En el contexto del 33º Congreso AECOC del Gran Consumo, el Punto de encuentro de directivos del sector, el presidente de AECOC Javier Campo analizó la evolución económica de España y los retos a los que se enfrenta nuestro país, donde las exportaciones y el consumo privado son dos de los grandes motores del Producto Interior Bruto.
El PIB español ha crecido un 38% en los últimos 18 años y, teniendo en cuenta las variaciones de la población, la renta per cápita ha crecido en nuestro país y en la Unión Europea un 14% de media, sin embargo, en Italia ha decrecido un 4%.
España e Italia son dos países que, aunque entraron al mismo tiempo en el euro y son culturalmente semejantes, tienen muchas diferencias a nivel productivo y económico. En ambos, según Javier Campo, presidente de AECOC, la productividad estuvo estancada hasta el año 2008. Un año más tarde, el crecimiento de ésta en nuestro país fue superior incluso a la productividad alemana y a la del conjunto de Europa. Además, durante estos años, España ha sido capaz de reactivar notablemente sus exportaciones, mientras en Italia la mejora resulta claramente insuficiente.
Sin embargo y según Campo, “España no es Italia, pero podría llegar a serlo”. En su opinión, el contraste entre estas dos realidades demuestra que no es cierto que la economía de un país pueda evolucionar de forma independiente a la gestión de gobierno.
Así, los retos a los que se enfrenta la economía española son los siguientes según Javier Campo :
- 1. En el entorno del Euro, los países, para mejorar su calidad de vida necesitan mejorar la competitividad. Eso implica estabilidad política, institucional y regulatoria.
- 2. El potencial de crecimiento actual es muy bajo. Necesitamos reformas estructurales para mejorar la Población Activa y la Tasa de Actividad.
- 3. La productividad es baja. Incrementarla es la única manera de poder aumentar los salarios y el consumo sin perjudicar el empleo, y mejorar el crecimiento potencial.
- 4. La clase política tiene que realizar las reformas necesarias. Estas tienen que ser coherentes y mantenerse de forma consistente, para asegurar el crecimiento potencial, el consumo y la actividad de nuestras empresas a medio plazo.
