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Jordi Cuatrecases

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Estefanía Ferrer
CEO y fundadora de Lico Cosmetics

Una crisis puede ser el inicio de algo grande. En 2020, en plena pandemia, Estefanía Ferrer dejó su trabajo en la empresa aeronáutica Airbus para fundar Lico Cosmetics. Centrada exclusivamente en la venta online, esta nueva marca de cosmética ha alcanzado los 13 millones de euros de facturación en 5 años y prepara su expansión internacional con Portugal como primer destino.

Ingeniera química de formación, Estefanía Ferrer desarrolló la mayor parte de su carrera profesional en el sector aeronáutico hasta que la pandemia marcó un punto de inflexión en su vida. Apasionada de la cosmética desde niña, aprovechó aquellos meses de reclusión forzada para explorar su verdadera vocación, diseñando sus primeros productos.

Cuando tocaba regresar a la “nueva normalidad”, tomó una decisión valiente: dejar su trabajo en Airbus Defense & Space para dedicarse por completo a su pasión, decidida a aprovechar esa oportunidad que le daba la vida. Así nace Lico Cosmetics, una empresa que lidera con un equilibrio entre el rigor científico, la sensibilidad hacia las clientes y un modelo empresarial centrado en el canal online.

Con una inversión de 20.000 euros y el respaldo de Lanzadera, en la actualidad Lico Cosmetics cuenta con 37 referencias activas, emplea a 39 personas y ha facturado 13 millones de euros en los últimos 12 meses, con crecimientos del 90% versus 2024 en los 6 primeros meses del 2025, pasando de 150.000 seguidoras fieles –licolovers– a 200.000. Esta es su inspiradora historia.

¿Cómo surge la idea de crear Lico Cosmetics?

Desde pequeña me encanta formular y ver cómo interactúa un producto con la piel. Durante 10 años trabajé en Airbus hasta que la pandemia de covid nos obligó a parar la producción durante tres meses, un tiempo que yo dediqué a elaborar mi producto ideal de cosmética. Fueron unas semanas muy intensas en las que mi cabeza hizo ‘clic’: “Es ahora o nunca”, me dije, de manera que después del confinamiento dejé mi trabajo y creé Lico.

¿Cómo fue el proceso de convertir su idea en un producto tangible y de ponerlo a disposición del mercado?

El principio fue muy complicado porque estaba sola, pero tenía muy claro lo que quería: crear un producto cosmético para la piel que no existía en el mercado. Porque en cosmética de la piel hay grandes tendencias: están los productos que se posicionan como naturales sin serlo, porque no existe un producto 100% natural; y los productos de laboratorio, con sustancias que no me apetecía ponerme en la piel. Apoyándome en la ingeniería cosmética me centré en encontrar fórmulas innovadoras que fuesen eficaces desde el primer día.

¿Cuáles son las prioridades de Lico?

Nuestra prioridad número uno es aportar valor a la cliente, que nosotros denominamos “licolover”. Nuestras licolovers estaban deseando encontrar la cosmética a la que por fin iban a ser fieles. Y nosotros se la ofrecemos.

Para conseguirlo, nuestros pilares son la ingeniería cosmética, que es la que asegura eficacia, “la ingeniería del detalle”, que es todo ese amor por el cliente, y el equipazo que tenemos.

A medida que el equipo crecía nos fuimos dando cuenta de que en Andalucía hay mucho talento y pocas oportunidades. Desde Lico queremos ofrecer oportunidades a todo ese talento que busca un puesto de trabajo un poquito más disruptivo y quiere trabajar en cosmética. Con el empuje y compromiso de nuestro equipo, esto tiene que salir bien.

«Para emprender hay que tener una pasión desbordada y aportar valor real al cliente. Si no aportamos valor, el mercado nos expulsará».

¿Cómo dio con ese primer producto que presentar al mercado y cómo ha ido creciendo la gama?

El primero fue un tratamiento que resolvía el problema de falta de luminosidad en la piel, para la piel apagada, porque yo no encontraba nada que me funcionase.

Salimos al mercado solo con dos productos: un sérum de vitamina C en combinación con vitamina E. Microencapsulábamos en un polímero de celulosa la fórmula más potente y estable de la vitamina C. Y, por otro lado, nos fuimos hasta el desierto del Kalahari para traernos la fuente de vitamina E más importante del mundo, que es el aceite de melón de Kalahari, aceite de manketti.

A esos dos productos les aportamos un aroma que recordase ese lugar del mundo, dotándoles así de una experiencia más sensorial. Esa combinación de ingeniería cosmética y experiencia más aspiracional la hemos ido replicando en el resto de productos.

Tenemos tratamientos específicos para mejorar el párpado caído, las bolsas, las ojeras, el cuello, la papada, el ‘código de barras’… Tenemos otro best seller que trata la firmeza en el cuerpo. Recientemente sacamos al mercado un producto que trata manchas y la firmeza en las manos. Así hasta 37 referencias únicas. También tenemos rutinas de tratamientos de dos productos.

¿Cuáles son sus canales de venta?

Al principio no tenía una estrategia clara. Intentábamos vender en todos los canales: web, farmacia, perfumería, Amazon… Con el tiempo nos dimos cuenta de que esa era una debilidad, porque no nos permitía atender bien ninguno. Decidimos entonces, por intuición más que por datos, poner el foco en nuestra propia web, que hoy concentra toda nuestra facturación. Nos podríamos haber estrellado, pero nos salió bien.

¿Cómo visualiza el futuro de la compañía a 5 años vista?

A mí me gustaría ser la marca más querida y respetada de cosmética a nivel nacional e internacional, lo que no tiene por qué asociarse con facturación. Respetada por la autoridad que tenemos y toda esa inversión en ingeniería cosmética, y querida porque ofrecemos mucho cuidado para la cliente. ¿Cómo la veo en términos de números? No soy nada de lanzar balones al aire. Los pies en la tierra. A día de hoy estamos aquí, no sabemos con qué problema nos podemos encontrar mañana. Miramos el futuro con confianza, pero también con precaución y pies de plomo.

En la imagen, Estefanía Ferrer –fundadora de Lico– y Angels Canto –content and visual strategist de Lico– junto al equipo de AECOC, Rosa Galende –gerente de publicaciones– y Jordi Cuatrecases –director de desarrollo–.

LAS FRASES

“Tras el confinamiento mi cabeza hizo ‘clic’: “Es ahora o nunca”, me dije, de manera que dejé mi trabajo en Airbus y creé Lico Cosmetics”.

“Tenía muy claro lo que quería: crear un producto cosmético para la piel que fuera eficaz desde el primer día”.

“He tratado de replicar en Lico Cosmetics la obsesión de Airbus por la calidad, porque en una aeronáutica nada puede fallar. Por tanto, ¡calidad y siempre!”.

“Hemos tenido beneficios desde el primer momento. En 2024 facturamos 10 millones de euros con un EBITDA muy positivo”.

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