¿Cómo puede España salir de la crisis económica en la que está inmersa derivada del coronavirus? El presidente de AECOC, Javier Campo, revisa en este artículo las principales claves para la reactivación económica y social. Dice que la principal prioridad ahora es evitar más el deterioro del tejido productivo, pero a la vez poner en marcha los mecanismos necesarios para volver al crecimiento. En su opinión, ante las dificultades que viven los sectores motores de nuestra economía –hostelería, turismo y servicios–, las palancas que ahora tenemos que impulsar son las exportaciones y la inversión pública.

Francisco Javier Campo
Presidente de AECOC

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Covid-19. El impacto de una crisis global

La crisis del Covid-19 es una crisis diferente, que tiene 3 características diferenciales:

  1. Tuvo su origen en un shock de oferta cuando se cerraron las tiendas, derivando muy rápidamente en un shock de demanda como consecuencia de la desconfianza de los consumidores.
  2. En el segundo trimestre de este año se han registrado caídas de actividad históricas, sin precedentes, y además sincronizadas a nivel mundial.
  3. Es una crisis que debería de ser temporal, una vez desaparezca la amenaza del Covid. Si conseguimos mantener incólume el tejido productivo, la recuperación económica podría ser rápida y vigorosa.

Es como si hubiéramos tenido una catástrofe natural que hubiera arrasado transversalmente al país. Siempre que se produce un evento de este tipo la solución es la misma: el sector público tiene que ayudar a la reconstrucción del sector privado.

Además, es una crisis tremendamente asimétrica. Cuando empezó en el mes de abril parecía que todos estábamos bajo la misma pandemia y con las mismas restricciones y confinamiento, pero la realidad no es así: mientras China está ya creciendo un 4%, el PIB de EEUU está cayendo un 3,9% con respecto al último trimestre del año pasado, la caída de Alemania y de los países centroeuropeos está en torno al 4,5%. Por su parte, en los países del sur de Europa, Francia cae un 9%, y España e Italia, los más rezagados, a un 11%, respecto al último trimestre del año pasado.

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Las previsiones. España tendrá una salida de la crisis más tardía que el resto de países de su entorno, con una caída del PIB del 13% este año y del consumo de alrededor de un 16%.

¿Por qué el impacto será mayor en España?

Esta asimetría viene fundamentalmente de dos cosas: los diferentes niveles de confinamiento que hemos tenido y la distinta estructura sectorial de cada economía. España no es sólo uno de los países que más está cayendo, sino también de los últimos que va a salir de la crisis por 4 razones:

  1. Un confinamiento más prolongado e intenso que la media de la UE.
  2. Una estructura sectorial más orientada a los servicios y, en especial, al turismo, que es la industria más impactada por esta pandemia.
  3. Un peso más elevado de las pymes, que son empresas que resisten peor este tipo de situaciones.
  4. Menor capacidad de respuesta fiscal como consecuencia de las deudas que teníamos contraídas previamente.

Me centraré en las dos causas principales que retrasarán nuestra salida de la crisis:

  1. El confinamiento. Los confinamientos fueron muy similares en toda Europa y, cuando llegó la desescalada, España lo hizo de una manera muy cautelosa. Sin embargo, en la desescalada total a finales de junio las restricciones se redujeron por debajo de cualquier otro país europeo, siendo el país con menor número de restricciones a principios de verano, seguido muy de cerca por Francia. Los rebrotes empezaron en agosto y comenzó a elevarse el nivel de restricciones, y hasta el mes de octubre España tenía el mayor número de restricciones de la UE.
    Por contraposición a esta forma de gestionar la crisis, Alemania, EEUU, y países nórdicos y centroeuropeos decidieron buscar un nivel de restricciones más selectivo, enfocado en los núcleos de contagio y mantenerlo de forma más consistente en el tiempo durante meses. En mi opinión, todos ellos han gestionado mejor la crisis sanitaria, y lo que es indudable es que han producido un destrozo mucho menor en sus economías que los países que hemos tenido restricciones muy contundentes, seguidos de periodos muy livianos de restricciones. Sería bueno que extrajéramos algunas lecciones de todo esto y aprendiéramos algo, sobre todo por si hay que gestionar nuevas olas de contagios que pudieran llegarnos, como la que estamos viviendo ahora.
  2. La menor capacidad de respuesta fiscal. La deuda pública de España va a alcanzar el 123% de su PIB, es decir, más del doble de lo que autoriza como máximo la UE. Es una deuda enorme, aunque no es mucho mayor que la que tienen Francia o Bélgica e, incluso, es menor a la de Italia. ¿Entonces por qué tenemos menor capacidad de respuesta fiscal? Fundamentalmente por nuestro endeudamiento externo.

