Rosa Galende, C84
Nº 234 – FEBRERO 2021

El mundo rural pierde habitantes año tras año. Cientos de pueblos con una pirámide poblacional muy envejecida corren peligro de desaparecer. Algunas ciudades languidecen también por falta de oportunidades para sus jóvenes. No es una realidad nueva, pero sí cada vez más acuciante.
Los pueblos y ciudades de interior que resisten mejor este fenómeno tienen algo en común: una empresa, con frecuencia del sector agroalimentario, que da empleo, fija población al territorio y en general contribuye a dinamizar la economía local. ¿Alguien se imagina lo que hubiera sido de Aguilar de Campoo sin Gullón, de Aranda de Duero sin Pascual o Alhama de Murcia sin ElPozo? ¿Qué sería de muchas pequeñas producciones agrarias sin cooperativas como Anecoop o Covap?

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El mundo rural existe

El 31 de marzo de 2019 miles de personas se manifestaban en Madrid reclamando soluciones urgentes contra la despoblación y el abando­no institucional en que se encuentran sumergidas grandes zonas de nuestro territorio. Organizada por las plataformas “Teruel Existe” y “¡Soria ya!”, a la manifestación se sumaron más de un centenar de asociaciones de las provincias más golpeadas por el éxodo, el desplome de la natalidad y el envejecimiento de la población, como Cuenca, Huesca, Palencia, Jaén, La Rioja, Zamora, Ciudad Real, Segovia, Ávila, Guadalajara, Cáceres, Badajoz…

Era el grito de auxilio de la “España vaciada”, concepto que se empezó a utilizar por esas fechas para referirse a la ‘España interior’ que no ha vivido ni el desarrollo industrial ni las mieles del turismo. Esa España que el periodista y escritor Sergio del Molino describe con rigor en su libro “La España vacía” (2016), todo un referente para comprender la realidad de un mundo, desatendido y olvidado, que lucha por ganarse su futuro.

Más recientemente, en enero de este mismo año, veía la luz el libro “La España despoblada: crónicas de emigración, abandono y esperanza” del periodista Manuel Campo Vidal. Se trata de un ensayo, con tintes au­tobiográficos, que nos recuerda el origen del problema: la emigración, que se remonta a mediados del siglo XIX, el grave declive demográfico y el abandono oficial de lo rural. Afirma Campo Vidal en su libro que la despoblación es “la antesala de la desertización”, “una herida mortal en el Planeta”, que no solo afecta a la gente de los pueblos sino también de las ciudades. Porque la despoblación, además de ser un problema social de primer orden, desencadena también “un grave problema medioambiental con repercusión en la salud pública, especialmente en los ha­bitantes de las grandes ciudades”. Añade que existe una gran la incomprensión sobre todo esto porque “el mundo urbano vive de espaldas al rural”. La gran paradoja es que “para ganar la batalla el mundo rural ne­cesita que las ciudades no le den la espalda”.

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“El 20% de la población española vive en el 85% del territorio. Este desequilibrio es muy costoso humana y económicamente”.
Manuel Campo Vidal, autor de “La España Despoblada”

El mundo rural necesita ayuda

“El mundo rural necesita despertar”. Lo dice Juanjo Manzano, cofundador de AlmaNatura, una empresa y su fundación, que desde Arroyomolinos de León (población con 950 habitantes, situada en la sierra de Aracena, Huelva) lleva más de 20 años trabajando para reactivar lo rural a través de proyectos público­-privados empoderen a sus habitantes, particularmente a los jóvenes, impulsen nuevos negocios y recursos que generen puestos de trabajo y fijen población en el terreno. Algo que no va a ser fácil tras más de 60 años de migraciones. Algunas cifras que nos aportan desde AlmaNatura nos permiten visualizar claramente el contexto hoy.

  • El 75% de la superficie del país se encuentra deshabitada. La falta de empleo y oportunidades, de entender las necesidades y sensibilidades de la gente joven recién titulada y una comunicación negativa, pesimista, sobre su futuro ha provocado un trasvase continuado de población de los pueblos a la ciudad.
  • De los 8.131 municipios con menos de 10.000 habitantes que tiene nuestro país, el 60% (casi 5.000) tiene menos de 1.000 habitantes y el 16% (unos 1.300) tiene menos de 100 habitantes.
  • Los 1.300 municipios con menos de 100 habitantes difícilmente van a aguantar las embestidas de la despoblación, porque son municipios muy envejecidos, con una media de edad de más de 70 años, donde no nace un niño desde hace más de 20 años. En esas poblaciones “las personas mayores cumplen su ciclo sin que se produzca relevo generacional”, lo que deja pueblos y campos abandonados.
  • El 85% de la población vive en una gran ciudad: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla…
  • El reto demográfico y la despoblación también afecta a las pequeñas ciudades como Teruel (36.000 habitantes), Soria (39.000), Segovia (52.000), Cuenca (54.000), Huesca (56.000), Zamora (60.000), Palencia (78.000) y otras que durante años se nutrieron de pueblos cercanos y ahora encuentran sus caladeros agotados; de hecho son ellas las que nutren a las grandes urbes.

