Fernando Faces, profesor de San Telmo Business School
Nº 241 – CONGRESO AECOC

Con la ayuda del fondo europeo Next Generation, a mediados o finales del 2022 España puede recuperar el PIB que tenía en 2019. Así lo asegura Fernando Faces, economista y profesor de San Telmo Business School. A pesar de la oportunidad histórica que representa para las empresas de nuestro país conseguir esos 140.000 millones de euros, no debemos perder de vista el objetivo: la transformación del sistema en un modelo productivo más competitivo, sostenible, verde y digital.

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LOS RIESGOS QUE VIENEN

  • Las nuevas variantes del virus, que siguen restringiendo la actividad económica en algunos países.
  • El ahorro de precaución ante las expectativas de subidas de impuestos.
  • El despertar global de la inflación.
  • El endeudamiento creciente y el deterioro de las finanzas públicas.
  • Los movimientos nacionalistas y proteccionistas.
  • El aumento de las desigualdades.
  • El descontento social.
  • La tensión geopolítica entre China y Estados Unidos por el poder tecnológico global.

España ha sido uno de los países más dañados por la pandemia de toda la OCDE (–10,8% del PIB), pero su recuperación está siendo potente. Según el último informe de la OCDE, nuestro país crecerá un 6,8% en 2021, y un 6,3% en 2022. El Banco de España es más prudente y pronostica un 6,5% en 2021 y un 5,9% en 2022. El más optimista es el Gobierno, que espera alcanzar un crecimiento del 6,5% en 2021 y del 7% en 2022. La revisión a la baja del crecimiento del segundo trimestre de 2021 realizada por el INE, desde el 2,8% hasta el 1,1%, pone en evidencia que las previsiones hasta ahora realizadas son excesivamente optimistas.

El crecimiento se moderará. El consumo de las familias irá perdiendo impulso a medida que la demanda embalsada se vaya vaciando.

El consumo lidera el inicio de la recuperación

En la primera fase de la recuperación de España, el protagonista está siendo el consumo de las familias, que está creciendo con gran dinamismo impulsado por la demanda embalsada y el ahorro forzoso acumulado durante la pandemia. El consumo de las familias irá perdiendo impulso a medida que la demanda embalsada se vaya vaciando y el ahorro disminuyendo. En los próximos trimestres, la inversión y las exportaciones tomarán el relevo, pero no podrán sustituir completamente la pérdida de impulso del consumo. El crecimiento se mode­rará.

El efecto inercia del potente arranque de la recuperación, las políticas monetarias y fiscales expansivas y la recuperación global, garantizan un crecimiento del PIB de España próximo al 6% en 2021. Con la ayuda del fondo europeo Next Generation, a mediados o finales del 2022 España puede recuperar el PIB de 2019.

l Gobierno es más optimista y espera recuperar el PIB de 2019 este año. La incógnita es qué pasará a partir de 2023, cuando las medidas de apoyo fiscales y monetarias se hayan retirado y el potencial de crecimiento descienda por debajo del 2%, si el Gobierno y las empresas se limitan a la recuperación y no a la transformación del sistema económico y los modelos de negocio, en un proceso de adaptación al nuevo mundo postcovid.

355% del PIB mundial. Esta es la primera crisis en la que el mundo sale con más endeudamiento del que tenía al entrar.

Riesgos e incertidumbre

La recuperación no está totalmente asegurada. Las nuevas variantes siguen restringiendo la actividad económica en algunos países. Desde el punto de vista económico, social y geopolítico, el nivel de incertidumbre sigue siendo muy alto.

Existen dudas sobre la evolución del ahorro de precaución. Es muy probable que la tasa de ahorro se mantenga por encima de los niveles prepandemia ante las expectativas de subidas de impuestos y la incertidumbre sobre las políticas del ­gobierno.

Por otra parte, existen otros riesgos y amenazas que habrá que vigilar como son: el despertar global de la inflación, el endeudamiento creciente y el deterioro de las finanzas públicas, los movimientos nacionalistas y proteccionistas, el aumento de las desigualdades, el descontento social o la tensión geopolítica entre China y Estados Unidos en la guerra fría por el poder tecnológico global.

