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Gustavo Nuñez, Director General de España y Portugal de Nielsen

Las clásicas fórmulas ‘anti-aging’ o de rejuvenecimiento. Son un simple efecto cosmético al lado de los avances que se avecinan: Inmortalidad, rejuvenecimiento, prevención de las enfermedades mediante lectura genética, nuevas fuentes de alimentación… son algunas de las revoluciones que vienen. Sobre todo ello y sobre los efectos que generarán en nuestro día a día, habla José Luis Cordeiro, director del Millennium Project, Miembro de la academia mundial de Arte y Ciencia y uno de los profesores fundadores de la Singularity University, una entidad promovida por Google y la NASA. Con sus ideas sobre las posibilidades de la tecnología y su descripción arrolladora, Cordeiro abre la mente a todo aquel que le atiende. Además, se atreve a apuntar en el calendario la fecha que va a cambiar el mundo tal y como lo conocemos hoy: 2045.

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José Luis Cordeiro: “NO NOS DEBE ASUSTAR EL CAMBIO. LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL NO ES MALA, LA ESTUPIDEZ HUMANA, SÍ”

José Luis Cordeiro: Antes de empezar, me gustaría felicitarle. 

Gustavo Núñez: ¿Por qué? 

JC: Porque usted va a formar parte de la primera generación de inmortales. 

GN. ¿De verdad cree que viviremos para contarlo? 

JC. Por supuesto. ¿Por qué no? En las dos últimas décadas hemos visto cómo la humanidad ha evolucionado más que en los dos últimos milenios. Y los avances científicos y tecnológicos crecen a un ritmo exponencial. De hecho, ya existe. En la naturaleza hay seres inmortales, como las bacterias, las medusas y algunos corales. Y hay organismos que también lo son, como las células germinales o las cancerígenas, que son inmortales biológicamente mientras tengan comida o mientras no sean presa de un organismo superior. Es decir, sabemos que la inmortalidad es posible porque ya existe. La vida apareció para vivir. No para morir. 

GN. ¿Para cuándo pronostica tal hazaña? 

JC. Todo va a cambiar en el 2045. Para entonces vamos a tener tratamientos de rejuvenecimiento que funcionen. Para dejarlo claro: en 30 años yo pienso ser más joven que hoy, no más viejo. De hecho, en Estados Unidos hay hasta 4 centros de criopreservación y rejuvenecimiento. 

GN. ¿Cómo puede estar tan seguro? ¿Qué evidencias tiene? 

JC. Hay un conjunto de descubrimientos que invitan a pensar que así será. Por ejemplo, recientemente, un equipo dirigido por Juan Carlos Izpisúa, un científico español en California, ha logrado rejuvenecer ratones reprogramando sus células hasta un 40%. Otro ejemplo es el de María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que ha logrado extender la vida de los ratones en tres ocasiones. Y hay muchos más casos como estos. 

GN. Experimentar con ratones es la antesala de hacerlo con humanos, ya que comparten una estructura orgánica básica, pero a pequeña escala. ¿Hay casos de rejuvenecimiento con humanos? 

JC. Sí. El Dr. Bill Andrews, experto mundial en telómeros –uno de los principales indicadores de la edad biológica–, está haciendo un tratamiento experimental con una paciente estadounidense que lleva un año en un proceso de rejuvenecimiento para el que se prestó voluntaria. Ella se tuvo que ir de EEUU ya que incluso allí es ilegal, porque el US Food and Drug Adminitration –FDA– es sumamente estricto y no permite experimentar con cosas así a menos que se hayan pasado 4 fases de experimentos previos. Y sin ir más lejos, el año pasado, yo mismo me encargué de la primera criopreservación de un ciudadano español. 

GN. ¿Se lo permitieron? Este tipo de desarrollos presentan muchos retos, sobre todo, en el campo legal. 

JC. Efectivamente, en la mayoría de países no está regulado, por lo tanto, no está permitido. Después de iniciarle el procedimiento tuvimos que sacarlo de España, porque era alegal. Es por eso que ya estoy trabajando con varios bufetes de abogados para crear leyes que acojan estas casuísticas. 

GN. Una de las grandes preocupaciones en España es el envejecimiento de la población. En el 2015 murió más gente de la que nació. Es decir, la gente se preocupa por envejecer mejor. 

