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La emoción de la buena música y el poder del sentido del humor. Combinando ambos elementos, el tenor granadino José Manuel Zapata ha dedicado sus más de 20 años de trayectoria internacional a cumplir su objetivo: “quiero conseguir que el mayor número de personas que tenga cerca sienta escuchando música clásica lo mismo que yo sentí la primera vez que escuché a un coro interpretar el Aleluya de Händel”. Sentir. Esa es la clave para Zapata, emocionar al público. El tenor afirma que las marcas y los líderes de equipos, los ‘directores de orquesta’ de cada empresa también tienen la capacidad de emocionar a su público. “Emocionaros y emocionad a quienes os encontréis por el camino. Transformad vuestro entorno. Pensad qué huella vais a dejar de vosotros”, recomienda Zapata. Él está dejando un nuevo lenguaje, una nueva manera de transmitir la buena música, desde la clásica hasta el rock o el heavy metal.

“El humor es mi elemento de seducción para transmitir la música clásica”.

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José Manuel Zapata (Bérchules, Granada, 1973) es tenor, director de orquesta y creador de espectáculos para todo tipo de públicos. Durante más de 20 años ha desarrollado su carrera en teatros como el Metropolitan Opera House de New York, el Teatro Real de Madrid, el Liceo de Barcelona, la Ópera de Berlín, el Teatro Chatêlet de París, el Massimo de Palermo, Theater an der Wien de Viena o el Palais de Beaux Arts de Bruselas.
Ha creado y dirigido espectáculos para orquestas sinfónicas nacionales e internacionales (incluída la Filarmónica de Viena). Entre sus espectáculos destacan Concierto para Zapata y orquesta o From Bach to Radiohead. Tango Mano a Mano y Operazza son los dos álbumes que ha grabado, en colaboración con cantantes como Pasión Vega o José Mercé.

Charo Toribio. ¿Qué nos aporta la música?

José Manuel Zapata.La música es el único arte que nos acompaña siempre. La literatura o la pintura van llegando a nuestra vida, pero la música la empezamos a crear con el latido de nuestros corazones ya desde antes de nacer y nos acompaña hasta que morimos. Cualquier emoción, cualquier momento importante, cualquier persona importante de nuestras vidas está asociada a una banda sonora para la mayoría de personas.
La música mejora la empatía, soluciona problemas del habla, fomenta las relaciones personales… es básica en la formación de los niños, en esa etapa en la que el ser humano empieza a forjar valores, su sensibilidad, lo que le gusta y lo que no. Deberíamos educar el oído en la buena música, la que hizo Bach, Mozart, Beethoven, pero también la de Queen, Björk, Radiohead o Alberto Iglesias. Y también deberíamos enseñar a los niños a cantar, a conectar la masa gris con el instrumento más emocional y más potente que existe, que es la garganta, que une la música y la palabra. Cantar nos hace sentir bien y cuando cantamos juntos, en un coro, llega un momento en el que incluso nuestros corazones laten al mismo ritmo.

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  • Zapata interactúa con los músicos y con el público, que en sus espectáculos no le ven solo de espaldas dirigiendo la orquesta.

Usted ha innovado en la ópera, un género con más de 4 siglos de historia. En su opinión, ¿cuáles son las bases de la innovación?