Ante la gravedad del problema, en octubre de 2020 se crea, dentro del Ministerio de Transición Ecológica, una Secretaría General para el Reto Demográfico, con Francesc Boya al frente, quien tiene ante sí un reto inmenso para revertir o al menos equilibrar la situación.

IMPULSO EMPRESARIAL

  • “En los lineales de los supermercados no nacen las sandías; las sandías nacen en el medio rural”.
  • “Las empresas que dan vida a la España vaciada deben siempre recordar que sus diferencias son sus grandes fortalezas”.
  • “Aquellas empresas implicadas en la reactivación de lo rural deben escuchar más a su población. Un poquito. Y aliarse con agentes activos del territorio que tienen gran poder de transformación”.

Juanjo Manzano, Cofundador de AlmaNatura

El mundo rural nos da de comer

El covid­19, que tanto dolor y disrup­ción ha traído a nuestras vidas, ha tenido, no obstante, un efecto colateral positivo, ya que en cierta medida ha permitido cambiar la mirada del mundo urbano sobre lo rural, donde empiezan a pasar cosas interesantes:

Por una parte, en los inicios de la pandemia algunos buscaron en los pueblos un lugar más seguro y agradable donde seguir teletrabajando. “No te imaginas cómo se ha revalorizado el m2 de tierra, aire y sol debido a la pandemia”, comenta Juanjo Manzano.

Asimismo, los duros meses vividos han llevado a algunas personas a plantearse un cambio de vida. Lo neorrural es una tendencia que ya se venía vislumbrando, a veces con tintes románticos, pero la pandemia en cierta medida la impulsa quizás con expectativas más realistas. Algo, pero no lo suficiente. En algunos pueblos la llegada de dos familias ha permitido abrir el colegio o mantener el consultorio médico, pero “para cambiar la envejecida pirámide poblacional se necesita mucho más que dos familias”, dice Juanjo. En Arroyomolinos de León, su pueblo, por ejemplo, con 950 habitantes y 10 o 12 defunciones cada mes, el balance, a pesar de todos los esfuerzos realizados por AlmaNatura, sigue siendo negativo.

Quizás lo más interesante y sólido que ha sucedido en torno a este tema, explica Juanjo Manzano, es que por fin todos nos hemos entera­do de que “en los lineales de los su­permercados no nacen las sandías; las sandías nacen en el medio rural y para eso necesitamos producción en el ámbito rural”. Todos hemos visto como la sociedad aplaudía a los sanitarios y extendía ese aplauso a las empresas y personas que mantuvieron en todo momento su actividad para que no faltasen alimentos en las tiendas y en nuestras casas. Porque como dice Juanjo, “todavía hoy no comemos bits”.

Y, ciertamente, con la pandemia se ha consolidado otra tendencia de consumo que todos los estudios nos venían anunciando: el auge de la preocupación por la salud, la dieta y la sostenibilidad, el interés por los productos locales y la proximidad, un consumo más responsable, la producción ecológica, las historias detrás de los productos, la transparencia…

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  • El equipo de AlmaNatura trabaja para ‘reactivar lo rural’ a través de alianzas público-privadas que empoderen a las personas.

Reactivando lo rural

Si no fuera por las empresas, sobre todo agroalimentarias, que fijan población al territorio la situación de muchos pequeños municipios y ciu­dades sería aún más dramática. ¿Alguien se imagina lo que hubiera sido de Aguilar de Campoo sin Gullón, de Aranda de Duero sin Pascual o Alhama de Murcia sin ElPozo? ¿Qué sería de muchas pequeñas producciones agrarias sin cooperativas como Anecoop o Covap sin empresas como Capsa y García Carrión muy apegadas al terreno? ¿Cuándo dejará de sorprendernos que, más allá del agroalimentario, una empresa como Podoactiva instale sus oficinas y centro de innovación en el Parque Tecnológico Walqa en Cuarte, un pequeño municipio de Huesca con menos de 100 habitantes? ¿O que Asti Mobile Robotics venda su tecnología al mundo desde Madrigalejo del Monte (Burgos) una población con menos de 200 habitantes?