Esta es la primera crisis en la que el mundo sale con más endeudamiento que con el que entró. El endeudamiento global supera el 355% del PIB mundial, el más alto la historia. El reciente episodio de suspensión de pagos de Evergrande y el temor a que se convierta en nuevo Lehman Brothers es la punta del iceberg del excesivo y peligroso endeudamiento de China, y una señal del océano de deuda por el que navega el mundo.

La actual pandemia ha causado la mayor crisis y transformación socio­económica y política desde la Segunda Guerra Mundial. Su globalidad, intensidad y duración tendrá un impacto socioeconómico y político de largo alcance. Ha sido una lección de humildad para una humanidad tecnológica que creía poseer el dominio de la naturaleza.

El mundo se ha vuelto keynesiano. A diferencia de la crisis de 2008, la respuesta de la política económica a nivel global ha sido rápida y contundente.

Divergencia en la recuperación global

La recuperación está siendo desigual e incompleta. Desigual entre países, sectores y regiones. Incompleta porque algunos países tendrán que esperar hasta 2023 para alcanzar la renta y riqueza de 2019.

China es el país que menos ha sufrido y antes se ha recuperado. En 2021 crecerá un 8,1%. Estados Unidos habrá alcanzado en 2021 la recuperación total. A finales de 2021 o principios de 2022, lo harán India, Alemania, Francia, Japón, Canadá, Rusia y Arabia Saudita. Habrá que esperar hasta mediados de 2022 o inicio de 2023 para que los países más rezagados completen su recuperación, entre ellos España, Italia, México, Sudáfrica y otros países emergentes y en desarrollo.

Fondos Next Generation UE. Es necesaria una institución independiente de evaluación de los proyectos de inversión.

Bancos centrales y la banca: de problema a solución

Esta vez la banca no ha sido la causa sino parte de la solución. La banca y los mercados financieros confían en que los bancos centrales harán todo lo que sea necesario para mantener la estabilidad financiera y la recuperación. Las primas de riesgo están contenidas y la deuda pública y corporativa siguen creciendo.

No obstante, tanto el FMI como el Banco Internacional de Pagos de Basilea hacen una llamada a la prudencia ante el endeudamiento y la toma de riesgos excesivos. Insisten en la necesidad de que los bancos centrales estén vigilantes, animando a los gobiernos a que continúen con las políticas fiscales expansivas hasta que la recuperación esté consolidada.

No es previsible que el BCE o la FED anticipen una subida de los tipos de interés antes de 2023. Eso sí, reducirán, prudentemente y gradualmente, la inyección de liquidez a través de las compras de deuda hasta que la recuperación esté asegurada y la inflación controlada. Durante los dos próximos años las condiciones financieras seguirán siendo favorables.

El fantasma de la inflación

Los programas fiscales y las políticas monetarias expansivas han provocado un fuerte aumento de la demanda en un momento en el que la oferta está limitada por rupturas de la cadena de suministro global y la destrucción de parte del tejido productivo. El ahorro embalsado durante la pandemia está siendo la base de un fuerte despegue de la demanda en 2021.

El incremento de la demanda se enfrenta a restricciones en la oferta, rupturas en la cadena de suministro global y un fuerte déficit en la producción de semiconductores que provoca paralizaciones y aumento de costes en la producción de automóviles y otros bienes duraderos.

La inflación en la Eurozona se ha disparado hasta el 3%, en Estados Unidos hasta el 5,3%, y en España hasta el 3,3%. La nueva inflación es de demanda y de costes. Si se producen efectos de segunda ronda sobre los salarios y los precios finales, el fantasma de la estanflación será una amenaza a medio plazo.

Los bancos centrales tranquilizan a los inversores asegurando que la inflación es transitoria. No obstante, de consolidarse las expectativas de inflación los bancos centrales se verán obligados a subir los tipos de interés, lo cual, con altos niveles globales de deuda pública y privada, podría provocar una crisis financiera. Los bancos centrales afirman que la inflación es transitoria, que están vigilantes y que disponen de las herramientas para su control. No obstante, ya han anunciado la retirada gradual de los estímulos monetarios.

