Patricia Daimiel, Directora General de NIELSEN España y Portugal
Nº 34 – ABRIL 2020

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La comercialización del espacio se convertirá en la mayor expansión industrial del siglo XXI. Así de contundente es Inma Martínez, visionaria digital y experta en inteligencia artificial. Inma ha trabajado en múltiples proyectos con la Agencia Espacial Europea y asegura que pronto seremos conscientes de los trabajos y progresos ultraterrestres. Dice que la evolución industrial del cosmos transformará la vida en todos los sentidos y marcará un antes y un después en sectores como la aeronáutica, las telecomunicaciones, la agricultura o la minería. Y advierte: no podremos alimentar de energía a la sociedad digital a menos que salgamos fuera de la órbita terrestre a explorar nuevos recursos.
La comercialización del espacio es, para Inma, una oportunidad para construir una sociedad más justa. La industria espacial presenta un entorno que alimenta la cooperación de todos los actores implicados: agencias espaciales, gobiernos, universidades y, por supuesto, el sector privado. Desde pequeñas compañías españolas pioneras que construyen cohetes hasta grandes emprendedores como Elon Musk y Jeff Bezos que están creando constelaciones de nanosatélites alrededor de la Tierra, todo parece indicar que el mayor progreso estará allá afuera, en el firmamento.

Inma-Martínez

Inma Martínez
Visionaria digital y de la inteligencia artificial

Inma Martínez es considerada una visionaria digital y de la inteligencia artificial. Ha desarrollado su carrera en los sectores del emprendimiento, la innovación y la digitalización. Formó parte, entre otros, de los primeros equipos de desarrollo del Wireless Access Protocol (WAP), el streaming de música y vídeo, y los widgets.
Afincada en Londres, es profesora invitada en el Imperial College London y participa en el programa Deep Science Ventures, centrado en reunir equipos científicos para redefinir las industrias. Acaba de publicar un libro sobre la comercialización de la industria espacial, “La Quinta Revolución Industrial” (Ed. Deusto), tras haber colaborado en proyectos con la Agencia Espacial Europea.

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  • Patricia Daimiel, directora general de Nielsen España y Portugal, junto a Inma Martínez.

Patricia Daimiel. Eres una reconocida científica en inteligencia artificial, con una experiencia de más de 20 años en innovación y digitalización. ¿En qué se centra actualmente tu trabajo?

Inma Martínez: Mi trayectoria siempre ha estado relacionada con las tecnologías digitales. En el 2013, después de años trabajando en la digitalización de industrias como la música y el cine, decidí centrarme en los datos y en los algoritmos de predicción. Últimamente me he enfocado en la neurofisiología y el deep learning, que implican crear un cerebro biológico dentro de una máquina; una red neural. Y paralelamente sigo trabajando en la transformación digital para todo tipo de sectores, que hoy está muy relacionada con la inteligencia artificial.

¿Qué industrias son las que más se están transformando?

Hay muchos sectores que están cambiando radicalmente. El mundo farmacéutico, por ejemplo, está utilizando simulaciones con IA en lugar de ensayos clínicos o in vitro. Esto ha permitido a las farmacéuticas ahorrar muchísimo dinero.
Otro de los sectores que está cambiando radicalmente es el de la medicina. En algunos hospitales ya se está utilizando un sistema inteligente que puede realizar diagnósticos de imagen para que luego el médico sólo tenga que diseñar el tratamiento.
Y todo esto empieza a trasladarse al mundo veterinario. Por ejemplo, se ha introducido internet de las cosas en algunas granjas, a través de tags conectados a las orejas de los animales que aportan datos en tiempo real. Yo misma trabajé en un proyecto en el que nos planteamos la siguiente pregunta: “¿Las vacas más sociables dan más leche?”. Y la respuesta es sí. Gracias a unos sensores con IA podíamos ver dónde se encontraban los animales, con qué otras vacas se relacionaban, cuáles tenían más ‘amigas’, etc.
En los próximos cinco años muchas industrias van a darle un revés a cómo se plantean realizar sus operaciones o lanzar sus productos, porque van a introducir la inteligencia artificial dentro de sus procesos de innovación de forma definitiva.

