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Jeremy Rifkin. Sociólogo, economista, asesor político, activista y escritor estadounidense.
Nevadas impresionantes, inundaciones masivas, sequías e incendios, huracanes formidables… Estos son algunos de los efectos más visibles del cambio climático que, llevados al extremo, pueden hacer muy difícil la vida en la Tierra hacia el 2050. Dice Jeremy Rifkin -economista y escritor estadounidense- que tenemos la opción de evitarlos si abandonamos los combustibles fósiles y abrazamos la Tercera Revolución Industrial (la digital), centrada en un enfoque ecológico que se apoya en 3 Internets: la Internet de las comunicaciones, la Internet de las energías renovables y la Internet de la movilidad automatizada. Y tenemos 20 años para hacerlo. Empieza la cuenta atrás.
Rifkin ha asesorado a los presidentes de la Comisión Europea: Romano Prodi, José Manuel Barroso y Jean-Claude Juncker, el actual presidente, así como al Parlamento Europeo y a numerosos jefes de estado de la Unión Europea, incluida Angela Merkel, sobre el inicio de una economía verde inteligente de la Tercera Revolución Industrial. Es autor de 20 libros de gran éxito sobre el impacto de los cambios científicos y tecnológicos en la economía, el futuro del trabajo, la sociedad y el medio ambiente.
EL MOMENTO ACTUAL DE LA ECONOMÍA
Desde hace 20 años el PIB y la productividad han ido cayendo en todo el mundo. El desempleo es alto, especialmente entre los millennials, los menores de 40 años. Existe una tremenda desigualdad en el reparto de la riqueza. Las siete personas más ricas del mundo acumulan una riqueza equivalente a la de la mitad de los seres humanos que habitan la tierra, 3.500 millones de personas. Nunca antes en la historia habíamos alcanzado este nivel de desigualdad.
En nuestra economía se proyectan 20 años más de disminución de la productividad, por lo que está claro que la era industrial que nosotros conocíamos del siglo XX –los modelos de negocio, la gobernanza, nuestra organización social– está decayendo.
Pero ahora tenemos una crisis mucho más seria, la crisis más importante desde que habitamos el planeta: el cambio climático, resultado del modo de vida industrial de los siglos XIX y XX.
Cuando la gente conozca las consecuencias del cambio climático, primero se asustará –con razón–, pero luego se comprometerá a transformar por completo la forma en que nos organizamos en la Tierra, y todo en 20 años para poder salvar nuestra especie.
“Horizonte 2050: si no hacemos algo, caminamos hacia la sexta extinción de la vida en la Tierra”.
LOS EFECTOS (MÁS EVIDENTES) DEL CAMBIO CLIMÁTICO
El cambio climático cambia el ciclo del agua en la Tierra. Por cada grado que aumenta la temperatura –ahora tenemos un grado más desde la era industrial–, la atmósfera absorbe un 7% más de las precipitaciones. El calor fuerza la precipitación de las nubes, y las precipitaciones son más concentradas, extremas y totalmente imprevisibles. Hay nevadas invernales impresionantes, inundaciones masivas, sequías e incendios, huracanes de categoría 3, 4 y 5…
Creo que la gente está despertando y es cada vez más consciente de esta realidad.
EL MENSAJE DE LOS EXPERTOS
La comunidad científica dice que estamos en la sexta extinción de la vida en la Tierra. Y nadie la escucha. Es el momento más trágico en la historia de la humanidad y solo un puñado de personas son realmente conscientes de ello.
La Tierra ha tenido cinco extinciones masivas en los últimos 450 millones de años, mucho antes de que los humanos existieran, y cada vez llegan con más rapidez. La química del planeta cambia y como consecuencia se produce una extinción masiva y se necesitan 10 millones de años para recuperar cualquier tipo de vida. Caminamos hacia la sexta extinción. Los científicos nos dicen que quizás perdamos hasta un 50% de todas las especies de este planeta en las próximas siete décadas.
