En Frit Ravich los números cuentan y los valores aún más. Nacida de un acto de generosidad, la compañía ha crecido sin perder la autenticidad, cercanía y la escucha activa de las necesidades del cliente que la han caracterizado desde su origen.

Bajo el liderazgo de Judith Viader, hija del fundador y CEO de la empresa desde hace casi tres décadas, Frit Ravich avanza hacia una gestión más transversal, innovadora y orientada al impacto, con el sueño de alcanzar los 600 millones de euros de facturación en 2030 y hacerlo sin perder su esencia. “Queremos crecer, pero queremos hacerlo juntos, respetando nuestros valores; si no, no tiene sentido”, afirma Viader.

Esto va de trabajar disfrutando de cada momento. Y se nota. Es prácticamente imposible encontrar una imagen de Judith Viader sin una sonrisa amplia y a la vez, aunque parezca contradictorio, discreta. Porque esas son sus señas de identidad. Siempre una sonrisa cálida; siempre una palabra amable.

Desde hace 28 años Judith dirige Frit Ravich, la empresa fundada en 1963 por su padre, Josep María Viader. En este tiempo la empresa se ha consolidado como uno de los grandes referentes del sector del snaking y frutos secos en España. Con cerca de 1.300 empleados y presencia en 25 países, además de sus marcas, distribuye productos de grandes fabricantes como Mars España, Nestlé o Ferrero en los canales de alimentación, hostelería, impulso y granel.

Judith Viader y su equipo se han propuesto alcanzar los 600 millones de euros de facturación en 2030 –prácticamente el doble de las ventas actuales–, un desafío que enfrentan con la misma ilusión y energía que impulsaron los inicios de la empresa. Para lograrlo, no solo amplían sus capacidades productivas y logísticas, sino que también lideran una profunda transformación cultural basada en un modelo de gestión transversal, enfocado en objetivos claros y compartidos.

Reconocida por la revista Forbes como “una de las 25 Mujeres CEO que deberías conocer” y galardonada con el “Premio Empresaria 2024 de CaixaBank”, Judith Viader defiende un estilo de liderazgo en el que las personas van primero.

¿Cuál es hoy la misión de Frit Ravich?

Nosotros decimos que “alimentamos momentos de vida”, en el sentido no solo más evidente de nutrir, sino también de ‘acompañar’. Como fabricantes, intentamos acompañar a nuestros consumidores y como distribuidores, a nuestros clientes. También acompañamos a las personas que trabajan en Frit y a cualquier persona que interactúe con nosotros. No olvidamos que la empresa nació de una historia de generosidad. Esos valores de acompañar y estar presentes en la vida de los demás son nuestra esencia y nuestro propósito.

 

A lo Scarlett O’Hara, usted juró que nunca se incorporaría a la empresa familiar. ¿Qué la llevó a cambiar de opinión?

Sucedió que, cuando estaba terminando mis estudios en Esade, el profesor que me llevaba la tesina, especialista en empresa familiar, quiso visitar Frit Ravich y conocer a mi padre. La conexión entre ellos fue inmediata. Él le aconsejó a mi padre profesionalizar la compañía y le recomendó a Alberto Gimeno –en la actualidad es también profesor de Esade– como director general. Fue Alberto quien me dijo: “Tenemos que montar el departamento de marketing y dinamizar el área de ventas, ¿me quieres ayudar?”. Yo pensé: “De acuerdo, me quedo dos meses más, hago la tesina, ponemos en marcha esto y me vuelvo a Barcelona”. Y aunque volví a vivir en Barcelona, iba cada día a Maçanet para seguir trabajando en la empresa.

 

En 1997 asume la dirección general. ¿Cómo se toma esa decisión?

Alberto Gimeno estuvo con nosotros tres o cuatro años, pero finalmente tuvo que marcharse porque su familia también tenía una empresa y lo necesitaban. Cuando se fue mis propios compañeros me dijeron: “Mientras no haya nadie, hazlo tú”. Y así lo hicimos, de manera que nunca trabajé directamente con mi padre. De hecho, mis grandes mentores fueron Josep Busquets y Miquel Sureda, dos profesionales extraordinarios que empezaron con mi padre y a los que conocía desde pequeña. Juntos formamos una especie de triunvirato.

«La innovación en el modelo de gestión también es una palanca de crecimiento. Apostamos por mejorar constantemente la forma en que operamos, distribuimos y nos relacionamos con nuestros clientes y consumidores».

Han pasado casi tres décadas y varias crisis. ¿Cuáles han sido las fortalezas que les han traído hasta aquí?

La base siempre ha sido el modelo de negocio, que es algo peculiar porque somos fabricantes y al mismo tiempo distribuidores de grandes marcas de alimentación, lo que implica una diversificación importante, una gran complejidad y también una fuente de divertimento, ya que lo que tenemos que hacer como fabricante no es lo mismo que lo que tenemos que hacer como distribuidor. Además, estamos presentes en canales muy diferentes: gran consumo, hostelería, impulso y granel para los frutos secos. Cada canal tiene su peculiaridad y nos aporta algo. Lógicamente, la diversificación de clientes dificulta la gestión. No hacemos nada difícil, pero hacerlo todo a la vez no es simple. ¡Nos lo pasamos muy bien!

 

La ambición es duplicar el tamaño actual y alcanzar los 600 millones en 2030. ¿Cuál es su estrategia para conseguirlo?

Frit Ravich, como marca paraguas, representa el eje central de nuestra estrategia. Bajo ella se agrupan nuestras diferentes submarcas –Caseras, Premium, Cocteleo, Top Corn y Real Bites– que constituyen el pilar sobre el que queremos sostener nuestro crecimiento, siempre acompañadas de una fuerte apuesta por la innovación, tanto en producto como en gestión.

Históricamente, en el canal de gran consumo habíamos apostado exclusivamente por la distribución de nuestras marcas propias. No obstante, la pandemia supuso un punto de inflexión. Con el canal de hostelería
prácticamente cerrado, vimos la oportunidad de reinventarnos y explorar un camino que hasta entonces no habíamos transitado: convertirnos en distribuidores también de marcas en el sector del gran consumo.

Hoy podemos decir con orgullo que somos los distribuidores exclusivos para España de marcas como Capri-Sun y Samai, que se han convertido en nuevos pilares de crecimiento para la compañía. Estas marcas, junto con las que gestionamos en los canales de impulso y hostelería, refuerzan nuestra capacidad de adaptación y liderazgo en el mercado.

 

Mirando hacia el futuro, ¿qué legado le gustaría dejar?

Me gustaría dejar un impacto positivo en la vida de las personas, contribuir a su desarrollo y crear vínculos. También me gustaría, generar impacto en el ámbito del liderazgo femenino junto a mis compañeras de i’MW. Si gracias a nuestro ejemplo una joven ve que ella también ‘puede’, habrá valido la pena.

LAS FRASES

“Hemos asentado las bases de lo que es el corazón de Frit Ravich: nuestra cultura, nuestros valores... Ahora estamos trabajando para que este corazón lata en toda la compañía”.

“Porque sin cultura de empresa, no hay transformación. Y sin valores compartidos, no hay éxito sostenible”.

“La pandemia supuso un punto de inflexión para la empresa. Con el canal de hostelería prácticamente cerrado, vimos la oportunidad de reinventarnos y convertirnos en distribuidores de marcas también en gran consumo”.

“La escucha y la generosidad son fundamentales para Frit Ravich. Nosotros no estamos aquí por un día. El nuestro es un proyecto a largo plazo’”.

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