Cada vez son más las compañías que, conscientes de la problemática, se están implicando de forma activa para cambiar la mirada sobre lo rural y aportar soluciones con diferentes enfoques. Recogemos a continuación algunas de ellas:

  • Apoyando la expendeduría del sector agrario. El Programa Puebla, de Corteva Agriscience –empresa agrícola que cotiza en bolsa– y Alianza por una Agricultura Sostenible (ALAS), busca frenar el abandono de la actividad agrícola en el medio rural, premiando aquellos que fomenten el futuro del campo y el relevo generacional.
  • Promoviendo la emigración inversa. Holapueblo, un programa de Correos, Red Eléctrica y AlmaNatura, trata de revertir la despoblación ayudando a personas emprendedoras a instalarse y desarrollar sus ideas de negocio en pequeños municipios, contribuyendo a reactivar la actividad económica del territorio.
  • Impulsando el empoderamiento y el emprendimiento de la mujer rural. El proyecto Gira Mujeres, de CocaCola y AlmaNatura, que trabaja con el empoderamiento emprendimiento y femenino en el ámbito rural en el 100% del territorio.
  • Apalancándose en los fondos Next Generation. Estos fondos son una gran oportunidad para reactivar lo rural. Así lo han en­tendido las organizaciones interprofesionales, asociaciones y empresas del sector cárnico español, que aspiran a mover 3.500 euros (mitad públicos y mitad privados) que permitan mejorar la competitividad de toda la cadena de valor: ganaderos, mataderos, salas de despiece, industria del frío y de transformación. Todo ello actuando en cuatro áreas estratégicas: digitalización, sostenibilidad, cohesión territorial con el medio rural y creación de empleo femenino y joven. Lideran el proyecto 21 empresas del sector, entre ellas Campofrío, Covap, Costa Brava Mediterranean Foods, Encinar de Umienta, Grupo Fuertes (El Pozo), Osborne, Vall Companys y Uvesa–, cuenta con Hispasat y Telefónica como socios tecnológicos y Llorente y Cuenca como secretaría técnica.
  • Valorizando el sector agrario. El año pasado Anecoop lanzó una campaña de comunicación de su marca Bouquet bajo el lema “Raciones de vida para el campo”, pidiendo el respaldo de la sociedad a la agricultura y reivindicando su carácter insustituible como motor económico del país y medio de vida de miles de familias. En su momento su presidente Alejandro Monzón y su director general, Joan Mir, recordaban el gran trabajo desarrollado por el sector agrícola nacional durante la crisis del coronavirus, abasteciendo de alimentos básicos a la población a pesar de todos los obstáculos, y reclamaban una toma de conciencia sobre su importancia estratégica para alimentar a la población y también para “dar vida al campo, evitando su abandono y luchando contra una España vaciada mayor”.
  • Promoviendo el consumo de productos locales. El club gourmet Delicias de Aquí, para amantes de la gastronomía, nace en septiembre de 2020 con el objetivo de dar a conocer productos locales y marcas españolas, apoyar a los pequeños y medianos productores y acercar hasta el domicilio alimentos de primerísima calidad que no se encuentran en los lineales de las grandes superficies. También Correos lleva años empujando el desarrollo de los pequeños productores locales de las zonas rurales de toda España a través de su plataforma Correos Market.
  • Dando servicio a la población local. Un pueblo sin su bar y sin comercio es un pueblo en clara decadencia; sin presente y sin futuro. Los pueblos necesitan lugares de encuentro, que faciliten la conversación y el intercambio de ideas. Por eso son tan importantes esos pequeños negocios que animan el comercio local, como las pequeñas tiendas que además facilitan la vida evitando desplazamientos para las compras cotidianas. Covirán es una de esas enseñas apegadas al terreno, que ha hecho de la proximidad o ultraproximidad su bandera. Seis de cada diez de los supermercados Covirán están ubicados en pequeños núcleos de población. 512 tiendas en total dan un servicio de proximidad a la población rural, evitando que sus habitantes se desplacen una media de 10,9 kilómetros para poder realizar sus compras. El compromiso de Covirán alcanza también a los proveedores locales, ya que estos productos ocupan un espacio destacado dentro de su surtido.

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Pero más allá de estas iniciativas, Juanjo Manzano ve nuevos yacimientos de empleo en el ámbito rural ligados al turismo hiperespecializado –alojamientos para personas con perro, para los cicloturistas…–, al e­commcerce –de la granja a la mesa–, las marcas certificadas y ecológicas, la revalorización de las materias primas locales y sostenibles a través de productos manufac­turados. Arroyomolinos de León, explica Juanjo, está ubicado en un parque natural, reserva de la biosfera, con amplias dehesas en las que predominan encinas y alcornoques. Desde su punto de vista la industria manufacturera del corcho es una oportunidad real para la zona. “¿Por qué en lugar de vender el corcho para que otra industria lo transforme no hacemos aquí bolsos, suelas de zapatos, paneles para cubrir las paredes… y damos empleo local?”. Desde su punto de vista, “los recursos están: lo que hace falta es per­sonas emprendedoras que quieran convertir los recursos endógenos en una oportunidad de empleo para la zona”. Definitivamente, “el mundo rural necesita despertar” pero, como dice Manuel Campo Vidal en su libro, la despoblación es una cuestión de estado y “todos deberíamos implicarnos en solucionarla, porque sin pueblos no hay futuro, tampoco para las ciudades”.

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¿Tu empresa da vida a un pequeño pueblo o ciudad de la denominada ‘España vaciada’?

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