La última vez que pasó algo así a esa escala fue hace 65 millones de años. Estamos totalmente dormidos. En octubre del año pasado el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas publicó un informe en el que científicos de todo el mundo decían que tenemos, literalmente, desde ahora hasta 2040 para transformar toda la sociedad hacia un paradigma completamente nuevo, alejado de los combustibles fósiles. Ese es el tiempo que tenemos. Y no creen que lo podamos lograr. Creen que probablemente se acabe la forma de vida que tenemos los humanos en este planeta.
Necesitamos una visión económica nueva para España, para Europa y el mundo. Y tiene que ser convincente. Necesitamos una estrategia para presentar rápidamente esa visión, que se tiene que implantar en los países industrializados y también en los que están en vías de desarrollo. Tenemos que abandonar los combustibles fósiles y abordar con un enfoque ecológico en este planeta. Y tenemos una generación y media para hacerlo, esa es la realidad.
“Tenemos que abandonar los combustibles fósiles y abordar un enfoque ecológico en el planeta Tierra”.
LA TECNOLOGÍA A FAVOR DEL CAMBIO
A lo largo de la historia hemos tenido siete grandes paradigmas económicos que giran en torno a tres revoluciones tecnológicas: nuevas tecnologías de la comunicación, nuevas fuentes de energía y nuevas formas de movilidad que permiten una gestión más eficiente de la vida social, económica y de gobierno.
Cuando la revolución de las comunicaciones converge con nuevas fuentes de energía y nuevas formas de movilidad y logística cambian los modelos de negocio, su infraestructura, nuestros sistemas de gobernanza, nuestra orientación espacio-temporal y, en definitiva, nuestra forma de ver el mundo.
En la Primera Revolución Industrial, en Gran Bretaña, convergieron la impresora y el telégrafo con una nueva energía –el carbón–, que fue aprovechada por la máquina de vapor que luego pusieron sobre rieles (ferrocarril).
En la Segunda Revolución Industrial el teléfono fue tan importante como lo es hoy internet. Luego llegaron la radio y la televisión que convergieron con una nueva fuente de energía, el petróleo barato de Texas. Y Henry Ford puso a todo el mundo en la carretera con una máquina de combustión interna (el automóvil).
LAS 3 INTERNETS
Ahora, estamos justo en la cúspide de la Tercera Revolución Industrial; estamos en la Revolución Industrial Digital. Y esta Tercera Revolución Industrial Digital se apoya en lo que denomino “las 3 internets”: internet de las comunicaciones, internet de las energías renovables e internet de la movilidad…
Hoy 3.500 millones de personas están conectadas a través de la world wide web (www) y en 15 o 20 años todo el mundo estará conectado. Por lo tanto, tenemos una comunicación digital que genera una profunda interconexión global muy barata.
Esta comunicación digital converge con un nuevo régimen energético: la electricidad solar y eólica, y el internet de la energía renovable. Millones de personas ahora en Europa y China están produciendo su propia electricidad eólica y solar localmente en pequeñas empresas, en localidades, en hogares, en sus vecindarios. Y la que no utilizan la reenvían a un ‘Internet de la energía’. Comienzan a compartir electricidad, solar y eólica, entre ellos al igual que comparten noticias, conocimiento o entretenimiento.
Esos dos internets –el de la comunicación y el de las energías renovables–, convergen con un internet de la movilidad y la logística digitalizada, que se apoya en vehículos que funcionan con energía renovable del internet de la electricidad. Esos vehículos se imprimirán en 3D con materiales compuestos y serán autónomos y sin conductor. El mundo acabará haciendo funcionar todo así dentro de 10 o 15 años: sin conductores.
Esos tres internet nos llevan fuera de la era del combustible fósil hasta una plataforma que recibe el nombre de internet de las cosas. Estamos colocando sensores en los almacenes, las fábricas, el campo… En 2030 estarán todos conectados a través de la conexión Galileo y GPS que envían y sincronizan todos los datos y toda la energía.
LA DIGITALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA
El cambio es enorme. Pero estamos demostrando que el cambio es posible, con proyectos en Hauts-de-France –la región industrial más grande de Francia en la que llevamos trabajando 5 años–, en 23 ciudades de la región de Rotterdam y La Haya y también en Luxemburgo. Tenemos miles de proyectos, se están creando nuevos empleos y negocios que están escalando.