  3. Toda la deuda pública de Bélgica está financiada por el ahorro del sector privado, familias y empresas. Y, además, generan un excedente adicional equivalente a un 50% de su PIB para prestarlo al exterior. En Italia casi toda su deuda pública está financiada también por el ahorro de los italianos. En cambio, en España, necesitamos un equivalente al 100% de nuestro PIB prestado desde el exterior para poder hacer funcionar nuestra economía. Esto nos deja muy poco margen de maniobra. Para encauzarlo, deberíamos intentar tener superávit de la balanza por cuenta corriente de manera recurrente para reducir esta enorme vulnerabilidad, que nos deja en una situación muy complicada cada vez que hay un shock de cualquier tipo.

Estas 2 situaciones son las que han originado una asimetría tan enorme entre los diferentes países. Una asimetría que también es por sectores. El turismo, el ocio o el transporte van a tener este año una caída de actividad superior al 60%. Y el sector horeca va a caer por lo menos un 50%. Además, estos sectores van a ser los que van a salir más lentamente de la crisis.

Por contrapartida hay otros sectores como los minoristas de alimentación, que en estos momentos están creciendo y no van a tener ningún problema para salir de la crisis. O la industria de bienes de consumo, donde hay una nueva asimetría entre fabricantes porque cuanto más peso tienen en el canal horeca más difícil lo están teniendo.

Una crisis temporal. Si conseguimos mantener incólume el tejido productivo, la recuperación económica podría ser rápida y vigorosa.

Los riesgos en la segunda ola y su impacto en la salida

El problema es que existe el riesgo de que estas asimetrías se amplifiquen con la llegada de la segunda ola en la que estamos inmersos. Los contagios en el mundo están creciendo alrededor de un 10% al mes, fundamentalmente en los países europeos. Y en esta ocasión tampoco todos los países europeos lo están llevando igual. Como consecuencia de esto, los países van a salir de la crisis en tres grandes bloques:

  • Los países adelantados, fundamentalmente asiáticos. Corea del Sur o China han dibujado una V perfecta en la salida de la crisis. De hecho, están creciendo respecto al nivel pre-crisis. Indonesia, por ejemplo, con 230 millones de habitantes estará en el segundo trimestre del año que viene con el mismo nivel que tenían antes de la crisis.
  • Países intermedios. EEUU, Alemania y países centroeuropeos. La expectativa es que a final del año que viene habrán recuperado los niveles pre-crisis.
  • Los países rezagados, donde España ha sido el que más ha caído en el tercer trimestre de este año y nuestra gráfica de recuperación va a ir por debajo de la de los demás hasta el final del 2021. Nuestro PIB será entonces un 7% inferior al que había al principio de la crisis.

Una crisis asimétrica. El PIB de China crece un 4%, y el de EEUU cae un 3,9%, el de Alemania un 4,5%, el de Francia un 9% y el de Italia y España superarán una caída del 11%.

Medidas extraordinarias para situaciones extraordinarias

Las medidas tomadas para reconstruir lo que esta pandemia ha arrasado han sido absolutamente excepcionales: 10 billones de dólares en estímulos fiscales en el mundo y 6 billones inyectados como liquidez por los Bancos Centrales. Esto es el equivalente a trece veces el tamaño de la economía española. Italia va a poder poner en esta ocasión hasta un 39% de su PIB para salir de la crisis. Alemania, que fue el país europeo que más esfuerzo hizo en 2008 y puso un 3,4% de su PIB para salir de aquella crisis, ahora aportará un 38%; Reino Unido, un 24% y EEUU, que puso un 4,8% en 2008, en esta ocasión va a poner un 13%, al igual que nosotros, que aportamos en la anterior crisis un 0,8%.

