Congreso AECOC 2022

Ignacio González, Presidente de AECOC, reivindicó en el Congreso AECOC 2022 los esfuerzos del sector para limitar el impacto de la inflación sobre los hogares y reclama a la Administración que tome medidas con ese mismo objetivo. En su opinión, el sector es una víctima más de la inflación y no un causante, por lo que insiste en que “es el Gobierno el que debe hacer un ejercicio de solidaridad con los ciudadanos y no traspasar a las empresas la responsabilidad”

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Ignacio González, Presidente de AECOC

Es evidente que cuando nos estábamos recuperando de una pandemia que afectó fuertemente a las cadenas de suministro, la invasión de Rusia a Ucrania nos ha causado dos guerras, una energética y otra económica, cuyo impacto nadie es capaz de prever. Es un momento convulso, con conflictos estratégicos que están teniendo grandes impactos en las cadenas globales.

Ningún país ha podido evitar estos impactos, pero las medidas que han adoptado unos países u otros han condicionado y están condicionando claramente el potencial de recuperación y de crecimiento. En España, el Gobierno anunció una previsión de crecimiento del PIB del 4,4% en 2022 y del 2,1 en 2023, y el Banco de España, entre otros, ha rebajado esa proyección hasta el 1,4%. Todas las previsiones empeoran y España está a la cola de la recuperación europea, que probablemente no recuperará el nivel de PIB de 2019 hasta principios de 2024.

“No son los alimentos los que se están encareciendo, sino todo aquello que necesitamos para producirlos, transportarlos y comercializarlos. Nosotros somos una víctima más de la inflación y no sus causantes”.

  • Incremento de la deuda pública. Desde febrero de 2020 se ha incrementado en 240.000 millones de euros, y ahora es de 1,5 billones de euros, lo que supone el 120% del PIB, y de la que a cada español nos tocan 30.000 euros.
  • La inflación debilita la economía. Ninguna de las principales economías ha podido evitar la inflación, ya sea la acumulada del año o la interanual. Según el Banco de España, el período de inflación será más largo de lo previsto y ya hay desaceleración de la actividad por la propia incertidumbre, por la crisis energética y por el endurecimiento de las condiciones financieras.
    Ya se ven esos signos de debilitamiento tanto en la actividad económica como en los índices de confianza del consumidor, de consumo y de producción.
  • Paro contenido. El empleo nos da un respiro. Se resienten algunas ramas de la economía, como las que están más afectadas por los problemas en la cadena de suministro (construcción o manufacturas),y también las que crecieron durante la pandemia de manera “artificial”, como la educación o la sanidad.
    El centro de análisis Funcas dice que el paro apenas bajará, cerrará el año en un 13,3% y un 13% en 2023. Es el doble de la media de la Unión Europea y el porcentaje más alto de los 27 países. La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿Es el momento de encarecer las cotizaciones sociales y la contratación? Porque, evidentemente, si el único indicador más positivo que tenemos se resiente y ponemos en riesgo el empleo, la recuperación será todavía más difícil. Y la segunda pregunta: ¿cómo es posible que con esta situación tengamos muchos sectores con problemas de contratación? No deja de ser curioso el desajuste que existe entre lo que queremos las empresas y lo que ofrece la formación.
  • La productividad continúa siendo la gran asignatura pendiente. Tenemos el mismo nivel de productividad que en 2015. No hemos avanzado nada en siete años. Mientras, los costes laborales han crecido cinco puntos por encima de la Eurozona. Las empresas no estamos contra la subida del salario mínimo, pero hay que ganar productividad, trabajar en la formación de la gente y en la inversión productiva y tecnológica, luchar contra el absentismo, etc.
    Porque la mejor herramienta de cohesión social que hay en una economía es la productividad.
  • Consumo, ahorro y renta disponible. La renta disponible ha crecido un 3,7% y el consumo de los hogares un 10,5% de manera ficticia, porque todo es inflación: el consumo neto, descontada inflación, ya empieza a bajar. Ahora es el ahorro el que está pagando la inflación. De ahí que los hogares aún hoy no la notan con toda la virulencia que va a tener.
  • Confianza del consumidor bajo mínimos. La pérdida del poder adquisitivo, junto con esta percepción, es una gran amenaza para la recuperación. Es el efecto Pigmalión, la profecía autocumplida: si se cree que habrá crisis, la habrá; si se cree que la crisis ha terminado, se terminará antes. Al menos lo que tenemos que hacer nosotros –y es un deber yo diría urgente– es recuperar la confianza del consumidor en nuestro sector, y que el consumidor entienda que estamos a su lado.

“Tenemos el deber urgente de recuperar la confianza del consumidor en nuestro sector, y que el consumidor entienda que estamos a su lado”.

  • El papel del gran consumo. Somos el 25% del PIB nacional. En este contexto complejo, la cadena de valor de gran consumo sigue siendo y será el motor económico y social de nuestro país. Empleamos a 4,5 millones de personas. Somos el primer empleador de la ‘España vaciada’, contribuyendo al equilibrio territorial y al mantenimiento de prestaciones y servicios que son básicos, como los colegios, los centros de salud o las sucursales bancarias.
    En el mes de junio España creó 115.000 puestos de trabajo, el 70% de los cuales se crearon entre la hostelería (50.000) y el comercio (31.000). En agosto España destruyó 190.000 afiliados a la Seguridad Social y la hostelería fue el único sector que creció en afiliación, mitigando esa caída tan fuerte. En definitiva, España es un país con más de 20 millones de trabajadores en activo y hostelería y comercio constituyen casi el 36% de esos trabajadores en comparación con el 28% en la Unión Europea.

6 MENSAJES PARA JUNTOS IR ABRIENDO CAMINO

  1. El sector se ha visto impactado de lleno por el contexto y el gran consumo no es el culpable de la subida de precios. Hemos tratado y seguimos tratando de contener la inflación todos los días para no castigar más al consumidor.
  2. Las empresas trabajan para proteger el poder de compra de los hogares. Sólo recuperando el consumo podremos dinamizar la economía.
  3. La última parte de este año y el principio del año que viene son sombríos y debemos afrontarlos juntos como sector, sin hacer la guerra entre nosotros.
  4. La prioridad es devolver el poder adquisitivo al consumidor y para ello pedimos bajar el IVA de los productos de alimentación básicos, deflactar el IRPF, retrasar la entrada en vigor de impuestos que sólo demorarán la salida de la crisis, y seguridad jurídica que nos permita a las empresas planificar, invertir y seguir creando empleo.
  5. El mayor ejercicio de solidaridad corresponde al Gobierno y no puede traspasar la responsabilidad ni a los hogares ni a las empresas.
  6. Somos y seguiremos siendo un sector comprometido con el bienestar económico y social del país. Lo demostramos durante el covid y por ello vamos a seguir esforzándonos para seguir dando la mejor respuesta en este contexto tan complejo, sin olvidar los desafíos a medio plazo que tenemos como sector.

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