En estas regiones el Gobierno se ha convertido en el facilitador de lo que llamamos “reunión entre pares”, una gobernanza lateral que permite que toda la región cree su propia hoja de ruta basada en este cambio de paradigma, y pueden implementar esos cambios porque es un proyecto a largo plazo con el que todos están comprometidos.
En febrero del año pasado lanzamos Smart Europe. Me reuní con Maroš Šefčovič, vicepresidente de la Comisión Europea, y con Markku Markkula, presidente del Comité Europeo de las regiones, y destinarán 740.000 millones de euros para que todas las regiones puedan acceder a estos cambios. En los próximos 10 años tendremos que aplicarlos. En China existe un plan similar, que se llama China Internet Plus.
Si no logramos hacer esta transformación radical hacia un internet de las cosas inteligente en 25 años, en el 2040 no vamos a reconocer el mundo en el que estamos. Esto es lo que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas dijo en su informe el 1 de octubre de 2018.
“Necesitamos un nuevo paradigma, un cambio de conciencia, una conciencia de la biosfera”.
EL CAMBIO DESDE ESPAÑA
En cada región de España deberían reunirse los respectivos gobiernos con las universidades, las pymes, las cámaras de comercio, las escuelas secundarias… y desarrollar hojas de ruta. Deberían visitar el norte de Francia, los Países Bajos y Luxemburgo donde hay miles de personas involucradas en estos proyectos. No me gustaría volver aquí en 2, 3 o 5 años y que no hayan hecho nada más que proyectos piloto. No se trata de tener autobuses de hidrógeno y algunos paneles solares. Se trata de abordar un cambio de paradigma. Necesitamos que todas las regiones de España estén al frente de estos cambios. El gobierno nacional puede proporcionar la normativa, la legislación, los estándares, los incentivos…, pero son las autonomías las que tienen que desarrollar las hojas de ruta y la implementación.
Necesitamos un cambio de conciencia; necesitamos una conciencia de la biosfera. Y no llegará de arriba hacia abajo. Todas las regiones tienen que trabajar y adaptarse a su biosfera local. Y respecto a la frontera global, iremos de la globalización a la glocalización, porque la infraestructura de la tercera revolución industrial favorecerá a las pymes que pueden organizarse en cooperativas.
Con la digitalización es muy económico comunicarse, compartir energía y movilidad de transporte. Y eso significa que las regiones, y especialmente las pymes de estas regiones, se empezarán a conectar. De hecho ya lo están haciendo, virtualmente y físicamente. El dinero para acometer estos cambios está. Hay 740.000 millones que no se están utilizando.
EL LADO OSCURO DE LA REVOLUCIÓN DIGITAL
Esta tecnología inteligente conecta a la raza humana en todo un cerebro y un sistema nervioso. Lo malo es la darknet (red oscura). ¿Cómo aseguramos una red neutral? ¿Cómo nos aseguramos de que los gobiernos no roban con propósitos políticos, como sucedió hace 2 años en las elecciones presidenciales de Estados Unidos? ¿Cómo nos aseguramos de que empresas como Google, Facebook o Twitter no monopolizan nuestros datos y los explotan como mercancía para los anunciantes?
¿Cómo protegemos la seguridad y la privacidad? ¿Cómo nos aseguramos contra el malware –software malicioso utilizado por los hackers para robar datos personales–, el terrorismo, etc.?
Esa darknet es igual de impresionante que la brightnet. Vamos a tener que invertir una gran cantidad de recursos para crear resiliencia y redundancia en el sistema. Porque cuanto más redundante y distribuido esté el sistema, menos vulnerable será ante un ataque.
“Esta tecnología inteligente conecta la raza humana en todo un cerebro y un sistema nervioso. Lo malo es la darknet (red oscura)”.
UNIDOS, MÁS FUERTES
Las empresas no pueden realizar solas este cambio. Es necesario que sea toda la región la que quiera avanzar en esta dirección. No se puede escalar pyme a pyme. No puedes escalar teniendo blockchain con unas pocas empresas. Es necesario que políticos, empresas, universidades y otras instituciones planeen juntos la futura infraestructura de la tercera revolución industrial. Si en las regiones en las que estamos trabajando (de Francia, Holanda y Luxemburgo) se ha podido hacer, España también puede hacerlo.