JC. Sí. De hecho, lo que nosotros planteamos es más radical: es rejuvenecer. En 30 años pienso que voy a ser más joven que hoy. Trabajo para eso. Y todo indica que podemos llegar a ello. En la última década, los científicos han logrado avances impensables. Han reprogramado células cambiando solo cuatro genes, volviéndolas a su condición primaria y convirtiéndolas en células pluripotenciales. Y hasta han transformado una célula de la piel en una neurona. ¿Cómo? Activando y desactivando ciertos genes, ya que ambas células comparten el mismo genoma. La única diferencia es que en una tipología de células hay genes que se expresan y en otras no. Todo esto que parece magia es el inicio de un cambio radical. 

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“PASAREMOS DE HUMANOS A POST-HUMANOS. EL SALTO QUE VIENE SERÁ EQUIPARABLE AL SALTO DE UNA BACTERIA A UN HUMANO”.

LA EVOLUCIÓN, EN NUESTRAS MANOS 

GN. ¿Tenemos ahora en nuestras manos una evolución tenológica más allá de la biológica? 

JC. Sí. Abandonamos la evolución biológica. Y damos paso a una evolución tecnológica. La historia de la evolución humana es la historia de una suma de errores y mutaciones casuales que nos han traído hasta lo que somos hoy. No nos olvidemos: compartimos un 99% de genes con los chimpancés. Somos casi chimpancés. Estamos aquí por prueba y error. Por coincidencia. Ahora lo que proponemos es ir más allá: volvernos más inteligentes por diseño. 

GN. Parece que fenómenos como la inmortalidad deben pasar por las fases que cruza la tecnología: al principio son caras e inaccesibles, pero finalmente, por intereses (económicos, sociales, etc.) se escalan y finalmente son accesibles y se democratiza su uso. ¿Cree que en este tipo de cosas interesará que todo el mundo tenga acceso? 

JC. Justamente traigo conmigo un ‘gen-chip’, un chip que sirve para secuenciar genes. Este aparato permite, entre otras cosas, prever cuáles son las enfermedades que, con más probabilidad, vas a tener en los próximos años de acuerdo con tus características. Esto es vital para prevenir enfermedades y no para curarlas, como pasa hoy. El primero que se creó costó más de un billón de pólares. Hoy, cuesta 800 dólares. Y en el 2025 va a costar 10 dólares. Es decir, en pocos años va a ser tan barato que lo van a regalar como publicidad, en una caja de detergente o de jabón, por decirlo así. 

GN. Viene una revolución en el área médica. 

JC. Sí, y además no viene de la medicina. Por eso los médicos no la entienden, no se la creen y muchas veces la niegan. Estas revoluciones vienen de otros campos. Por ejemplo, Google invirtió más de 1 billón y medio de dólares para crear California Life Company –Calico–, cuyo objetivo es curar el envejecimiento. Otro ejemplo viene de Facebook. Mark Zuckerberg y su esposa, Priscilla Chan, que es médico, donaron toda su fortuna para curar 3 grupos de enfermedades durante los próximos 10 años. Y Microsoft anunció que va a curar el cáncer en la próxima década. ¿Por qué en solo ese tiempo? El cáncer es una mutación de los genes. Si eres capaz de secuenciar una célula normal y una cancerígena, puedes ver las diferencias y rectificar sus mutaciones. Estamos muy cerca de poder curar el cáncer. El reto es mayúsculo: una generación quiere acabar con todas las enfermedades. 

GN. Sin embargo, la magnitud de los cambios que vienen trasciende la biología. En muchos casos, gracias a la tecnología, seremos capaces de multiplicar nuestras capacidades como humanos. 

JC. Vamos hacia un mundo post-biológico. Yo creo que la biología nos ha servido para llegar hasta aquí. Pero ya no nos sirve, por ejemplo, para ir al espacio, etc. El cuerpo humano se deteriora muy rápido. El cambio que viene será radical. No será una transición de un Homo Habilis a un Homo Erectus. Será equiparable al salto de una bacteria a un humano. Pasaremos de humanos a post-humanos. 

GN. Hemos visto casos de cíborgs que amplían las capacidades humanas con tecnología implantada en el cuerpo, que incluso les permite ser capaces de desarrollar nuevas habilidades y sensaciones. ¿Qué capacidades augura que tendrá ese ‘post-humano’? 

JC. Muchísimas. Para empezar, mejorara nuestro cerebro, que tiene una capacidad de memoria limitada y una velocidad de procesamiento lenta, de 10 Hertz por segundo. Para que nos hagamos una idea: cualquier ordenador funciona en Giga Hertz. Es decir, es millones de veces más rápido que nuestro cerebro. Por tanto, con un cerebro aumentado va a poder procesar toda su vida en un solo segundo. Nuestro cerebro no va a tener límites de conocimientos ni de recuerdos. Incluso, telepáticamente vamos a poder transmitir todo tipo de conocimiento entre cerebros y máquinas, con todo lo que eso implica. 

