C84 | Veritas veritatis et omnia veritas. Quien resiste, gana

Antes de nada, querría manifestar a este sector mi cariño y agradecimiento por su contribución a mi felicidad, y mi admiración por su capacidad de pelear y resistir en tan adversas circunstancias.

Dicho esto, y a riesgo de que para cuando ustedes lean este articulo las circunstancias hayan cambiado y mis comentarios puedan resultar improcedentes, muy manoseados o ambas cosas a la vez, quiero hablarles de “la verdad”. Como dijo San Pablo: In veritas libertas (en la ver-dad está la libertad).

Tener o no tener aguante

Con frecuencia siento que me estoy haciendo viejo. Como el resto de los mortales, lo noto cuando quiero echar una carrerita para cruzar el paso de peatones porque el semáforo se ha puesto en rojo o cuando tengo una digestión pesada por comer chuletón. Y, de un tiempo a esta parte, noto también algo que no me cuadra con lo que yo esperaba de la vejez: ¡me caliento con más facilidad!

Inocente de mí, hubiera dicho que con la edad uno se vuelve más pasota. Pues no. Y reconozco que esto me hace sentir mal, débil, ¿más vulnerable? No lo sé… pero me preocupa.

Les cuento todo esto para introducir lo que me ocurrió ayer cuando leí las declaraciones de un ilustre médico que dijo que “en Madrid el precio de una vida humana cotiza menos que en [su comunidad autónoma].” No quiero de ninguna manera polemizar con este tema y reconozco que desconozco el contexto en que se hizo esta afirmación. Pero me sirve para hilar con lo que yo quería tratar hoy. Así que, por adelantado, mis disculpas a quien dijo esto.

El peso del horeca

Les recuerdo que hoy quería hablar de “la verdad”. Muy posiblemente malinterpretando las palabras de ese buen señor, al leerlas vino a mi cabeza todo lo que se ha dicho sobre el régimen de restricciones a la hostelería en la Comunidad de Madrid y sus diferencias con otras comunidades. Y aquí enlazo con el tema “horeca”. ¡Vino a mi cabeza y me calenté!

Me calenté porque, intentando no volverme loco con la situación que estamos viviendo, hace ya tiempo que estoy procurando sacar mis propias conclusiones. Conclusiones de andar por casa, sí, pero que me sirvan a mí para mantener la paz.

En definitiva, hace tiempo que saqué del cajón mi poquito sentido común desarrollado durante un montón de años de trabajo, mis mínimos conocimientos matemáticos y lo poco que me queda de mi licenciatura en derecho para poner algo de orden en mis ideas sobre esta desgracia de la pandemia y buscar “la verdad”.

Dicho de otra manera: fijar un criterio de medición –los fallecimientos–, utilizar la herramienta de las “reglas de tres” y atenerme a los “hechos probados”. Qué sencillo y qué distinto de aquello con lo que me siento bombardeado desde el exterior, medios de comunicación y políticos.

Información y desinformación

¿Han contado alguna vez las noticias con las que nos bombardean en un telediario? Yo lo hice por primera vez ayer al mediodía con un telediario de los de mayor audiencia: 83 noticias antes de pasar a los deportes y el tiempo. ¿Saben cuántas sobre el covid? Pues fueron 66.

Si me dejan a mí estar hablando de una de mis marcas 66 veces durante más de un año en el telediario, me salgo del mundo. Mis consumidores se hubieran convertido en doctores honoris causa en mis productos.

¿Cómo es posible hablar tanto de un tema, tan relevante para la audiencia, sin ningún esquema, desordenadamente, diciendo al respecto una cosa y su contraria en el transcurso de un par de minutos, dando datos no comparables, sembrando un total desconcierto y manteniéndonos perfectamente desinformados? A esto súmenle lo que se escucha en cualquier emisora de radio, la prensa o lo que aparece en internet.

Hechos probados

Facts & Figures era el encabezamiento del primer gráfico de cualquier argumentación en mi vida pro-fesional. Los “hechos probados”. Su interrelación con sencillas reglas matemáticas (como “reglas de tres”, por ejemplo). Datos comparables y KPI para medir las variables críticas seleccionadas. Pero ¿qué pitorreo es este? … sobre algo en lo que nos va la vida. Perdón por el tono, pero ya les he dicho que me caliento.

Y de aquí podría pasar a hablar de la clase política, pero no lo haré por dos razones. Primero, porque este no es el foro. Segundo, porque, como me dijo hace ya muchos años un brillantísimo banquero, con los políticos no hay que enfrentarse nunca pues te pueden “sacudir” muy fuerte hasta con el BOE; simplemente hay que ser pacientes y esperar a que los cambien, suelen durar menos que nosotros. Con estos, a esperar entonces.

Madrid y la hostelería

Y por fin les doy mi pildorita de hoy especialmente dedicada a mi queridísimo sector horeca: en la Comunidad de Madrid, con la hostelería cerrada (durante la primera ola) hubo, desgraciadamente, alrededor de un 50% más de fallecidos de los que hubo en el resto de España. Con la hostelería abierta (durante la segunda y tercera ola y por directrices del gobierno autonómico), el número de fallecidos ha estado por debajo de muchas otras comunidades que mantenían la hostelería cerrada, no tenían aeropuerto de Barajas coladero, y contaban con una densidad de población mucho menor, entre otras circunstancias… ¡y en línea con la media nacional!

Podría decir a mis amigos de horeca lo que dijo Camilo José Cela: “Quien resiste, gana”. Pero no, lo que les voy a decir es lo que me dijo el mejor presidente de una gran multinacional con el que me he cruzado en mi vida: “Manu, when you are right, you fight; and only if you fight, you’ll win!” (cuando tienes razón, peleas; y solo si peleas, ¡vencerás!).

Sin ir a la confrontación, con inteligencia, con “vaselina”, por supuesto. Pero datos, “facts & figures”, hechos probados, KPI relevantes. Hay que deshacer la maraña y la tinta de calamar para que “la verdad” se imponga, aunque ofenda… Veritas veritatis et omnia veritas. Ánimo, que los buenos siempre ganan.