28/08/2018
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Daniel Fernández. Director regional de Bosch Building Technologies en Sudáfrica

Daniel Fernández (Madrid, 42 años) forma parte de la gran familia Bosch desde que comenzase a trabajar como estudiante en prácticas hace 20 años. La multinacional alemana le dio su primera oportunidad en 1998 y también la última, de momento, en Sudáfrica.

Su trayectoria en España ha discurrido entre 2 divisiones: Automoción, durante 9 años, encargado del área de planificación y logística de los sensores para asistencia al aparcamiento (Parkpilot), y 11 años en Sistemas de Seguridad, como director financiero y posteriormente de ventas. Durante este tiempo también ha tenido la oportunidad de liderar varios proyectos internacionales relacionados con el traslado e implementación de las líneas de producción de sensores de aceleración de Alemania a Madrid. Desde 2014 es director regional de Bosch Building Technologies para Sudáfrica y la región Subsahariana.

Junto a él, viajamos al extremo sur de África, a la conocida “Nación del Arcoíris” por los 6 colores de su bandera, que representan las diferentes culturas que se entremezclan en su territorio. Un país con una gran historia de superación detrás y un potencial de desarrollo enorme.

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Sudáfrica. 55 millones de habitantes. Su extensión es algo mayor que dos veces España. Es la segunda economía más potente del África Subsahariana después de Nigeria con un PIB de unos 340 millones de euros, según el Banco Mundial. Posee el 80% de las reservas mundiales de platino y carbón y es el mayor productor y exportador mundial de oro, platino, cromo y manganeso. En 2016 se vio al borde de la recesión debido a la caída de los precios de las materias primas y, sobre todo, a la disminución de la demanda china de recursos naturales. Sin embargo, en 2017 consiguió crecer un leve 1,3%, y con el cambio de Gobierno a principios de año las perspectivas mundiales le auguran una mejor evolución, aunque lenta.

DESTINO, SUDÁFRICA. OBJETIVO, LA EXPANSIÓN

Daniel Fernández llega a Sudáfrica en 2014 como director regional de Bosch Building Technologies para gestionar la implantación de la compañía como comercializadora de soluciones integradas de seguridad y comunicaciones, principalmente circuitos cerrados de televisión (CCTV), sistemas de megafonía y detección de incendios para infraestructuras críticas (aeropuertos o administraciones públicas). Más tarde, en 2014, Bosch decide expander su negocio en África a través de la apertura de sociedades en 11 países de África. Para ello, propone a su directivo liderar este proceso en toda la zona subsahariana, que comprende aquellos países ubicados al sur del desierto del Sáhara (unos 47). En su opinión, por sus niveles de crecimiento económico y de población a 15-20 años vista, esta zona va a ser un área de oportunidad importante para todas las industrias. Y para Bosch es una apuesta de negocio clara a medio-largo plazo en todas sus divisiones.

Así, en estos años su misión ha pivotado sobre 3 ejes: crear un equipo en una región muy extensa -que comprende Angola, Kenia, Mozambique y Sudáfrica- para soportar la expansión en África; implantar las sociedades legales y las oficinas en estos países; y, lo más importante, estar siempre cerca del cliente. Esto último, según Daniel Fernández, ha implicado cambiar el modelo de negocio y pasar de la exportación al local for local, que significa “estar muy cerca del cliente”. El directivo explica que el modelo de negocio inicial no funcionaba en África porque “no basta con presentarse a los concursos públicos; tienes que reunirte con los gobiernos, interesarte por sus necesidades y por el desarrollo de la comunidad… En definitiva, estar cerca de los clientes y entender que las infraestructuras críticas son claves para la seguridad del país”. Y es que, en su opinión, la seguridad en África es un sector muy importante porque posibilita grandes inversiones. Resalta que es un continente que está abriéndose al turismo y que, concretamente, en Sudáfrica, Kenia o Tanzania el turismo de caza y de safaris contribuye de manera significativa al PIB de sus economías y con grandes perspectivas de crecimiento. Y garantizar la seguridad de los turistas será un eje clave de trabajo para el Gobierno.

“La economía sudafricana creció en 2017 un 1,3%, algo más de lo esperado, pero muy por debajo de lo que debería ser para un país en desarrollo con los recursos naturales e industria que tiene”.

UNA NUEVA VIDA EN PRETORIA

Daniel Fernández vive desde 2014 en Pretoria con su mujer Nuria y sus 3 hijos –Pablo y Claudia de 9 años y Martina de 8-. Bosch tiene su headquarter para África en Midrand, que está a 30 km de Pretoria y Johanesburgo. Decidió vivir en Pretoria principalmente por su seguridad. De hecho, comenta como curiosidad que la ciudad está protegida con 350 cámaras IP de Bosch, proyecto en el que él mismo participó, y que serán 600 a finales de 2018.

Pretoria o Tshwane (nombre por el que se pretende cambiar el actual, aunque todavía no se ha aprobado) es la capital administrativa del país donde se concentra el poder ejecutivo, las embajadas y los organismos institucionales. Cabe destacar que Sudáfrica es un país atípico en cuanto a organización institucional: cuenta también con otras dos capitales (la legislativa en Ciudad del Cabo y la judicial en Bloemfontein). Una particularidad que responde a la pluralidad del país enraizada en su historia. Sólo 14 países en todo el mundo tienen más de una capital.