GN. Serguéi Brin, cofundador de Google, también ha dicho en alguna ocasión que él quiere descargar conocimiento en su cerebro.

JC. Sí, de hecho, Google quiere ser una tercera mitad de tu cerebro. Y es que el mundo real es muy pequeño, limitado y lento. Todo lo que me gustaría decirte está en mi mente. Pero no puedo trasladártelo de otra manera que traduciéndolo en palabras y articulando sonidos a través de mi boca. Pero Google no es el único. Elon Musk, más conocido por ser el CEO de Tesla, está desarrollando Neuralink, que pretende conectar las neuronas cerebrales con internet, precisamente para evitar perder tiempo en hablar o escribir, dos actividades muy primitivas, de banda estrecha y poca velocidad. 

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“VIVIMOS LOS PRIMEROS PASOS DE LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA, QUE NOS VA A PERMITIR PRODUCIR DE TODO Y MÁS BARATO, ASÍ COMO VIVIR MÁS”.

GN. Nuestra mente estará en la nube, por así decirlo, y conectada con otras mentes. Este parece que es el futuro. Yo siempre digo que el próximo CEO de IBM debería ser Watson, su sistema informático de inteligencia artificial. Pero hasta entonces nos encontraremos en un periodo de transición donde se van a distinguir claramente dos inteligencias: la humana y la artificial. ¿Cómo pueden combinarse ambas para sacarles el máximo partido? 

JC. La inteligencia artificial va a ser superior a la humana. Es por eso que debemos fusionarnos con ella. En Estados Unidos soy asesor técnico del partido transhumanista, sexto en las últimas elecciones americanas. Y nosotros proponemos que en 10 años el presidente de EEUU tiene que ser un robot. O sea, no solo creemos que la inteligencia artificial debe llegar a las empresas, como usted sugiere, sino al mando de la primera potencia mundial. No debemos tenerle miedo a la inteligencia artificial. ¡Nos ayudará a ser más inteligentes! La inteligencia artificial no es mala. Lo que es malo es la estupidez humana, que es infinita y además natural por definición. Y si tenemos la oportunidad de ser más listos, ¿cómo vamos a decir que no? 

COMER EN EL FUTURO 

GN. Hay una serie de elementos que parecen secundarios, debido a la trascendencia de lo que estamos hablando, pero que son de vital importancia. Hoy, hay una corriente que nos lleva de vuelta a lo natural, a la comida orgánica y a evitar los alimentos transgénicos. Sin embargo, esto ya lo probamos en la edad media, cuando la esperanza de vida era de 30 años y no nos fue muy bien… ¿Cuáles cree que serán nuestras necesidades cuando seamos ‘inmortales’? ¿Seguirá siendo el alimento nuestro combustible? 

JC. Los seres humanos somos baratos de mantener. Pero, sobre todo, somos baratos de hacer. En primer lugar, una persona se concibe sin ningún tipo de coste. En segundo lugar, y en términos de materia prima, un ser humano ya formado no cuesta ni 100 dólares. Somos 70% agua, y no precisamente agua depurada y de lujo. Y el otro 30% de lo que nos hace químicamente humanos está compuesto por los elementos más abundantes y baratos del planeta: carbón, sodio, potasio, nitrógeno… 

GN. Si se mantiene el actual ritmo de crecimiento poblacional a nivel mundial corremos el riesgo de acabar los recursos disponibles.

JC. Con la nanotecnología vamos a poder modificar la materia átomo a átomo. Estimo que vamos a ser capaces de crear un quilogramo o un litro de cualquier producto por un dólar. En 20 años, con nanotecnología, vamos a poder desayunar un kilo de caviar, si nos aguanta el estómago, por un dólar. O un litro de champagne por el mismo coste. 

GN. Parece que la tecnología, una vez más, nos va a permitir superar el reto de la disponibilidad de productos. 

JC. Sí, es un debate recurrente a lo largo de la historia reciente. El economista Thomas R. Malthus hace poco más de dos siglos dijo que la población del mundo había llegado a su límite. Afirmaba que Inglaterra, que tenía 6 millones de habitantes, no podía alimentar a más bocas y que, en consecuencia, era el fin de la humanidad. Pero no fue cierto. En realidad, era el fin con la tecnología que ellos tenían, que era muy primitiva. Paralelamente, en ese momento histórico nacía la industrialización, cuyos efectos futuros no fueron contemplados por Malthus y permitieron generar muchos productos a muy bajo coste y optimizando así el terreno. Este tipo de avances tecnológicos han permitido que la población británica que se dedicaba a la agricultura pasara del 80% entonces al 2% actual. 