“Las anomalías son los primeros pasos hacia una tendencia desviante. Si no nos desviamos de la norma, nunca vamos a crear innovación”.

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¿Dónde ves más potencial para la inteligencia artificial?

Existen dos tipos de ejecuciones de la inteligencia artificial:

  1. Known unkowns. Se basa en analizar cosas que sabes que existen, pero no tienes ni idea de lo que va a pasar con ellas. Por ejemplo, en el proyecto que mencioné de las vacas, ya teníamos la suposición de que las más sociables dan más leche, porque son animales y tienen sus sentimientos; sabemos cómo se comportan.
  2. Unknown unknowns. Esta es mucho más fascinante, porque revela cosas que ni siquiera sabías que existían. Por ejemplo, hicimos un proyecto en Suiza para entender por qué, cuando tienen calor, las vacas prefieren quedarse en la sombra debajo de un techo en lugar de acercarse a las fuentes de agua. Y descubrimos que lo que les gusta es, en realidad, la presión del agua. Si el agua no cae con mucha presión, prefieren estar bajo un techo y todas juntas. Instalamos diferentes fuentes, analizamos los datos y vimos que las vacas iban siempre a la que salía con más presión.

ROBOTS Y TRABAJO

“Los robots no van a quitarnos el trabajo. La gente está comprando Amazon Alexa, y Alexa es un robot. ¿A quién le ha quitado el trabajo? Lo que van a hacer es ocuparse de tareas en las que son infinitamente mejores que nosotros. Y jamás podrán sustituirnos en trabajos en los que se necesita destreza, como la fontanería o la carpintería, o cualquier trabajo que requiera montar cosas pequeñas. Las máquinas están a nuestro servicio, tanto si son programas de ordenador como si son robots que se mueven”.

Inma Martínez

Una de las cosas que veo más complicada es saber qué preguntas hacer cuando te encuentras ante uno de esos unknown unknowns. Si no sabes qué te vas a encontrar, ¿por dónde empiezas? ¿Y cómo te das cuenta de que estás descubriendo algo?

Yo me he pasado la vida entera mirando anomalías. Cuando ocurre algo raro me paro e investigo, cuando la mayoría de la gente lo descarta. ¿Por qué? Porque normalmente las anomalías predicen tendencias. Son los primeros pasos hacia una tendencia desviante. Hay un dicho muy curioso que he usado como mi mantra: si no nos desviamos de la norma, nunca vamos a crear innovación.

“Para el mismo destino una compañía aérea puede mostrarte a tí un precio y a mí otro. Eso es discriminación y va en contra de las leyes de protección del consumidor”.

¿Puedes poner algún ejemplo?

Cuando estaba trabajando en Brasil en un proyecto de análisis de contenido en redes sociales, me contactaron de Nespresso. Decían que tenían un problema porque, después de 10 años en Brasil, no entendían por qué no lograban vender a los targets que esperaban para ese mercado. Con mi equipo empezamos a aplicar procesamiento de lenguajes naturales (NLP), un método de análisis en IA que permite vectorizar las palabras, y notamos que cada vez que aparecía la palabra “Nespresso” o “edición limitada” había connotaciones negativas entre los usuarios. Seguimos investigando y los resultados fueron sorprendentes. Descubrimos que el concepto de la felicidad para una persona brasilera es completamente opuesto al nuestro. En el hemisferio norte creemos que la felicidad se adquiere a través de objetos o personas que nos hacen felices. El brasilero entiende que un ser humano nace feliz, que la felicidad vive en nosotros. La conclusión: una edición limitada les causaba rechazo porque era temporal. No entendían para qué les hacían probar algo que les gustaba para no volver a dárselo nunca más. ¡Qué empresa más endiablada!
¿Cómo llegamos a esa conclusión? Gracias a nuestra curiosidad, haciéndonos preguntas, investigando y revolviendo todo. Eso es lo que se denomina “neotenia”. Cuando trabajas en análisis de datos e inteligencia artificial, las hipótesis las construyen los humanos. Luego le dices a la máquina que analice los datos y, depende de lo que salga, decides si ir más allá en función del valor del resultado. Es un proceso similar al que hace un detective.

Has utilizado el concepto de ‘neotenia’, y hablas también de la diferencia entre inteligencia y cognición. Eres muy precisa en el uso del lenguaje. ¿Podrías explicar estos conceptos?

