30/07/2020

Susana-Marquez-CHEP

SUSANA MÁRQUEZ
EU ASSET PROTECTION MANAGER AT CHEP

Covid-19

Es evidente que el mundo no estaba preparado para esta pandemia. Para los profesionales de seguridad también ha supuesto un hecho sin precedentes y, dentro del proceso de adaptación y aprendizaje que hemos tenido que seguir todos, ha habido pequeños y grandes gestos que nos han ayudado a sobrellevar esta etapa.
He visto a muchos compañeros de profesión creando certeza en la incertidumbre y ocupándose del bienestar de los empleados en una situación de mucha ambigüedad. También he visto a corporaciones escuchando atentamente las instrucciones de su responsable de seguridad.
Creo que es el momento de revisar las diferentes dinámicas aplicadas por las empresas y cómo han gestionado la moral y el bienestar de sus empleados, que al fin y al cabo es vital para asegurar unos buenos resultados.
Si hablamos del sector de retail debemos ser conscientes de lo que han vivido los equipos de las tiendas. Los que podemos trabajar en remoto hemos vivido el confinamiento sin cambios estructurales básicos en nuestro día a día, pero la situación en el punto de venta ha sido mucho más compleja y, en líneas generales, creo que han respondido de una manera ejemplar.
Los que nos dedicamos a la seguridad y prevención sabemos que cuando se quiere analizar algo hay que preguntar. Quizás ahora sea la etapa de preguntar con total sinceridad a cada empleado “¿cómo estás?” e incluir las respuestas en el plan de recuperación, cuando lo haya.

Medidas a corto y medio plazo

Actualmente mi trabajo está orientado a la protección de nuestros activos, los palés azules reutilizables, a nivel europeo. Como tantos otros profesionales de la cadena de suministro, hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para garantizar el funcionamiento de la cadena de valor y el suministro de bienes de primera necesidad durante estos meses de confinamiento.
En el plano de las relaciones laborales, puedo mencionar con agradecimiento que no ha habido cambios significativos de la empresa hacia los empleados. Todo lo contrario, ha habido y hay una enorme preocupación por garantizar el bienestar psicológico y físico de las personas. Los trabajadores de oficina hemos desarrollado nuestra labor de manera remota, incluso desde una semana antes de que se declarara el Estado de Alarma. Aquellos que trabajan en centros de servicio y que, por tanto, no podían en algunos casos desarrollar su tarea desde casa, nos han dado ejemplo a todos.
Las oficinas de CHEP en Madrid se han adecuado a la normativa y se ha preparado un plan escalado de vuelta a las oficinas, con cuidado y respeto hacia todos los empleados, y teniendo en cuenta las preocupaciones y necesidades de cada uno. En relación a la actividad de protección de activos, hemos seguido en contacto con los stakeholders que nos conciernen para conocer su actividad y crear planes de contingencia realistas y adecuados en cada etapa. Hemos compartido buenas prácticas a nivel europeo por medio de nuestro Consejo de Protección de Activos, con el fin de encontrar las mejores soluciones en una situación que hasta ahora no habíamos tenido que afrontar.
Ante todo, hemos puesto las personas en primer lugar y desde ahí se ha trabajado, intentando seguir el ritmo, aunque todos supiéramos que el mundo que conocemos está cambiando a nuestro alrededor. En mi día a día he mantenido relación con compañeros de otras empresas y con los diferentes cuerpos policiales. Todos nos hemos ayudado y aconsejado mutuamente en un itinerario que se sigue marcando a cada paso.

Visión de futuro

El sector de seguridad abarca muchas acciones, tareas y enfoques. En términos generales, creo que esta vivencia ha sido un gran aprendizaje y no debemos dejar que caiga en saco roto.
En general, las organizaciones que confían en sus expertos de seguridad acuden a nosotros buscando certeza. A veces el mejor de los análisis es reconocer lo que sabemos y lo que no sabemos, para buscar respuestas en el sector y en procesos similares de los compañeros que nos rodean.
En lo que se refiere a figuras concretas como el vigilante de seguridad, creo que se merecen un reconocimiento que todavía no han recibido, por todo lo que han aportado en esta etapa, ellos sí que han tenido que han adaptarse a un ritmo vertiginoso a la nueva realidad.
Recuerdo mi primera “incursión” en un supermercado después de muchos días sin salir de casa. Un vigilante con equipo de protección individual me facilitó gel y guantes antes de entrar en la tienda con una sonrisa que me trajo optimismo. Sentí un gran respeto, porque lo cierto es que los vigilantes marcan el tono de los comercios que visitamos cuando están presentes. Desde aquí envío mi reconocimiento a estas mujeres y hombres que han sido la cara visible de la seguridad privada en los momentos más difíciles de nuestra historia reciente.

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