GN. Hubo una transformación masiva en las fuentes de trabajo y de producción. Y parece que va a seguir siendo así en los próximos años. A su parecer, ¿qué sectores van a ser decisivos y estratégicos? 

JC. La tecnología va a cambiar casi todos los sectores. Pero si tuviera que elegir dos, diría: educación, porque cada 20 años nos vamos a tener que reinventar, y salud, porque la gente va a vivir más años y va a querer vivir mejor. Los 80 años van a ser los nuevos 60 años. Y luego serán los nuevos 40. 

“EL CEO DE TESLA, ELON MUSK, A TRAVÉS DE NEURALINK PRETENDE CONECTAR LAS NEURONAS CON INTERNET PARA EVITAR HABLAR O ESCRIBIR, DOS ACTIVIDADES PRIMITIVAS, DE BANDA ESTRECHA Y POCA VELOCIDAD”.

GN. ¿Podría dar algún consejo para saber qué áreas deben trabajar a partir de ahora las empresas? 

JC. Sobre todo, crecer e invertir en tecnología. Hay sectores que van a seguir creciendo porque son importantes. Sobre todo, aquellos que tienen que ver con la tecnología, porque es lo que va a cambiar el mundo en todas las áreas. Por ejemplo, la inteligencia artificial va a permitir que muchas compañías sean más productivas, tengan menos insumos y dispongan de más producción. Durante los próximos 20 años, veremos mucha tecnología aplicada a la inteligencia artificial, a la robótica, a los drones… 

GN. En el futuro, desaparecerán muchos de los trabajos actuales. Y aparecerán nuevos. Pero más allá de eso, parece que los esfuerzos dirigidos a la mejora de la automatización y la inteligencia artificial revertirán en una menor empleabilidad de la humanidad. ¿Qué sistemas cree que se van a aplicar para paliar el impacto que va a tener sobre la gente? 

JC. Déjeme resumir de dónde venimos para ver hacia dónde vamos. Para ello distinguiría tres grandes revoluciones en el mundo del trabajo: 

  1. La revolución agrícola. Hace 60.000 años éramos cazadores y pescadores. Trabajábamos todos los días y a todas horas. Y si no trabajábamos, no comíamos. Y si no, nos comía un león. Entonces, se inventó la agricultura, que cambió totalmente la fuerza laboral. Pasamos de cazadores a agricultores. Este cambio nos permitió planificar y reservar comida. 
  2. La revolución industrial. Hace dos siglos, vino la revolución industrial, cuando empezamos a ser empresarios, abogados, periodistas, ingenieros, economistas, etc. Con la revolución industrial se formalizó el sábado como día festivo. 
  3. La revolución tecnológica. Vivimos los primeros pasos de esta etapa. Esta etapa nos va a permitir, por un lado, producir de todo y más barato. Por otro lado, vamos a vivir más. Y, además, aparecerán nuevas profesiones y nuevas necesidades profesionales a las que hoy la mayoría de las universidades no dan respuesta. En Francia redujeron la jornada laboral. Ya hay compañías que están dando un tercer día festivo a sus empleados, como en California, donde hay compañías que trabajan solo 4 días. Y otras, como en Google, en las que se trabaja 5 días y ese quinto lo invierten en ‘tirar adelante un proyecto de interés personal’, aunque en realidad esto ya se ve desde hace 10 años en Google. 
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“LA MAYORÍA DE PROFESIONES QUE CONOCEMOS HOY VAN A DESAPARECER MAÑANA. EL FUTURO DEL TRABAJO ES QUE EL TRABAJO NO TIENE FUTURO”.

GN. Parece que la tendencia es optimizar el tiempo de trabajo. ¿Cree que en el futuro el trabajo va a desaparecer? 

JC. El futuro del trabajo es que el trabajo no tiene futuro. ¿Por qué? Va a cambiar radicalmente. ¿Por qué lo que uno quiere para su vida es un empleo de 9h a 17h? Esto va a desaparecer. Igual que la mayoría de actividades profesionales que conocemos hoy. Tenemos muchas cosas por hacer, como iniciar la colonización del resto del sistema solar. Y para todo ello el primer paso es prepararnos para ser transhumanos. El segundo paso es encontrar las claves de la vida eterna. Y justo después buscar las fórmulas para rejuvenecer y perder años de verdad. De momento, solo tenemos que dejar que la ciencia siga su curso y esperar hasta el 2045. “

Gustavo Núñez

Gustavo Núñez

Director General de Nielsen

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