La inteligencia es IQ; es la habilidad de entender cosas, mientras que la cognición es la habilidad de saber qué hacer. Inteligencia es saber que un paso de cebra es un paso de cebra y no una pista de patinaje. Cognición es saber cuándo hay que cruzarla. Es saber cómo reaccionar a la información que acaba de ser desvelada. En el futuro, todo el mundo va a querer saber de cognición, porque implica saber cómo reaccionar a la cantidad de información que se nos va a revelar.

“Los algoritmos viven dentro de una caja negra, y nadie sabe lo que hay en la caja de Pandora”.

¿Cómo se entrena ese aspecto cognitivo?

Viviendo como un cerebro joven, alimentando la curiosidad. Como en El Principito, la neotenia es la capacidad de preguntarse “¿por qué la gente ve un sombrero si lo que yo he dibujado es una serpiente que se ha tragado a un elefante?”. Significa ver lo que hay detrás.

Habría que cambiar nuestro sistema educativo.

Sí. Habría que trabajar mucho más el lado artístico. Si haces actividades en las que usas las manos, se te desarrollan muchas más neuronas y ganas capacidad de sinapsis. Lo que odia el cerebro es la rutina. Si quieres convertir a una persona en un zombi, hazle comer cada día lo mismo, a la misma hora, vestir la misma ropa… Eventualmente, esa persona morirá emocional y físicamente. Si quieres un cerebro que esté siempre listo para la acción, dale retos cada día. Al cerebro le gustan las sorpresas. Busca un nuevo pasatiempo que nunca hayas hecho en tu vida. Aprende cosas nuevas que puedas personificar.

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  • “Los satélites nos permiten monitorizar las enfermedades, las migraciones, el cambio climático, el movimiento de las mareas… Y todo esto se va a potenciar mucho más. El urbanismo se va a planificar desde el espacio”.

UN NUEVO ESCENARIO PARA LA IA

Como asesora del Gobierno británico y del Parlamento Europeo en IA, ¿cuál dirías que es el foco actual de las administraciones en cuanto al uso de los datos? Todo el mundo está impaciente por ver si se van a regular los algoritmos, y da la sensación de que Europa debería ir un poco por delante…

Esa es la intención. Llevo 10 años vendiendo el mantra de que tenemos que regular los algoritmos, y por fin está ocurriendo. ¿Qué es lo que vamos a regular? Primero, que los datos de los ciudadanos europeos se queden geográficamente en Europa y no estén en servidores de Amazon en Arizona, China o Tombuctú. Por primera vez, el Parlamento Europeo entiende que los datos son assets, son valores, como una commodity, y por tanto hay que protegerlos. Los datos son el nuevo petróleo.
Y segundo, los datos de ciudadanos europeos, una vez que se procesan a través de algoritmos para crear productos y servicios digitales, tendrán que crear un efecto positivo en la población en lugar de contribuir a su detrimento. Ha habido muchos casos de empresas que, a través de algoritmos, han perjudicado a las personas discriminándolas o aprovechándose de sus problemas mentales o adicciones para venderles productos o servicios que les han llevado a la ruina.
El regulador no va a llegar a la puerta de una compañía y pedirle que enseñe su algoritmo, porque eso es imposible. Los algoritmos viven dentro de una caja negra, y nadie sabe lo que hay en la caja de Pandora. No son líneas de código tradicional. Lo que se va a auditar es el efecto del algoritmo en el servicio que se proporciona.

IOT Y LOGÍSTICA

“El internet de las cosas tiene mucho potencial para mejorar las cadenas de montaje o de suministro. Por ejemplo, la empresa cervecera Carlsberg ha introducido en sus fábricas unos sensores de ruido con IOT que permiten monitorizar ruidos ultrasónicos para predecir cuándo las máquinas van a tener fallos. Los proyectos más increíbles e impactantes son los de internet de las cosas, porque revelan mundos invisibles”.

Inma Martínez

Actualmente esos algoritmos se utilizan para ofrecer distinta publicidad y diferentes productos con el consentimiento del usuario. ¿Es eso lo que se tiene intención de modificar? ¿Y cómo distinguimos la parte de los efectos que has mencionado?