El primer paso para innovar es analizar tus capacidades correctamente, estando seguro de tus puntos fuertes, pero sin sobrevalorarlos. Ahora está muy de moda la filosofía del “si quieres, puedes”. No es cierto. No siempre puedes. Por ejemplo, puedes ser el mejor cantante de Bach, pero quizá por las características de tu voz nunca puedas cantar Wagner. La autovaloración correcta evita la frustración.
En mi caso, me pregunté : “¿qué soy yo?” Soy humor y música. Y mezclé estos dos elementos para aportar un nuevo lenguaje con el que transmitir la música clásica. El humor es mi elemento de seducción para conectar con el público. Por ejemplo, participé en una adaptación de El Barbero de Sevilla, que se hizo muy popular en Alemania y Suiza, y en aquella versión todos los personajes éramos insectos, yo aparecía vestido de abejorro. En uno de los ensayos se me ocurrió cantar “La Abeja Maya”, en castellano, al director le gustó, y lo repetí en las más de 50 actuaciones que hicimos…
Con la misma idea de introducir el humor en la música creé el espectáculo Concierto para Zapata y Orquesta. El concepto era hacer humor con una orquesta sinfónica convencional, hacerles bailar, actuar, hablar con el público…Al principio me costó que los músicos confiaran, pero ahora ya hemos interpretado este espectáculo con casi todas las orquestas de España. Incluso lo llevamos a la Filarmónica de Viena, una de las más conservadoras. Su primera reacción fue un rechazo total, pero les pedí que vinieran al primer ensayo con ganas de pasarlo bien. Cuando solo llevábamos un par de horas, ellos mismos me propusieron levantarse y bailar ‘La Macarena’. Vieron que un espectáculo de música clásica también podía ser divertido. Todos necesitamos reírnos. En el conservatorio nos enseñan a tocar, a dirigir, pero no tanto a crear y a ser libres. Por eso, con un espectáculo diferente superan la monotonía, se cohesionan como grupo y logran que el público aprenda buena música, sobre todo el nuevo público, el que no es habitual.

La innovación del do de pecho

Para Zapata, el do de pecho -nota que se canta a pleno pulmón, haciendo vibrar el pecho- es un buen ejemplo de cómo funciona la innovación. Fue el tenor francés Gilbert Duprez quien inventó el do de pecho en 1831. “Cuando lo cantó por primera vez, el director de ópera Rossini le dijo que ese sonido lo emitían los animales. Pero él continuó cantando esa nota. Fue un visionario valiente, capaz de superar los prejuicios porque confiaba en su producto”, explica Zapata.
La reacción de su competidor, el tenor Adolphe Nourrit, fue un “error de manual”. Primero no quiso reconocer el valor de la nueva nota. Cuando vio que el público se rendía ante aquel sonido, intentó copiarlo. Pero como no era capaz, decidió suicidarse. “Lo mismo pasa a veces con las empresas. En cualquier momento puede surgir un nuevo competidor y tienen que reconocerlo, adaptarse y especializarse en lo que les hace diferentes”, afirma Zapata.

Incorporar nuevos públicos a la ópera es todo un reto, ¿Qué estrategias se están aplicando?

Seguimos teniendo un campo frondoso de “lomos plateados” en el patio de butacas. Nuestro público se está muriendo. Por eso los autores de ópera y los directores de escena se están devanando los sesos para innovar y atraer a un público más joven. Aunque no todo vale. He conocido a directores de ópera que aseguran que componen para ellos mismos y así es muy complicado llegar al público…
No hemos sabido dar con el lenguaje juvenil. Aunque el primer gran éxito en la música fue nuestro, no supimos aprovecharlo. A principios del siglo XX las ‘estrellas’ eran los cantantes de ópera. En 1902 el tenor Caruso grabó el primer vinilo que se convirtió en el primer top ventas de la historia. Pero no supimos aprovecharlo. Los musicales nos pasaron por la izquierda como un McLaren, se asociaron con el cine, se hicieron más cercanos, más visuales, etc. Hemos aprendido que lo importante es la forma de contarlo. O cambias con tu público o tu público muere y tú mueres con él.
Si queremos acercarnos a los jóvenes tenemos que hablarles en un lenguaje que les guste, que sea cercano. Con esta idea creamos el espectáculo From Back to Radiohead, junto al almeriense Juan Francisco Padilla. Nuestra idea es que la música solo puede ser buena o mala y da igual que la hiciera Bach en el siglo XVIII o que la haga Radiohead en el siglo XXI. Así que interpretamos buena música clásica, rock y hasta heavy metal con las orquestas sinfónicas, con instrumentos que están desconectados, unplugged, que reaccionan de forma distinta en función de quién y cómo los toque.
Un vídeo de este espectáculo, de un tema de Iron Maiden, tiene más de 40 millones de visitas en YouTube. Lo malo es que estaba grabado en vertical y que yo entonces estaba gordo…

“Hay solo dos tipos de música: buena y mala. Da igual que la hiciera Bach en el siglo XVIII o Queen en el XX”.

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