Todos estos estímulos fiscales han ido dirigidos a dos tipos de iniciativas:

  1. Avales públicos para proporcionar liquidez a las empresas. España es el país que menos recursos ha puesto, pero en cambio ha sido muy ágil en la concesión de los préstamos. A finales de agosto el 70% de los créditos ICO se habían formalizado y, a finales de septiembre, el 100%. Los 100.000 millones de euros se habían formalizado como crédito a las empresas, que han servido principalmente para financiar pérdidas.
    Otro problema es la solvencia. Cuando se cierren las cuentas de este año en muchos sectores la mayor parte de las empresas van a estar quebradas. O hacemos algo para resolver esa situación o el daño estructural que se va a producir en eltejido productivo será muy severo.
  2. Proteger el empleo con los ERTE. En abril en Alemania hubo 8 millones de ERTE; en Francia 8,8 millones; en España 3,4 millones. En el total de la UE se van a perder 7,6 millones de empleos este año. Si no hubiera habido ERTE se habrían destruido 19 millones de empleos en el conjunto de la UE, por lo tanto, ha sido una medida extraordinariamente eficaz y, además, un gran escudo social. Por eso hay que mantenerlos todo el tiempo que sea necesario. Las 750.000 personas que están en estos momentos en ERTE están concentradas en los sectores de actividad que van a tardar más en salir de esta crisis: restauración, alojamiento, y comercios minorista y mayoristas, sectores que el 31 de enero del año que viene no van a poder reabrir con normalidad. Lo harán como pronto hacia mayo o junio, así que no les podemos dejar abandonadosa su suerte en enero.

Los ERTE. En la UE se van a perder 7,6 millones de empleos este año. Sin ellos serían 19 millones. Es una medida eficaz y un gran escudo social.

La respuesta de la UE para apuntalar la recuperación en 2021

Adicionalmente de las líneas ya previstas de la UE para rescatar a países con problemas financieros, se ha creado el fondo para la reconstrucción Next Generation UE, que está dotado de 750.000 millones de euros. Y España ha salido bien librada en esa negociación: hemos conseguido una ayuda de 140.000 millones de euros que representa el 11% del PIB. Otros países como Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Austria no van a recibir prácticamente ayudas y van a tener que contribuir a financiar ese fondo que, por primera vez en la historia de la UE, tendrá una deuda mutualizada entre todos los europeos.

Como contrapartida nos van a poner una condición: presentar reformas estructurales en el ámbito laboral y una reforma profunda del sistema de pensiones para hacerlo sostenible. También nos van a obligar a ajustar el gasto. El Pacto de Estabilidad para 2020-21 se ha suspendido y se ha dado barra libre para que todos los países puedan gastar lo que necesiten en la lucha contra la pandemia, a condición de que ese gasto sea puntual. Lo que no se puede hacer es meter gasto recurrente porque, a partir de 2022, el Pacto de Estabilidad va a estar de nuevo en vigor y nos van a obligar a reconducir el déficit estructural por debajo del 3%. Por lo tanto, todo el gasto que sea recurrente que añadamos en estos momentos lo único que va a hacer es agravar un problema y una situación que ya es bastante complicada.

Estos fondos no van a llegar tan rápidamente ni de manera automática. Los picos de las ayudas llegarán en 2023 y 2024, pero además, como contrapartida, debemos presentar verdaderos proyectos transformadores en el ámbito de la digitalización, la sostenibilidad y la formación. Esta vez va a ser diferente: no será sólo hacer trámites administrativos para que lleguen las subvenciones, sino que debemos hacer nuestro trabajo, porque la visión que tiene la UE es que vamos a pasar a la siguiente generación una enorme deuda pero también una economía mucho más competitiva y sostenible. Si no hacemos nuestra parte del trabajo, no habrá ayudas. No sería la primera vez que nos quedamos sin las ayudas previstas por la UE por no haber hecho nuestra parte del trabajo. En estos momentos y en estas circunstancias eso sería imperdonable.

Créditos ICO. Los 100.000 millones de euros formalizados han servido principalmente para financiar pérdidas.