Una persona da su consentimiento a ceder sus datos, pero no a que esos datos se usen en su contra. Por ejemplo, si entras a la web de Iberia y buscas vuelos al mismo destino que yo, a ti se te mostrará un precio y a mí otro. Eso es discriminación y va en contra de las leyes de protección del consumidor. Cuando vas a una tienda física, el producto cuesta lo mismo para todos. Durante muchos años, esas empresas se han acogido al desconocimiento de la gente sobre cómo funcionaba internet, pero eso se acabó.
Otro ejemplo es el de Youtube, cuyo algoritmo es anticuado y discriminatorio, porque crea perfiles dentro de unos segmentos enormes. Es por ese motivo que, después de buscar un vídeo determinado, a partir de la tercera recomendación te muestra contenidos que no te esperas. Esto provoca que, por ejemplo, los niños puedan acabar viendo contenidos inadecuados.
Sin embargo, como el algoritmo es una caja negra, nadie puede meterse allí y arreglarlo. Hay que eliminarlo y montar uno completamente nuevo. YouTube pasaría meses sin mostrar anuncios a nadie, porque tendría que pasar tiempo entrenando al nuevo algoritmo. O admiten que hay que pararlo, y por el bien de mantener YouTube se pasan meses sin ingresos, o tendrán que venderlo para quitárselo de encima. Es como una pequeña herida en la cartera de compañías y servicios de Google.

  • “La industria aeroespacial española tiene que revalorizarse. Es impresionante lo que han hecho pequeñas empresas en polígonos como Tres Cantos o Las Tablas… ¡Construyen los cohetes Ariane!”
  • “Marte es lo más parecido a la Tierra que nos hemos encontrado después de 60 años de estar observando el Universo. Vamos a intentar repoblarlo en su biosfera para ver si algún día podremos vivir allí, con vista a finales de este siglo”.
  • “Elon Musk y Jeff Bezos están lanzando nanosatélites al espacio para crear un anillo alrededor de la Tierra capaz de ofrecer servidores de internet a todos los rincones del planeta dentro de dos o tres años”.
  • “La impresión 4D utiliza aditivos sensibles a cambios térmicos que se están probando en el espacio. En el futuro, imprimiremos partes del cuerpo que nuestro organismo no rechace”.

Inma Martínez

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¿Estamos preparados en España para afrontar estos cambios?

Cuando un gobierno se digitaliza, cualquier cosa que un ciudadano necesita debería poder hacerla online: renovar el permiso de conducir, votar, pagar el IVA de su empresa, etc. Eso pasa en países como Reino Unido, Dinamarca, Estonia, Finlandia y Suecia. España tiene que agilizarse.
Estonia ahora mismo está a la cabeza junto a Canadá y Dinamarca en ser una sociedad casi al 99% digital. Es el primer país del mercado único que ha conseguido la famosa meta One time only (Solo una vez). Esto significa que, cuando naces, el gobierno te clasifica con tus datos y te da una identidad que entra en una base de datos. A partir de ese momento, nunca más vas a tener que volver a rellenar datos a la hora de hacer trámites, porque existe una sola base de datos central.
Sin embargo, España tiene mucho auge en robótica. Las pymes españolas que se enfocaron en este campo hace 20 años hoy son empresas líderes.

¿Por qué en robótica y no en otras áreas?

Porque en España hay muy buena ingeniería. Por eso, cuando escribí el libro “La Quinta Revolución Industrial” (2019, Ed. Deusto), uno de mis intereses es que se revalorice la industria aeroespacial española. Es impresionante lo que han hecho pequeñas empresas en polígonos como Tres Cantos o Las Tablas… ¡Construyen los cohetes Ariane*! Y nadie habla de ellas. Siempre se han mantenido con capital propio y con capital de I+D de gobiernos o de la Unión Europea, pero ahora necesitan ser atractivas como vehículos de inversión para los private equity, porque tienen que saber enseñar el potencial de futuro de sus proyectos.
* Familia de cohetes lanzadores de fabricación europea.

“El algoritmo de Youtube es anticuado y discriminatorio, una pequeña herida en la cartera de compañías y servicios de Google”.