La incógnita. ¿Qué pasará a partir de 2023 si el Gobierno y las empresas se limitan a la recuperación y no a la transformación del sistema económico y los modelos de negocio, en un proceso de adaptación al nuevo mundo postcovid?

De la recuperación a la transformación

A diferencia de la crisis de 2008, la respuesta de la política económica a nivel global ha sido rápida y contundente. El eje fundamental han sido las políticas monetarias y fiscales expansivas. El mundo se ha vuelto keynesiano. En la Unión Europea se han suspendido temporalmente las reglas y objetivos fiscales hasta que la recuperación esté consolidada. Las medidas aplicadas en la UE han sido las ayudas directas, las moratorias de préstamos, de alquileres e impuestos, los ERTE, la financiación de las empresas y las capitalizaciones.

No obstante, sería un error del gobierno y de las empresas pensar que de esta crisis podemos salir con la simple recuperación de los niveles de renta, empleo y riqueza de 2019. Por dos razones:

  1. El covid ha precipitado cambios estructurales, tecnológicos, económicos y sociales que exigen profundos cambios en las políticas, en las estrategias y los modelos de negocio del gobierno y de las empresas.
  2. España adolece de deficiencias y fallos estructurales históricos en la Administración Pública, en el mercado de trabajo, en los mercados de bienes y servicios, en el tamaño de las empresas, en la financiación pública y en el sistema judicial, entre otros, que la simple recuperación no resolverá, y que están limitando la productividad, el potencial y la sostenibilidad del crecimiento y el bienestar de España.

    Por otra parte, la pandemia ha actuado como un acelerador de tendencias que venían operando desde hace décadas, poniendo en evidencia la insostenibilidad de un modelo de crecimiento no inclusivo generador de desigualdades y conflictos sociales crecientes que crea desconfianza en las instituciones y que destruye el medio ambiente.

    Por último, esta crisis exige la cooperación y solidaridad internacional. Sólo alcanzaremos la seguridad sanitaria cuando todos, países ricos y pobres, estemos inmunizados.

Políticas de transformación: Next Generation

Se necesitan reformas y políticas transformadoras que resuelvan los históricos desequilibrios estructurales, restañen las cicatrices de la desigualdad, la pobreza y el paro, y contribuyan a conformar un nuevo mundo postcovid más innovador, resiliente, digital y sostenible medio­am­bientalmente.

La segunda fase de la recuperación debe de estar protagonizada por reformas estructurales e inversiones transformadoras. La gran oportunidad para España y sus empresas es la aprobación del fondo europeo Next Generation UE. Espa­ña puede recibir ayudas por valor de 140.000 millones de euros: 72.000 millones en subvenciones y el resto en préstamos.

El objetivo del Next Generation UE es la transformación del sistema en un modelo productivo más competitivo, moderno, sostenible, verde y digital. Las ayudas deben dirigirse a proyectos de inversión que cumplan con estos objetivos.

Como condición, Bruselas va a exigir que ejecutemos las reformas estructurales pendientes: reforma de las pensiones, del mercado de trabajo, de la Administración Pública y de las políticas activas de empleo, entre otras. Y aquí está el primer problema. El Gobierno de coalición plantea algunas reformas que van en dirección opuesta a la que demanda la Comisión Europea.

Por otra parte, existen dudas sobre la transparencia y capacidad de gestión y absorción del gobierno de los fondos europeos Next Generation, ya que en el pasado tan solo ha sido capaz de absorber dentro del calendario previsto el 40% de los fondos europeos ordinarios.

Necesitamos un Gobierno que actúe con rigor, coherencia, transparencia y responsabilidad. Es necesaria una institución independiente de evaluación de los proyectos de inversión. Solo así ganaremos la confianza de nuestros socios europeos. Es la gran oportunidad para que la pequeña y mediana empresa dé el gran salto cualitativo de la transformación digital de su modelo de negocio.

De la iniciativa de las empresas y de la honesta, responsable, transparente y eficiente gestión del gobierno depende nuestro futuro. España no puede desaprovechar esta oportunidad histórica.

 
Foto firma Fernando Faces

Fernando Faces
Profesor de San Telmo Business School

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