Voces que suman
de La Fageda
¿Puede una empresa de economía social competir con éxito en el concurrido lineal de yogures de la gran distribución? Con más de 30 años de historia, 30 millones de euros de facturación y 350 empleados, La Fageda ha demostrado que es posible facilitar la integración social de personas vulnerables y aportar valor real al mercado. La compañía se enfrenta ahora a una nueva etapa, marcada por la expansión territorial y la evolución de su comunicación al consumidor. Nos lo cuenta Sílvia Domènech, directora general de La Fageda.
Para el consumidor hoy La Fageda es sinónimo de “yogur de granja”, una forma genial que tuvo el marketing de explicar en el lineal el valor diferencial de un producto intrínsecamente conectado con el origen. Porque desde un principio La Fageda, una empresa de economía social, quiso ganarse un lugar en la cesta de la compra, no por caridad, sino por la calidad de sus productos, entendiendo que esa era la única forma de labrarse un futuro a largo plazo. Por eso la marca nunca utilizó en su comunicación el porqué de su razón de ser, aunque con el tiempo ese por qué ha llegado a ser bien conocido por propios y extraños. Porque, más allá de su función económica, en esencia y desde su origen La Fageda es una entidad sin ánimo de lucro que tiene como objetivo primero generar oportunidades laborales para personas con discapacidad intelectual, enfermedad mental o en riesgo de exclusión.
El proyecto nace de la mano de dos
psicólogos, Cristóbal Colón y Carme
Jordà, que creían firmemente en el
trabajo como herramienta para la reconstrucción
personal y social de
sus pacientes, personas con vidas
truncadas que a través del trabajo
podían sentirse útiles, recuperando
su propia dignidad y autoestima.
Ubicada en el Parque Natural de la
zona volcánica de la Garrotxa (Girona),
La Fageda se fundó en 1982 en
Olot y su primera actividad empresarial
fue la prestación de servicios
de jardineria. En 1987 se trasladó a
plena naturaleza, a la finca Els Casals
del citado parque donde elabora
yogures desde 1993. Más adelante,
han sumado la producción de
mermeladas (2012) y de helados
(2014). Conversamos con Sílvia Domènech,
directora general de la empresa.
Toda la actividad de La Fageda está al servicio de un fin social. Cuéntenos brevemente cómo ha evolucionado el proyecto en sus 40 años de historia.
Nosotros definimos La Fageda es un cuerpo empresarial con un alma social. Realmente creemos que las empresas, los negocios, son capaces de generar un impacto social muy positivo en su entorno. En la actualidad, alrededor el 90% de nuestros ingresos viene de la comercialización de productos y servicios propios. La actividad de yogures y postres genera la mayor parte de dichos ingresos, si bien tenemos muchas otras actividades ligadas a la jardinería y la ganadería que contribuyen de forma importante también en términos sociales.
¿Cómo ha conseguido la marca La Fageda hacerse un hueco en un mundo tan complejo y competitivo como el del gran consumo?
Ubicada en el corazón del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa (Gerona), La Fageda es un proyecto social con estructura empresarial que da empleo real y digno a personas vulnerables a través de la producción de lácteos, helados y mermeladas y la prestación de servicios como jardinería.
CLAVES DEL ÉXITO DE LA FAGEDA
Un liderazgo inspirador. El de Cristóbal Colón y Carme Jordá, psicólogos que fundaron el proyecto en 1982 para mejorar la vida de personas con graves enfermedades mentales.Flexibilidad. La Fageda ha cambiado de rumbo cuando ha sido necesario para encontrar nuevas vías de diversificación que den continuidad al proyecto.
Visión a corto y a largo plazo. La empresa ha sido capaz de modular sus decisiones en el tiempo e identificar nuevos pilares para el crecimiento, que ahora se centran en la expansión territorial, la innovación en producto y la comunicación con el consumidor.