LA QUINTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

¿Por qué “quinta revolución industrial” y en qué se distingue de las anteriores? En tu libro hablas de un horizonte de diez años, incluso cinco o tres en ocasiones. La velocidad es impresionante.

La cuarta revolución industrial es la digital, y es la que está cambiando el mundo. La quinta es el siguiente paso. Implica salir de la Tierra para crear otros mundos fuera de nuestra órbita. Significa crear un futuro que no tiene nada que ver con cómo hemos creado las sociedades del siglo XX y del siglo XXI, que nos abocan a un mundo 100% dependiente de la energía. La energía se convertirá en el producto básico más valioso de este siglo y en el mayor problema de nuestro futuro que se tiene que resolver.
La Estación Espacial Europea está construyendo una base lunar junto con la NASA y las agencias espaciales de Japón, India y China. En ella se va a poner el foco en la minería espacial, analizando materiales que podremos utilizar para generar energía. Porque la energía fotovoltaica es muy bonita, verde y sostenible, pero no se puede almacenar bien y no da abasto para la demanda que vamos a tener en 30 o 40 años. Aunque cubriésemos toda la Tierra con campos fotovoltaicos no sería suficiente para alimentar de electricidad a la sociedad digital. Un campo fotovoltaico situado junto a un pequeño pueblo no da abasto si el pueblo tiene más de 500 habitantes. Una fábrica de Seat no puede producir coches sólo con energía fotovoltaica. Es muy duro tener que admitirlo, pero es la realidad. Por eso estamos saliendo fuera a probar nuevas maneras de crear propulsión alejadas de los combustibles fósiles. Esto realmente es el futuro y lo vamos a ver desarrollado en los próximos 10 años.

Nos vamos fuera porque nuestra necesidad de energía es mucho mayor de lo que este planeta puede generar, pero a la vez, la eficiencia del uso de la energía que tenemos ahora mismo en la Tierra aún es cuestionable. ¿Podemos crear una sociedad que se desvincule completamente de los combustibles fósiles?

Como en mi libro trato bastante el tema de la energía, hablé con muchos expertos del sector. Y lo cierto es que la producción mundial del petróleo ya no está extrayendo más ni está abriendo nuevas minas. Lo que está intentando hacer es revalorizarlo. Compañías como Repsol y BP están refinando el petróleo para que la propulsión por gasolina sea más eficiente, se gaste menos y se alcancen las mismas velocidades o superiores.
Viviremos en una sociedad en la que ciertas cosas todavía funcionarán con combustibles fósiles y otras van a potenciarse con electricidad y otras energías. Las baterías, por ejemplo, aunque han mejorado, siguen durando muy poco y necesitan minerales que existen en pocos países en el mundo. Se están intentando encontrar aleaciones a partir de minerales en la Luna para crear las baterías del futuro. Allí hay una gran cantidad de metales raros.

¿Qué otros proyectos interesantes se están desarrollando en el espacio?

Marte es lo más parecido a la Tierra que nos hemos encontrado después de 60 años de estar observando el Universo. Marte tuvo valles, bosques y ríos. Y por eso vamos a intentar repoblarlo en su biosfera. Se trata de un proyecto agrícola para cultivar plantas de la Tierra que son muy resistentes y que, modificando su ADN, podemos hacer que sobrevivan a la radiación y que crezcan con muy poco oxígeno. El objetivo de este proyecto es ver si algún día podremos vivir en Marte, con vista a finales de este siglo, porque la Tierra ya está exhausta. Vamos a dejar de explotarla poco a poco, porque la estamos destrozando. Pero entonces tendremos que buscar otro sitio donde vivir y otro tipo de energías que nos puedan seguir proporcionando la vida que estamos construyendo, que es totalmente digital.

¿Qué otros sectores van a ser los que más se van a ver impulsados con esta nueva revolución?

La agricultura. En los próximos 5 o 10 años todo lo que sea hoja verde va a crecer en campos hidropónicos, porque no necesitan ni tierra ni luz solar. Hay muchas zonas del planeta que se han erosionado y la tierra necesita regenerarse. Los cultivos hidropónicos son el futuro.

“España tiene mucho auge en robótica. Las PYMES españolas que se enfocaron en este campo hace 20 años hoy son empresas líderes”.

