La crisis del coronavirus ha puesto encima de la mesa la gran interdependencia mundial en la fabricación y suministro de productos sanitarios, test de diagnóstico rápido, medicamentos y equipos para tratar a los pacientes, así como para asegurar las medidas de protección personal de los profesionales sanitarios.

Mónica Soler
Gerente del Sector Salud AECOC –GS1 Spain

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A la espera de que las múltiples iniciativas para el desarrollo de una vacuna den su fruto, no antes de 2021, los esfuerzos se están dirigiendo también hacia la obtención de un tratamiento, que actualmente es sintomático. Esto supone una nueva tensión en la cadena de suministro farmacéutico, ya que se están evaluando tratamientos con medicamentos antirretrovirales o medicamentos para la artritis reumatoide, lo que supone un gran pico en la demanda al que tendrá que responder la industria farmacéutica de forma ágil para no desabastecer a los hospitales en situación de extrema necesidad.

“El COVID-19 ha puesto de manifiesto el riesgo que asumen las cadenas de suministro de los países que tienen al gigante asiático como fuente principal de abastecimiento de productos sanitarios y de ingredientes farmacéuticos activos”.

Esta pandemia ha demostrado el gran peso que ostenta China como fuente principal de abastecimiento de productos sanitarios y de ingredientes farmacéuticos activos (API) a nivel mundial. Este dominio del mercado nos plantea el riesgo que asumen las cadenas de suministro en el resto de países dependientes del gigante asiático. Una situación que podría mitigarse si estuviéramos hablando de una distribución de la cuota de mercado a través de varias geografías. También hay que tener en cuenta otro factor con el que nos hemos encontrado durante estas semanas: muchos proveedores nacionales se abastecen a su vez de un mismo intermediario clave.
A esta situación se han sumado, en previsión de una escasez inesperada de productos críticos (mascarillas quirúrgicas, respiradores, test, EPIs, etc.) en determinados países de la unión europea, las restricciones para su exportación con objeto de equilibrar su demanda interna.
Por otro lado, el artículo 4 del Real Decreto ley 6/2020, de 10 de marzo, establece medidas especiales habilitando a la Administración Sanitaria del Estado para centralizar las compras sanitarias de determinados productos y medicamentos críticos para poder afrontar la pandemia. A pesar de esta cobertura legal, se ha puesto de manifiesto la gran dificultad que existe en el mercado, tanto para el gobierno central como para los gobiernos autonómicos, para la adquisición y la logística de estos productos.
El escenario del Covid-19 a medio y largo plazo se presenta incierto, si bien con un cambio estacional podríamos esperar la remisión del virus y la estabilización de nuestro sistema sanitario y de su cadena de suministro.
En cualquier caso, tanto a las autoridades competentes, como a los profesionales públicos y privados de la cadena de suministro nos va a tocar reflexionar y modificar estrategias y procesos para protegernos mejor en un futuro.

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