Cómo el diseño de proteínas con IA puede resolver los grandes retos de la alimentación

La startup Shiru, pionera en el desarrollo de ingredientes sostenibles mediante inteligencia artificial, ha lanzado el Protein Design Institute, una iniciativa que busca transformar los pilares invisibles pero fundamentales de lo que comemos: las proteínas funcionales.
El objetivo es ambicioso, pero claro: reimaginar las proteínas desde cero para abordar desafíos críticos en la industria alimentaria y el medio ambiente. Gracias a la combinación de IA, biología sintética y química computacional, el instituto pretende diseñar proteínas a medida con tres aplicaciones prioritarias:
- Proteger cultivos sin pesticidas: creando proteínas capaces de actuar como escudo frente a enfermedades fúngicas y bacterianas.
- Eliminar PFAS y químicos tóxicos: desarrollando proteínas con propiedades antiadherentes y resistentes al agua, como alternativa segura en envases alimentarios.
- Reducir alérgenos alimentarios: rediseñando las proteínas responsables de alergias comunes en productos como la soja, el trigo o los frutos secos.
A diferencia de los desarrollos académicos tradicionales, el nuevo instituto nace con un enfoque práctico y colaborativo: trabajará directamente con empresas de bienes de consumo (CPG) para acelerar la validación y aplicación de estas proteínas en productos reales.
Según Jasmin Hume, CEO de Shiru:
“Necesitamos rediseñar el sistema alimentario desde su base molecular. Las proteínas son un componente clave, y hoy tenemos las herramientas para reimaginar cómo se comportan y qué funciones cumplen”.
¿Qué es el diseño de proteínas?
Es una disciplina emergente que permite crear proteínas nuevas o mejorar las existentes para que cumplan funciones muy específicas. No se trata solo de replicar lo que ya existe en la naturaleza, sino de ir más allá: modificar su estructura para que sean más estables, seguras, sostenibles y funcionales, desde mejorar la textura de un yogur vegetal hasta degradar contaminantes persistentes.
La IA permite explorar millones de combinaciones y simular su comportamiento antes de pasar al laboratorio, reduciendo drásticamente los tiempos de innovación.
Este avance no solo amplía el campo de las proteínas alternativas, sino que abre la puerta a una nueva generación de ingredientes inteligentes, diseñados para mejorar la salud, la sostenibilidad y la funcionalidad de los productos que consumimos a diario.
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