LA ECONOMÍA CISLUNAR

En tu libro hablas de muchos conceptos, pero hay uno que me parece especialmente interesante: el de la economía cislunar. ¿Podrías explicarnos en qué consiste?

“Cislunar” es todo lo que vamos a montar entre la Tierra y la Luna; es un espacio físico. Allí se encuentran ahora mismo todos los satélites de telecomunicaciones, de observación del clima, de posicionamiento… Hay 5.000 objetos volando y sólo 900 están activos. Pero los satélites cada vez se están haciendo más pequeños. Ahora existen nanosatélites que miden 10 cm x 10 cm, que son independientes en cuanto a generación de energía, porque tienen motores iónicos y paneles solares, y que se conectan unos a otros en una constelación como si fuera un anillo alrededor de la Tierra. Son objetos que se lanzan a baja órbita -entre 400 y 500 km por encima de nosotros- y pueden ofrecer internet de banda ancha en cualquier parte del mundo.
Desde febrero de este año, dos compañías –Starlink de Elon Musk y One Web, que cuenta entre sus inversores con Coca-Cola y Virgin Galactic– están creando estas constelaciones para poder ofrecer servidores de internet a todo el planeta dentro de dos o tres años. También se ha sumado Jeff Bezos, que ya tiene licencia para su compañía de satélites, Kuiper, y va a empezar a lanzarlos con sus propios cohetes Blue Origin.

“Desde la UE se está regulando que los datos de los ciudadanos europeos de queden geográficamente en Europa”.

¿Qué impacto generarán esos proyectos en la sociedad?

Van a suponer un enorme cambio social en el mundo, un súper salto de conectividad. Las ciudades que ya tienen fibra óptica van a dar el salto al 5G, pero el 5G funciona en un 90% por fibra óptica y solo un 10% por el aire, por lo que no puede llegar a zonas remotas sin conectividad. Esto va a cambiar gracias a las constelaciones de nanosatélites. Serán una catapulta para impulsar el desarrollo en regiones que antes eran rurales y en las que no había nada. Se va a poder hacer trabajo de campo científico, las granjas se van a tecnologizar y las personas que viven en zonas rurales por fin tendrán acceso a servicios de verdad.

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  • “La minería espacial es el futuro y la veremos desarrollada en los próximos 10 años.”

NEGOCIOS ESPACIALES

Si acercamos todo esto al presente, ¿qué beneficios podemos ver en la Tierra de los avances en el espacio?

Hay muchos inventos que se han creado para que los usaran los astronautas y que luego han revertido en la población. Por ejemplo, el teflón de las sartenes, el velcro o las gafas de cristales monocromáticos se crearon en el espacio, y luego la NASA vendió las patentes a empresas. Pero ahora la innovación es mucho mayor. Por ejemplo, se están dando pasos en el mundo de la impresión 4D, que ya no utiliza PTA -elemento fundamental para la creación de plástico-, sino unos aditivos sensibles a cambios térmicos. Esto ya se está empezando a utilizar en la arquitectura: cuando hay una grieta, el material se expande con calor y luego se contrae con el frío. En el futuro, imprimiremos en 4D partes del cuerpo que nuestro organismo no rechace. Y esos aditivos se están probando en microgravedad, en el espacio.

“Vamos hacia la economía cislunar: la minería espacial es el futuro”.

Mencionas muchas innovaciones que están surgiendo, pero imaginemos que hay empresas que no han empezado aún y leen tu libro. ¿Por dónde empiezan? Si llegaron tarde a lo digital, quizás estén a tiempo de involucrarse en esta nueva revolución…

Las empresas visionarias de una amplia variedad de sectores están llegando al ámbito espacial para desarrollar la próxima iteración de sus vías de innovación. Por ejemplo, empresas como Volvo o John Deere han creado líneas de negocio para el espacio y ya se han sumado al proyecto lunar, porque el terreno de la Luna es inhóspito al extremo y necesitaremos megatractores para poder movilizarnos. También hay oportunidades para compañías de telecomunicaciones, porque se necesitará enviar datos de la Luna a la Tierra y viceversa. En España, el Grupo Antolin, que diseña y fabrica los interiores de los coches, va a empezar a diseñar interiores de lo que construyamos en la Luna. Necesitaremos habitáculos para los humanos que tendrán que estar protegidos de la radiación. En definitiva, les caerán proyectos espaciales a muchas industrias y las empresas empezarán a concursar.