¿Cómo puede España salir de esta crisis?

La declaración del estado de alarma supuso la paralización de en torno al 30% de la actividad en nuestro país (porcentaje que se acercaría al 70% durante el período de suspensión de las actividades no esenciales). Con la desescalada hubo una recuperación de la actividad y, en el mes de julio, llegamos a un punto en el que el 87% de la actividad estaba abierta y el 13% permanecía cerrada, situación que se estimó se mantendría así durante el invierno. Que sería a partir de marzo del año que viene cuando habría un despegue muy rápido en la reapertura de la actividad, que nos llevaría a que en el mes de julio de 2021 el 96% de la actividad se habría recuperado y un 4% habría que darla por perdida definitivamente.

Estas estimaciones se han rehecho en septiembre: el 15% de la actividad económica estará cerrada durante el invierno y el inicio de la recuperación se retrasa a partir de mayo y junio y mucho más lentamente de lo que pensábamos. Va a ser una reapertura paulatina durante el segundo semestre del año que viene, de tal manera que a final de año el 94% de la actividad estará reabierta y entre un 5% y un 6% habrá que darla por perdida.

Este escenario es muy importante por dos razones: la primera, porque define cómo va a comportarse el PIB el año que viene y, la segunda, porque permite identificar claramente cuáles debe ser nuestra prioridades, y es evitar el deterioro del tejido productivo.

Comportamiento de los motores de actividad

Para ver cómo podemos volver a crecer es interesante ver cómo se están comportando los diferentes componentes del PIB.

  • Las exportaciones a partir del año 2010 han tenido un comportamiento excepcional gracias al esfuerzo del sector exportador y a la enorme ganancia de competitividad de la economía española. En 2019 el peso relativo de las exportaciones en el PIB había crecido un 40%.
  • El turismo registra lo mismo a partir del año 2013. Cogió una pendiente de crecimiento excepcional que le llevó a que su peso relativo en el PIB había crecido también un 40% en 2019.
  • Las administraciones públicas que habían estado muy contenidas con la inversión en 2008, a partir de 2018 empezaron y en 2019 su peso relativo en el PIB es muy superior al que teníamos hace tres años.
  • El consumo, que estuvo cayendo desde el año 2008 a 2013, se ha ido recuperando gradualmente de tal forma que en 2019 el peso del consumo en el PIB fue por primera vez el mismo que en 2008.

Pero esta crisis lo ha cambiado todo:

  • Las exportaciones han caído como consecuencia del cierre de los países, pero la actividad económica mundial se va a recuperar el año que viene con mucha rapidez y, por lo tanto, deberíamos intentar recuperar las exportaciones. Ése en un elemento clave para el próximo año.
  • El turismo ha experimentado una caída desastrosa que nos ha hecho perder todo lo ganado en los últimos siete años. De hecho, su peso actual en el PIB es inferior al que tenía en 2009. El año que viene la recuperación va a ser muy limitada, sin embargo, es una industria esencial no solamente por el empleo sino por el superávit que genera en la balanza por cuenta corriente y la reducción de la deuda externa.
  • El consumo ha caído también muy fuertemente. De hecho, pesa ahora mismo menos en el PIB que en 2013. La recuperación del año que viene también va a ser limitada y, por desgracia para nosotros, es lo último que va a salir de esta crisis.

Por tanto, ante la ausencia de otros motores, el impulso inicial procederá de las exportaciones y de la inversión pública, que es lo que justificaría el incremento del gasto del año que viene. Y para recuperar las exportaciones tenemos que mantener la competitividad de la economía española.

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NEXT GENERATION UE, EL FONDO PARA LA RECUPERACIÓN

  1. Está dotado de 750.000 millones de euros.
  2. España ha salido bien librada en esa negociación: hemos conseguido una ayuda de 140.000 millones de euros que representa el 11% del PIB.
  3. Como contrapartida, tenemos que seguir con las reformas estructurales en el ámbito laboral y una reforma profunda del sistema de pensiones para hacerlo sostenible.
  4. Estos fondos no van a llegar tan rápidamente ni de manera automática. Los picos de las ayudas llegarán en 2023 y 2024.
  5. La condición: presentar verdaderos proyectos transformadores en el ámbito de la digitalización, la sostenibilidad y la formación.
  6. Son muy necesarios porque son los recursos que van a tener las empresas para volver a invertir, que esa inversión cree empleo y ese empleo recupere el consumo.

