José Manuel Corrales
Profesor de economía y empresa de la Universidad Europea
La prolongación de la invasión rusa a Ucrania está teniendo importantes efectos económicos y sociales que afectan a todos los países por la enorme incertidumbre generada. Ya todos los gobiernos europeos están percibiendo un estancamiento económico y consideran inevitable una alta inflación que durará al menos hasta el verano de 2023.
La guerra en Ucrania amenaza con extenderse más allá del territorio ucraniano, afectando aún más a la economía europea, con persistentes dinámicas inflacionistas en los mercados, incrementos de los precios energéticos, importantes afecciones en la cadena de distribución y una progresiva crisis alimentaria en todo el mundo, especialmente en el continente africano, lo que alimentará los flujos migratorios.
La economía mundial se va a resentir por el incremento de las hostilidades en Ucrania.
El impacto de la guerra
La economía mundial se va a resentir por el incremento de las hostilidades en Ucrania. En las relaciones internacionales la complicidad que se puede constatar entre Rusia-China puede desplazar la centralidad en los intercambios comerciales de la UE a otras áreas geográficas. El problema de esta vertiginosa escalada es que Rusia aportaba el 45% de las importaciones totales de gas natural de la UE, y los cortes de suministro comprometen muy seriamente el consumo y de una forma muy específica el normal funcionamiento de la industria alemana.
El fantasma de la estanflación recorría de nuevo la Unión Europea durante todo el año 2022, pero ya no es un espectro fantasmal sino una cruda realidad. Las perspectivas para la economía española ya no son tan favorables, con un encarecimiento notable de las materias primas y con cuellos de botella que afectan a la cadena de distribución. Con estos antecedentes podemos afirmar que no habrá recuperación total de los niveles de prepandemia como mínimo hasta finales de 2023, con un retraso de casi dos años respecto a las previsiones.
El Gobierno de España ha reconocido el deterioro evidente de las expectativas y ha empeorado notablemente las previsiones económicas para 2022-2025. Así la previsión de crecimiento económico es del 3,5% en 2023 (los diferentes organismos internacionales la reducen a la mitad); 2,4 % para 2024 y 1,8 % para 2025. La inflación tardará meses en descender, provocando una evidente pérdida de poder adquisitivo de las familias que se siente en los hogares.
Impulsar la productividad de las empresas
España precisa políticas macroeconómicas que reduzcan la incertidumbre y permitan gestionar de una forma más ágil y eficaz los fondos europeos. Todo ello para fomentar la competitividad y productividad de las empresas, la formación con contratación y el aprendizaje permanente, impulsando el diálogo social y la negociación colectiva.
El gran consumo prevé un cierto estancamiento en la facturación y en el volumen de ventas para 2023, de acuerdo con el sondeo sobre las Perspectivas del Gran Consumo 2023 de AECOC, aunque existan unos consumidores con una mayor intención de gasto. En este contexto el comercio y la distribución viven la incertidumbre e inseguridad provocada por un ahorro acumulado en la pandemia que ya se ha evaporado y una discreta esperanza de seguir la senda de la recuperación económica.
Para lograr un mayor rendimiento, el gran consumo debe ser capaz de interpretar adecuadamente la nueva economía que emerge y al nuevo consumidor que tiene nuevas necesidades y motivaciones. Así los próximos retos pasan por mejorar la productividad en el sector, ser más competitivos, y tener capacidad de anticiparse a los derroteros de la economía.
La distribución de gran consumo en España es un sector muy intensivo en empleo y una de las estructuras más eficientes de Europa. Las transformaciones del sector hacia un modelo más equilibrado, competitivo, innovador y con un enfoque centrado en el consumidor se están produciendo gracias a decisiones empresariales inteligentes y valientes y a una fuerza de trabajo responsable, comprometida y cada vez más especializada.
Por esta razón la distribución merece tener el mayor reconocimiento social.
LOS MENSAJES
“Las perspectivas para la economía española ya no son tan favorables, con un encarecimiento notable de las materias primas y con cuellos de botella que afectan a la cadena de distribución.”
“El Gobierno de España ha reconocido el deterioro evidente de las expectativas y ha empeorado notablemente las previsiones económicas para 2022-2025.”
“La inflación tardará meses en descender, provocando una evidente pérdida de poder adquisitivo de las familias que se siente en los hogares.”
“No habrá recuperación total de los niveles de prepandemia como mínimo hasta finales de 2023, con un retraso de casi dos años respecto a las previsiones.”
José Manuel Corrales
Profesor de Economía y empresa de la Universidad Europea