LA ALIMENTACIÓN DEL FUTURO

“La alimentación humana va a cambiar radicalmente en 20 años. Vamos a comer para nutrirnos, no para alimentarnos. Ese es un enfoque completamente diferente. Vamos a dejar de consumir enormes cantidades de comida y vamos a empezar a preguntarnos qué es lo que realmente necesitamos”.

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“La energía se convertirá en el producto básico más valioso del siglo XXI y en el mayor problema de nuestro futuro que se tiene que resolver”.

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Una de las cosas a las que te refieres mucho en el libro y en conferencias que has dado es que el hecho de salir fuera de la Tierra nos hace apreciar de forma distinta el planeta que tenemos. ¿Qué es lo que nos está permitiendo observar la Tierra desde fuera para tomar medidas?

Los satélites de observación que han lanzado agencias espaciales, empresas, universidades y gobiernos. Nigeria, por ejemplo, es uno de los pocos países africanos que lanza satélites. ¿Por qué? Porque es un país que todavía tiene una población migrante, que se mueve mucho de una zona a otra del país en función de las estaciones. Para ellos era imposible crear planes de urbanismo sin saber cuánta gente viviría en un determinado lugar. Uno de sus últimos satélites les ha permitido observar este fenómeno para tomar decisiones.
Otro ejemplo es Groenlandia, un país que se congela seis meses al año y tiene que observar el avance del hielo para que sus flotas pesqueras no se queden atrapadas en medio del Atlántico. Esos datos los obtiene de Copérnico, el programa de observación de la Tierra impulsado por la ESA y la UE.
En California, debido a los devastadores incendios de 2018, ahora vigilan la zona constantemente desde satélites y nanosatélites.
También hay ONGs que, gracias a los datos satelitales, han descubierto redes de tráfico humano. No porque hayan encontrado los lugares donde tenían recluidas a estas personas, sino porque vieron, desde el aire, los campos de esclavitud donde les hacían trabajar.
En la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, un proyecto de alumnos permitió descubrir que el ISIS se financia a través de la extorsión y no gracias al petróleo de los países a los que han llegado, tal y como se pensaba. ¿Cómo lo supieron? Porque observaron imágenes del espacio de las llamaradas de los campos de petróleo, y vieron que año tras año disminuían. Se dieron cuenta de que en un margen de dos años pasaron de tener 86.000 pozos a tener 14.000. Esa información se la pasaron a la CIA.
Los satélites nos permiten monitorizar las enfermedades, las migraciones, el cambio climático, el movimiento de las mareas… Y todo esto se va a potenciar mucho más. El urbanismo se va a planificar desde el espacio.

Con este futuro que ya está aquí, ¿qué consejo le darías a los CEOs de empresas españolas?

Las empresas que crean servicios que podrían ser potencialmente atractivos para la nueva industria que se está generando en el espacio deberían contactar a la Agencia Espacial Europea y a las empresas españolas que trabajan en el espacio para saber si existe una oportunidad para ellas. Porque así empieza todo. España, en los años noventa, construyó el mundo. Cuando Latinoamérica empezó a crear puentes, carreteras y aeropuertos, allí estábamos. Las carreteras de Israel y Marruecos las ha hecho Ferrovial. Las Torres Petronas en Kuala Lumpur las hizo Entrecanales. Yo quiero que se vuelva a despertar ese liderazgo que las empresas españolas han tenido siempre, pero que ahora construyan fuera, en el espacio.
En España tenemos pequeñas empresas que han creado un know-how a base de los contratos que les han otorgado las agencias espaciales. Son empresas que crean servicios y productos para una industria -la aeroespacialen la que no se puede cometer ni un solo error. Deimos, por ejemplo, ha imprimido un motor espacial de cohete en 3D. Es decir, no tiene ningún escape, por lo que su combustión es casi perfecta.
Hay que enfocarse en crear mejores lazos empresariales, en entender mejor el saber hacer de estas empresas para que caiga en cascada a todas las demás. Noto que en España hay un desasosiego. No saben mirar su gran valía. Pero nosotros, desde fuera, sí la vemos.

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