La productividad, la clave para un crecimiento sólido y sostenible

Una variable fundamental a tener en cuenta son los costes laborales unitarios, que tuvieron un incremento desproporcionado en los años 2008, 2009 y 2010, injustificado en una situación de crisis como la que vivíamos. Eso nos llevó a perder 3,7 millones de empleos en un corto espacio de tiempo. A partir de ahí recondujimos la situación con un enorme esfuerzo colectivo. En 2019 volvieron a tener un repunte que podría estar justificado porque la economía estaba funcionando y había que recuperar parte del poder adquisitivo. Y, teniendo en cuenta la situación actual, en 2020-2021 no hay ninguna razón para incrementar los costes laborales, que podría retrasar la creación de empleo y la salida de la crisis.

La productividad, por su parte, que estuvo creciendo de manera muy fuerte y consistente desde 2008, empezó a bajar en 2019 y en 2020 se ha desplomado como consecuencia de la crisis. Tenemos que hacer todo lo posible por recuperar la productividad porque nuestro crecimiento potencial es apenas de un 1% para los próximos años si no hacemos nada.

La cadena agroalimentaria. Ha demostrado su papel esencial para garantizar el abastecimiento de los hogares.

Poco recorrido para la inversión privada

Solamente se crea empleo cuando las empresas invierten. Cuando la utilización de la capacidad productiva baja, las inversiones también. Lo normal es que la utilización de la capacidad productiva esté en torno al 79%-80%. En estos momentos se está utilizando el 72% y, como consecuencia, las inversiones se han desplomado un 30% respecto al año pasado.

La situación no va a ser mucho mejor el año que viene porque, además, hay otro factor. Habitualmente cuando las empresas se endeudan es porque están invirtiendo. En este caso han acumulado una enorme cantidad de deuda para financiar las pérdidas y, por lo tanto, nos vamos a encontrar en una situación donde hay exceso de la capacidad productiva y, además, con los balances de las empresas muy deteriorados y sin recursos para poder invertir. Por tanto, la inversión privada se va a desplomar el año que viene, por lo que es necesario que la inversión pública cubra parte de ese agujero. Pero hay que hacerlo bien. No se trata de hacer un Plan E absolutamente ineficaz, sino de dotar de más recursos a obras de infraestructuras importantes como la del Corredor del Mediterráneo.

Las empresas no van a volver a crecer en sus inversiones antes del 2022, pero para eso van a ser muy necesarias las ayudas de la UE. Esa inversión será la que cree el empleo, y solamente cuando crezca el empleo se recuperará el consumo y la economía. Pero sí hay un sector que va a poder invertir el año que viene y es el nuestro, el gran consumo. Es uno de los menos impactados por la pandemia y, por tanto, tanto distribución como fabricación van a poder mantener sus inversiones y va a ayudar a poner un suelo a la caída que vamos a tener en el conjunto de la economía.

El gran consumo, un ejemplo de resiliencia

El gran consumo ha tenido un comportamiento excepcional durante el confinamiento. De hecho, el índice de roturas de stock en España, junto con Canadá, ha sido de los mejores del mundo: solo un el 7%. Mientras Bélgica ha tenido un 11%, Francia un 14% o Australia un 20%.

El esfuerzo que ha hecho el sector agroalimentario español para adaptarse en momentos muy difíciles y en unas circunstancias muy complicadas ha sido enorme. No quiero pasar esta oportunidad sin ponerlo en valor y sin reconocerlo porque ha conseguido tener perfectamente aprovisionados los hogares españoles durante esos momentos difíciles.

Más inversión. Solamente se crea empleo cuando las empresas invierten y no van a hacerlo antes del 2022 y, para ello, serán muy necesarias las ayudas de la UE.