También es un importante centro industrial de hierro y acero, de fundición de cobre, así como de fabricación de automóviles, vagones ferroviarios y maquinaria pesada. Está situada a unos 50 kilómetros al norte de Johannesburgo, a una altitud de aproximadamente 1.400 metros sobre el nivel del mar en un valle rodeado y protegido por las colinas de la cordillera de Magaliesberg, que propicia altas temperaturas durante casi todo el año: sus inviernos son secos y los veranos calurosos, con ocasionales tormentas fuertes.

Con una población estimada de casi 2 millones de habitantes, el área metropolitana de Pretoria es la quinta en importancia de Sudáfrica y uno de los centros de mayor población blanca, teniendo en cuenta que el 90% de la población en el país es de color. Es una ciudad muy cosmopolita y con un gran interés turístico. Se la conoce como ‘la ciudad jacaranda’ debido a los más de 50.000 árboles de este tipo que se alinean en sus grandes avenidas, calles, parques y jardines y que Daniel Fernández recomienda visitar durante la primavera austral (octubre y noviembre), que es cuando florecen estos árboles.

A pesar de ser una ciudad relativamente segura en Sudáfrica, la familia Fernández vive en un condominio cerrado junto al campo de Golf, donde “Bosch participa de nuestra protección con sistemas de intrusión y CCTV” y cerca de zonas verdes donde se puede montar a caballo y disfrutar de la naturaleza, sus principales hobbies. No obstante, destaca que “siempre hay que tomar una serie de precauciones y saber a dónde vas”. Cuenta que recientemente ha viajado junto a su familia al Delta del Okavango en Botswana, atravesando la frontera, y que no han tenido ni visto ningún incidente.

Daniel dice que vivir en Pretoria es como hacerlo en cualquier ciudad europea, con una oferta muy diversa de ocio, cultural, gastronómica, de colegios, pero con una calidad de vida inmejorable porque, entre otras cosas, los precios son un 15%-20% más bajos que en España. Pero hay una cosa que destaca por encima de todo, y es “la sonrisa” de la gente, su alegría, su amabilidad… a pesar de las duras condiciones de vida. Destaca que los sudafricanos no planifican a largo plazo, viven el día a día y disfrutan de lo que tienen. Algo que recomienda deberíamos aprender a hacer en los países desarrollados.

Daniel y toda su familia se han adaptado a la vida sudafricana. Llevan ya 4 años y “esta es su casa”. Sus hijos comenzaron en un colegio sudafricano, lo que les permitió entender mejor su cultura, valorarla e incorporarla a su día a día. También a interrelacionarse con los niños de allí, algo a su juicio, muy importante para su desarrollo. “Mis niños siempre están con una sonrisa, como los sudafricanos”, comenta divertido.

En Pretoria también han hecho otra “familia”; con otros expatriados, sobre todo españoles. Y es que hay unos 1.500 españoles que viven en esta ciudad, que trabajan principalmente en grandes empresas de energías renovables y gas, así como constructoras, unos sectores muy potentes en el país.

SUDÁFRICA, FUENTE DE RIQUEZA POCO APROVECHADA

África es un continente que está sujeto a muchas variaciones y turbulencias tanto económicas como políticas. Y Sudáfrica no escapa de este escenario turbulento. Es la segunda mayor economía africana, por detrás de Nigeria, y uno de los principales hubs financieros. Alberga el 75% de las principales empresas y multinacionales del continente africano porque sus infraestructuras están muy desarrolladas. Su economía depende principalmente del sector servicios (en torno a un 67% del PIB, según el departamento de Estadística de Sudáfrica), la industria y la construcción (30%) -con un importante peso de la minería (8,2%)- y un sector agrícola y pesquero poco relevante (2,4%).

Tras varios años de escaso crecimiento, Sudáfrica se vio al borde de la recesión económica en 2016. La caída de los precios de las materias primas y una disminución de la demanda china impactaron de lleno en su ya frágil economía. No obstante, en 2017 creció un 1,3%, algo más de lo esperado, según datos oficiales.

A pesar de este mínimo crecimiento, Daniel Fernández comenta que no fue un buen año para el país. De hecho, señala que para el consumo y las inversiones fue uno de los peores en 10 años. Las causas: el contexto internacional, la sequía, los problemas de suministro eléctrico y las barreras regulatorias a la inversión, pero principalmente la inestabilidad política y la corrupción. En su opinión, este crecimiento está muy por debajo de lo que debería ser para un país en desarrollo, y con los recursos naturales e industria que tiene dice que debería estar creciendo en torno al 6%. Y esto resalta que imposibilita que haya creación de empleo, lo que está afectando a la confianza de los inversores y el principal motivo por el cual el país fue colocado en bono basura por las principales agencias de ranting. La tasa de paro en 2017 alcanzó el 27,6% (principalmente desempleo juvenil), según el FMI, y un informe del Icex recoge que el 88,7% de la población activa es de color, pero que tan sólo un 27% ocupa cargos directivos. “Esto provoca una gran desigualdad”, se lamenta. De hecho el 80% de la población vive en el umbral de la pobreza.

“Los sudafricanos se caracterizan por su sonrisa, su alegría y su amabilidad, a pesar de las duras condiciones de vida. No planifican a largo plazo, viven el día a día y disfrutan de lo que tienen”.

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