Factores que influirán en el consumo

Lo que podamos esperar del gran consumo va a depender mucho del empleo. En estos momentos en España hay 500.000 parados más que hace un año, 750.000 personas en ERTE y 150.000 autónomos que tienen prestaciones por cese de actividad. Y precisamente en este último colectivo vamos a tener muy malas noticias en los próximos meses. A estos datos hay que sumar los 3,2 millones de personas que ya estaban parados con anterioridad. Con este nivel de desempleo, lo último que hay que hacer es derogar la reforma laboral; una ley que, aunque sea parcialmente, ha permitido crear 3,5 millones de empleos en siete años, y sería una irresponsabilidad en estos momentos.

El empleo afecta a los dos grandes parámetros del gran consumo:

  1. La confianza de los consumidores, que cayó en el mes de abril en los principales países de la UE, pero se ha ido recuperando con fuerza en casi todos menos en España. De hecho, en septiembre la confianza de los consumidores españoles estaba al mismo nivel que en el peor momento del mes de abril cuando estábamos confinados en nuestras casas. Esto es por dos razones: una gran incertidumbre sobre el empleo y la economía y, por otro lado, por la situación política. La confrontación permanente como estrategia política, la incapacidad de llegar a acuerdos, las diferentes gestiones de la pandemia entre todas las comunidades, la confusión de los datos… ha generado una enorme desconfianza. Y esto tiene consecuencias. La clase política debería concentrarse en las verdaderas prioridades que tiene la sociedad española en estos momentos: salvar vidas y salvar empleos. Todo lo demás es secundario. Cuanto antes lo entiendan los políticos será mejor para todos.
  2. La renta bruta disponible. En el segundo trimestre de este año habría debido de caer un 22%, pero lo ha hecho solo un 8,2%, fundamentalmente protegida por los ERTE. El consumo sí cayó un 24% en este segundo trimestre. Esto ha provocado un enorme incremento del ahorro. Por tanto, la previsión es que en el último trimestre de este año el ahorro de las familias sea equivalente al 21% de su renta bruta disponible. Una cantidad de ahorro enorme que no habíamos visto nunca antes en la historia y que responde a dos razones: un ahorro preventivo por lo que pueda pasar de cara al futuro y un ahorro forzoso que estimamos en torno al 90% de ese ahorro total, debido a que no han podido consumir. Es un ahorro embalsado que en algún momento puede darnos un empujón cuando se recupere el consumo.

Algunas previsiones

Para terminar, y a pesar de la incertidumbre, me gustaría hacer algunas previsiones:

  • Se estima que a final de este año el PIB caiga un 13%. Así en el trienio 2019-2022 la caída será del 1,3%.
  • En cuanto al consumo, este año va a caer prácticamente un 16% y con la recuperación de los próximos años la caída será de algo más del 4%. Es decir, en 2022 el consumo será todavía un 4% inferior al del año 2019.

Estas son las mejores estimaciones que podemos hacer con la información de la que disponemos hoy.

CONCLUSIONES

  1. Hay que mantener las medidas encaminadas a proteger las empresas y el empleo el tiempo que sea necesario.
  2. El efecto secundario adverso va a ser el enorme crecimiento de la deuda pública, que obligará a reconducir el déficit estructural al 3%. Por tanto, o preparamos unas reformas serias de las pensiones y la fiscalidad, y ajustamos el gasto o nos van a obligar.
  3. Hay que hacer todas las reformas estructurales que teníamos pendientes para mejorar la productividad y nuestro crecimiento potencial.
  4. Una contrarreforma laboral sería muy negativa para la creación de empleo y retrasaría la salida de la crisis.
  5. Los paquetes de estímulos fiscales en el mundo han sido enormes y llevarán a una recuperación rápida de la económica mundial a partir de 2021-2022. Además, contamos con los fondos Next Generation de la UE, que son muy importantes, pero están condicionados a nuestro trabajo.
  6. Recuperarnos de esta crisis nos va a llevar dos años por delante muy duros, pero si lo hacemos bien no debería de durar mucho más. Debemos hacerlo porque tenemos la oportunidad de transformar la economía española, hacerla más competitiva y sostenible para mejorar nuestro crecimiento potencial y, en consecuencia, mejorar la calidad de vida de los españoles.

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